David Llorente, en el momento del triunfo. Real Federación Española de Piragüismo

Título nacional con piragua nueva para David Llorente

El segoviano refuerza su confianza para el Mundial de Australia tras una victoria holgada en K-1 con una embarcación más pesada testada por el campeón olímpico

Lunes, 18 de agosto 2025, 17:20

En un panorama con tanta prueba de la Copa del Mundo, Europeos y Mundiales, un campeonato de España puede sonar a premio menor, pero no ... lo es. Tras una década en el piragüismo en aguas bravas, David Llorente ha vivido el auge en la base tras el atractivo de buenas participaciones olímpicas como la suya –décimo en Tokio en 2021– que llevó a las aguas leonesas de Sabero a 25 clubes –un récord– con palistas que sumaron 288 salidas. Y lo mejor de la selección española, gente como Pau Echaniz, bronce el año pasado en los Juegos de París, la medalla con la que se confirmó en K-1 detrás del segoviano, que se impuso por una distancia sideral de 3,5 segundos. Un resultado que sirve de chute de autoestima de cara al Mundial que se celebra la primera semana de octubre en Australia y de puesta a punto de su nueva piragua, que le acompañará a Oceanía.

Publicidad

No es algo baladí. A Llorente no le gusta utilizar piraguas nuevas. Y como entre la élite del piragüismo no hay los recelos, le compró una al último campeón olímpico de K-1, Giovanni de Gennaro. «La gente cambia pirgua cada seis meses y yo llevaba con la mía dos años. Si él ha conseguido ser rápido y yo no lo soy, sé que no es por la piragua. No quiero excusas». Había comprado otra, pero era pequeña y tuvo que revenderla. Así que aprovechó la ocasión. A priori, un reto, porque el italiano pesa cuatro kilos más que él y la embarcación tiene más volumen, especialmente para alguien como él que, además, está limando su báscula para ganar resistencia láctica y sobrevivir a los apretones de las rondas finales del Kayak Cross, su otra disciplina, que pone en liza a cuatro palistas a la vez y elimina a los dos más lentos. «Es algo ínfimo, no estoy pasando hambre, pero soy de los más musculados en la parte de arriba y eso también hace que me desequilibre más. Quería darle una vuelta a la tortilla».

Con esos mimbres se plantó el pasado fin de semana en el León. «Fui sin saber cómo me iba a responder porque era un río con poco desnivel y la piragua, a priori, debía ser un poco más lenta». No fue el caso: salió «a por todas» en la final y paró el crono en 76.48. Miquel Travé, su compañero de entrenamiento, fue segundo con 80.06. Un oro que sirve de punto de inflexión al fiasco de la Copa del Mundo de Praga, donde cayo eliminado por tiempos en la preliminar de Kayak Cross por asegurar demasiado la bajada, una sorpresa, pues es un fijo en el ramillete de candidatos a medalla. Una prueba incierta al extremo, incluso en el campeonato de España: tanto él como los dos olímpicos en 2024 –Echaniz y Mano Ochoa– quedaron apeados en semis por una penalización.

En el podio.

Tras una parada exprés por Segovia para participar en la entrega de becas de la Diputación de Segovia, afronta el penúltimo apretón del calendario con las dos últimas pruebas de la Copa de Mundo: la semana que viene en Liubliana (Eslovenia) y Augsburgo (Alemania). En la primera participará en K-1 y Kayak Cross, la modalidad que repetirá una semana después. El 10 de septiembre pone rumbo a Australia para tres semanas de preparación en el canal olímpico de los Juegos de Sídney 2000, en Penrith, a una hora. «Mi baza está en el Mundial». Allí apostará por K-1 y Kayak Cross, una disciplina en la que se ve con más opciones –es sexto en el ranking mundial y ostenta este año puestos en el top-8 en el Europeo y en dos Copas del Mundo– pero solo a priori. «En el Slalom tengo menos opciones, pero me sale una buena bajada como el otro día en Sabero, me meto en final y puedo hacer una medalla. Es un deporte tan abierto que puede pasar cosa. Lo bueno es ser competitivo en las dos y que al menos una salga bien».

Publicidad

Una incertidumbre que tras tantos grandes campeonatos asume con normalidad. «Lo único que puedo hacer es trabajar lo mejor posible de aquí hasta el Mundial». Con esa ganancia marginal de peso espera ganar flotabilidad y eficiencia. «No llegar tan cansado abajo e igual fallar un poco menos. La adrenalina, esos nervios positivos de un Mundial y el trabajo que he hecho harán que llegue lo mejor preparado. Luego ya…». La preparación puede ser perfecta, pero atascarse en una puerta echa todo al traste. «Como yo hay 20 o 25 que lo han hecho todo bien y pueden ganar. Ponte que sean 10 en Kayak Cross. Es una putada pero, a la vez, lo hace bonito». Será su quinto viaje a Australia.

Mientras apura su preparación sobre el agua, ha terminado este verano su grado de Nutrición Humana y Dietética, que cursa con la Universidad Isabel I, uno de sus patrocinadores. Una titulación con la que complementa su grado en INEF y su máster específico en nutrición deportiva. Así se labra un futuro después del piragüismo, tocando todos los palos para ser, quien sabe, entrenador. Le queda terminar la parte práctica y el trabajo final, pero no tardará en prescribir recetas. Aunque también se guarda la bala de terminar una ingeniería informática y cambiar radicalmente de vida. El objetivo es completar todo en este ciclo olímpico que vence en Los Ángeles 2028. Mientras, seguirá lanzándose a canales de aguas bravas sabiendo que los meses de preparación que deja a la espalda son solo el ticket para entrar en la ruleta rusa. Un año condensado en minuto y medio. O en una pelea sin cuartel entre piraguas pilotadas por la misma ambición que la suya. Una fórmula tan agónica como adictiva. Ahí seguirá buscando la cuadratura del círculo. Esta vez, en las antípodas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad