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La talla es introducida en el equipo de tomografía computarizada.

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La talla es introducida en el equipo de tomografía computarizada. Antonio Tanarro

Le hacen un TAC a una talla de Cristo Yacente para intentar devolverle la movilidad

La prueba forma parte del estudio para devolver la movilidad al Cristo de la Vera Cruz de Béjar, del siglo XIV

claudia carrascal

Segovia

Jueves, 26 de abril 2018

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Como si de un paciente más se tratase, el Cristo Yacente de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Béjar (Salamanca) ha sido trasladado desde una camilla hasta un equipo de tomografía computarizada (TAC) con el fin de conocer más datos de su autoría y año de construcción, así como de su estado interno para tratar de devolverle la movilidad que tenía hasta los años 40.

La cofradía bejarana, que tiene más de 600 años de antigüedad, realizaba con esta talla el descenso de la cruz hasta que en los años 40 el escultor Francisco González Macías fijó la pieza, evitando así su movilidad. Tal y como explicó la restauradora encargada del estudio del Cristo, Rosa María Rodríguez, se desconocen las causas, aunque todo parece indicar que «no estaba en buenas condiciones».

El objetivo de esta prueba médica es determinar el estado del soporte, así como la existencia de posibles deterioros en el interior. Primero se comprobarán los anclajes y apuntalajes y se evaluará la posibilidad de devolver a la talla su movilidad original para así recuperar la tradición del descendimiento. Eso sí, la intervención solo se realizará en caso de no existir riesgos de ocasionar algún tipo de daño a la talla, advirtió.

La posibilidad de obtener más información sobre la autoría de esta pieza, propiedad de la cofradía, y de confirmar la fecha de creación, en torno al siglo XIV, son otros de los motivos que han incentivado el estudio. «No existe ningún tipo de documentación sobre este Cristo y sabemos que muchas tallas de este estilo tienen una especie de secreto en el paño de pureza que puede aportar más información», relató.

La técnica empleada ha sido la misma que con un cuerpo humano, introducirlo en el aparato y ver como los rayos X absorben las distintas densidades para reconstruir el interior. En un primer momento, el director del centro médico Los Tilos, Alberto Sonlleva, confirmó la existencia de piezas de madera y ensamblajes que presentan alguna oquedad. Además, indicó que la falta de articulación se debe a unos clavos existentes en el hombro izquierdo. El último paso antes de obtener el diagnóstico definitivo es la reconstrucción tridimensional a través de las imágenes obtenidas. No obstante, Sonlleva aseguró que «para los años que tiene se encuentra bastante sano».

Esta técnica no es muy común para el estudio de obras artísticas, ya que solo se reciben peticiones ocasionales, aunque, tal y como detalló se trata de una herramienta «muy útil e interesante» para determinar si se han producido modificaciones, comprobar su estado, e incluso, verificar su autoría. Eso sí, más pionera es la intención de corroborar la viabilidad de una intervención futura a través de esta prueba, aseveró.

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