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Una de las becerradas en el recinto taurino que se monta para las fiestas. El Norte

Muñopedro: Nunca es tarde para unas buenas fiestas

Los festejos taurinos son una parte importante de la programación festiva con sueltas de vaquillas y becerradas

Jueves, 26 de septiembre 2019, 12:43

Muñopedro desmiente estereotipos: que las fiestas son tarde, que tiene que hacer malo, que hay poca gente… Nada de eso importa para un pueblo con más peñistas que vecinos. La localidad cuenta con 521 peñistas, una cifra que supera el número de habitantes censados, unos 340. «El 90% son hijos de aquí más novios, novias, amigos, agregados… Todo el mundo se apunta, desde luego no nos podemos quejar de la colaboración», agradece el teniente de alcalde, Santos Rodrigo, de cara a las fiestas en honor al arcángel San Miguel, que arrancan hoy y se prolongan hasta el lunes.

San Miguel, el 29 de septiembre, y el día después son festivos en Muñopedro. Las fiestas aprovechan el fin de semana anterior o el posterior para un calendario con cinco días de festejos, salvo los bisiestos, que son seis. Ya el fin de semana pasado, con motivo de la semana cultural, hubo diversas actuaciones musicales, discomóviles o comidas en la plaza. Además, el pueblo tiene una cofradía que honra a su Virgen el primer domingo de octubre. Hace años, coincidía por calendario con el final de las fiestas. Recientemente, cuando esto ocurre se pasa esta festividad al siguiente domingo porque, como resume el teniente de alcalde, «ni se está de fiesta ni se está de Virgen». Al tratarse de un acto multitudinario para el pueblo, desde los más mayores a los jóvenes, se optó por separar ambos festejos.

El pregón de las fiestas lo dará esta noche a partir de las 22:00 horas la peña El Descontrol. Sigue el orden de los últimos años por los que las peñas van disfrutando de este honor en un orden aproximado de edad, con los mayores primero. Ha ido corriendo el turno y este año se cumple el décimo. Esta peña, que surgió como un grupo de adolescentes hace una década, está integrada por un grueso de veinteañeros. Rodrigo esgrime peñas extensas y asegura que la media está en torno a las 50 personas.

Los festejos taurinos son una parte principal del programa de Muñopedro. Empieza con una suelta de vaquillas en la madrugada de hoy a mañana a las 3:30 horas por una de las calles del pueblo, desde la plaza de toros, etiquetada como tradicional porque su perímetro se delimita gracias a la ayuda de remolques que sirven como gradas improvisadas. Habrá otra suelta mañana a las nueve de la noche. Mientras, los del sábado y lunes (a las 11:30 horas) serán con becerros.

A casa del alcalde

Al hilo de la tradición taurina está la costumbre de ir a buscar al alcalde a su casa antes de las becerradas, que serán el sábado y el lunes a las 18:00 horas. La costumbre, con más de tres decenios de vigencia, arrancó con el regidor invitando en la puerta a unos bollos y a unos chupitos, con la charanga amenizando la estampa. «Es una parte que hemos tenido que incluir y poner un horario porque antes estaba incluida en los toros y resulta que te lleva una hora más», aseguran.

Los niños harán pellas mañana para disfrutar del parque infantil, tanto por la mañana como por la tarde. «El problema principal de las fiestas siempre han sido los colegios. La escuela de aquí está cerrada viernes y lunes. Luego ya, los que vienen por ahí se las apañan como puedan. Sí que hay algún padre que le toca ir a Segovia o a Madrid a algún examen, pero los niños están aquí», explican.

La costumbre en Muñopedro es que se come en casa el día del patrón y el resto se picotea por la calle. Hay dos comidas populares en la plaza; la llamada comida de peñas –aunque va todo el mundo– el sábado a las 16:00 horas, y la caldereta del lunes, a las 15:30. El viernes es tradicionalmente el día de las peñas y de los niños, con un vermú de disfraces de 14:00 a 17:30. Entre medias, la comida se sirve en las peñas. Y no falta. Por eso las cenas también se hacen en las peñas. El itinerario del domingo centra sus esfuerzos en el homenaje a San Miguel, empezando por una graciosa proclama, programada a las 11:00 horas. Dice así: 'Ducha y Gelocatil para a la iglesia poder acudir'. La misa, a la una de la tarde, presume de contar con mucha gente joven. «Es bonito porque todo el mundo acude», explican. Acto seguido, parte la procesión por las calles del municipio y un vermú, con los acordes de la charanga. Antes de comer, otra tradición: hacer una parada en los tres bares del pueblo. «Está muy arraigado y es bonito». Luego, la gente se va a comer a las casas, más bien tarde. Y si se puede, toca descansar.

Ofrenda floral

Por la tarde es el momento de la ofrenda floral a San Miguel, a eso de las 19:30 horas. Los vecinos depositan las flores en un pedestal al pie del santo y se crea una forma conjunta, generalmente el número del año en curso, con diferentes colores. «La figura de San Miguel no nos ha salido todavía bien. Y eso que la hemos intentado hacer», sonríe el teniente de alcalde. Es otro acto multitudinario del programa. «Los quintos, que por suerte son los protagonistas en muchos actos de las fiestas, están los primeros para colocar las flores. Esto gusta mucho a la gente mayor y es una parte que tampoco hay que perderse».

Acto seguido, es el turno para la carroza de los quintos, que recorre las calles del pueblo. Y por la noche de domingo al lunes, actuará la orquesta La Huella, plato destacado de un ingente menú de música nocturna. Esta noche ya estará la charanga Chicuelina amenizando la inauguración de las peñas; mañana, turno para la orquesta Vía Libre, seguida por una discomóvil; el sábado tocará la orquesta Princesa, seguida también de discomóvil. Y el lunes por la noche, ya sin orquesta, pondrá el cierre a partir de las 11 de la noche una nueva discomóvil.

Como broche a las fiestas, el lunes es el día de los toros. El día 30 es 'el segundo día de San Miguel' –de hecho, en un primer momento las fiestas eran solo los días 29 y 30– y cuenta con encierro urbano por las calles, el vermú de bares con su charanga, la caldereta de choto en la plaza y vuelta a por el alcalde. Tras la becerrada, turno para la entrega de premios y la discomóvil como broche a las fiestas. Así se dota de dinamismo a una noche que tiempo atrás languidecía.

«Tiene bastante aceptación últimamente. Hubo unos años muy perdidos que a las 10 de la noche ya no quedaba nadie». El pobre de mí, a eso de la una y media de la madrugada, sirve de epílogo a unas fiestas a las que no les falta ritmo teniendo en cuenta que terminan en las primeras horas de octubre. Eso sí, vayan con abrigo.

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