«El mayor mérito de la Policía Local es la constancia de estar ahí en el día a día»
El máximo responsable del cuerpo municipal de Segovia afronta la jubilación tras 38 años en el cargo
Julio Rodríguez Fuentetaja, intendente jefe de la Policía Local de Segovia, afronta sus últimos días en un cargo que ha ocupado desde 1985. Su jubilación ... es inminente tras casi cuatro decenios al servicio de la ciudad y de sus vecinos.
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–¿De pequeño quería ser policía?
–No (risas). No recuerdo lo que quería ser. Nunca hubo una profesión que me llamara especialmente la atención. Todo surgió sobre la marcha. Estaba destinado en Vitoria como teniente de infantería cuando surgió el tema de Segovia. Nunca me había planteado ir a una policía, pero en aquel momento por circunstancias de la época decidí presentarme al concurso. Aprobé la oposición y pedí la excedencia en el Ejército. En Segovia estoy encantado. Fue mi principal motivación, más allá de mi vocación.
–¿Recuerda su primer día de trabajo?
–Fue la toma de posesión en el ayuntamiento. A continuación bajé al cuartel que estaba en los bajos del ayuntamiento a entrevistarme con la persona que había ejercido las funciones de jefe de la Policía Local, que era Manuel Monje. Me puso al día. A partir de ahí fuimos diseñando un poco, guiado por su experiencia, la organización de la policía para desarrollar las funciones que teníamos encomendadas, que no son las que hay ahora.
–¿Le ha servido su formación militar o universitaria?
–Toda la experiencia, si sabes aprovecharla, es interesante. El estar en la universidad te permite también desarrollar unos valores, el Ejército tiene otros muchos otros. Es una institución por la que siento un gran respeto y admiración. Pero luego la formación es continua y en la Policía Local nos tenemos que adaptar en cada momento al desarrollo de la sociedad, porque la que había en 1985 no tiene nada que ver con la que hay en 2023. El secreto está en adaptarse a la sociedad a la que sirves. Creo que ese es el secreto de la receta.
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–El hecho de ser de Segovia ¿ayuda o perjudica a la hora de ejercer el puesto?
–Depende. Hay cosas para las que beneficia. Cuando necesitas una información tienes muchas fuentes a las que acudir, pero hay casos en los que puede parecer que perjudica porque hay gente que no entiende el trabajo y se piensa que puede pedir cosas a las que no tiene derecho. Es una mínima parte. En mi caso, ser segoviano beneficia bastante.
–¿Qué característica de la Policía Local permanece intacta en 2023?
–La de servicio público. Somos un cuerpo cercano al ciudadano y es algo fundamental. Insistimos mucho a los nuevos en el tipo de policía que se quiere en Segovia. Queremos una policía muy cercana al ciudadano.
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–¿En qué ha cambiado el policía que había en la década de los ochenta en comparación con el actual?
–En 1985 teníamos dos Renault, un Land Rover y seis transmisores que no tenían ni repetidor por lo que el alcance era muy limitado. No teníamos radares, pruebas de alcoholemia… Tecnológicamente ha cambiado todo mucho y nos hemos tenido que adaptar. Para hacer un informe o un expediente todo tiene que estar medido y todo debe ser objetivo. En el tema administrativo, el volumen que tenemos ahora ni mucho menos es parecido al que había entonces. Tramitamos unos 11.000 informes al año. En aquella época muchas cosas no se solucionaban llamando a la Policía Local. La sociedad ha cambiado mucho. Todo el mundo tiene derechos y hay gente que no se acuerda de sus obligaciones.
–¿La personalidad de los agentes también ha cambiado?
–Bastante. En aquellos años era gente con una formación académica más baja que la actual y que basaban casi todo en la experiencia. Ahora todo está más reglado.
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«La sociedad ha cambiado mucho y nuestro secreto está en saber adaptarnos a ella»
–¿Cómo se gestiona una plantilla de decenas de policías con personalidades diferentes?
–La personalidad y el carácter de cada persona no se pueden cambiar. Entonces lo que intentamos es hacer protocolos de actuación para que todas las intervenciones, dentro de un orden, estén enfocadas de la misma manera. Luego cada uno tiene un carácter. Nosotros insistimos mucho en el trato con el ciudadano para que se haga con el mejor talante posible. Luego casi todo se protocoliza. Ahora casi todo está regularizado, pero hace cuarenta años apenas había ordenanzas municipales.
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– ¿Cuál ha sido el peor momento?
–No sé si el día que tomé posesión o al siguiente hubo un accidente en las curvas del pantano de Revenga y murieron cuatro chicos aplastados por un autobús. Yo no estaba acostumbrado. Me impactó bastante. Luego ha habido hechos como el incendio de los túneles del AVE, la explosión de la calle Coca… Impactan por la impotencia de, aunque estés ahí para ayudar, no poder evitarlo.
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– ¿Y la intervención que le ha llenado el pecho?
- Ha habido muchas, pero en la pandemia trabajamos muchísimo. Dieciséis horas diarias durante los tres primeros meses. Llegábamos a casa muy cansados pero con la satisfacción de haber ayudado a una gran cantidad de gente que tenían problemas en sus domicilios. Aún habiendo sido muy duro, fue muy satisfactorio saber que hacíamos un trabajo muy importante para los segovianos.
«El trabajo en la pandemia fue duro pero satisfactorio; ayudamos a mucha gente»
–¿La Policía Local se respeta cada vez más o cada vez menos?
–Creo que los Cuerpos de Seguridad en España son bastante respetados y bien valorados. En Segovia ver que todo el mundo que tiene un problema nos llama es porque confían en nosotros. Nos llaman para todo. La mitad de las llamadas no tienen que ver con nuestras funciones específicas, pero cuando no saben a quien llamar saben que aquí estamos 24 horas y que les vamos a intentar ayudar. Si no confiaran en nosotros no nos llamarían.
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–¿Qué parte de su legado al frente de la Policía Local le hace sentirse más orgulloso?
–Aquí la firma es de todos. El mayor mérito es que nos hemos adaptado a las necesidades de la sociedad. También en el día a día, que es lo duro. Puedes tener una intervención maravillosa y bien resuelta por la que hasta te dan una medalla, pero el mérito está en el día a día, en la rutina, en ir todos los días a atender los colegios, las llamadas vecinales… Son cosas que no se miden. La constancia de estar ahí para mi es el mayor mérito.
-¿Qué le ha quedado por hacer?
–Nos gustaría hacer muchas cosas, pero los medios personales y materiales no son todos los que quisiéramos. Hay cuestiones que nos gustaría abordar. Una es el cuartel nuevo. Es un poco la espinita que queda clavada.
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–¿Qué va a hacer ahora?
–No me lo he planteado. Estoy igual que cuando tenía 18 años y no me había planteado la carrera que iba a estudiar.
–¿Le va a costar?
–No lo sé. Yo tengo muchas aficiones, pero tampoco me quiero crear obligaciones. No me voy a hacer un horario con actividades.
–¿Ha recomendado el puesto o todo lo contrario?
–Al que quiera el puesto de jefe le diría que se lo piense bien. Es un puesto muy sacrificado. Son 24 horas al día los 365 días del año. Yo no sé si todo el mundo está dispuesto a sacrificarse de esa manera.
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