Luto y dolor en Segovia por la «pérdida terrible» del concejal José Luis Huertas

Nadie se creía la fatal noticia que se propagó rápidamente hacia las siete y media de la tarde de ayer. José Luis Huertas había fallecido. A los 59 años de edad, era un hombre sano, deportista, de hábitos saludables, evocan sus allegados. «Era una buena persona y un gran concejal», coinciden en su partido y en las siglas con las que se batió en debate en los plenos. Todos expresaban anoche su consternación, su pesar, su tristeza y sus condolencias a la familia de sangre y a la política de José Luis Huertas, quien también ocupaba la secretaría de Cultura y Turismo en el comité ejecutivo del Partido Popular en Segovia.

A través de Twitter, el líder regional del PP y presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, acompañaba en el sentimiento a los familiares, amigos y a la hija de José Luis Huertas, cuya pérdida deja huérfana a Beatriz, de 21 años. El concejal finado era viudo. La tragedia personal les golpeó demasiado temprano, cuando su esposa falleció con tan solo 41 años. Hace tan solo tres semanas, la familia daba su último adiós a la madre del edil

La muerte le ha sobrevenido cuando practicaba una de sus aficiones, el ciclismo de montaña. En la tarde de ayer había salido con un grupo de amigos a dar un paseo. Cuando transitaban por la cañada real en Trescasas se desvaneció. A pesar de los intentos por reanimarle, fue imposible.

Huertas entró en el Ayuntamiento de Segovia tras las elecciones municipales de 2015. Delineante técnico proyectista en Edificios y Obras de profesión, impartió clases de técnicas de venta y diseño de espacios comerciales. La portavoz popular en aquella época ensalza «su carisma». Raquel Fernández le recuerda como «un hombre dispuesto siempre a ayudar, nunca criticaba a nadie, sin enemigos... pocas personas pueden haber tan buenas como José Luis». «Siempre era el alma del grupo, tenía una altura personal que pocas veces he visto; allá donde le pedías que fuera, iba; nunca quiso destacar, y eso que le conocía todo el mundo», apunta Fernández.

El actual portavoz popular en el Ayuntamiento, Pablo Pérez, lloraba ayer la pérdida de un amigo más que de un compañero. «Nos llamaban en la Plaza Zipi y Zape porque siempre íbamos juntos», mezcla las lágrimas con una sonrisa. Apenas le salen las palabras y su teléfono echa humo con incontables muestras de condolencias. Entrecortado, comenta que «era con el más relación tenia de todo el grupo, nadie alcanza el nivel de Huertas, que se desvivía por todo el mundo». Pérez trata de recomponerse con alguna anécdota, como «cuando íbamos por la calle, tenía que estar tirando de él porque se paraba con todo el mundo y es que le querían todos». «Se ganaba la confianza de la gente, y eso solo lo hacen las buenas personas», añade.

La alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, también confesaba anoche estar «impactada» por la repentina muerte del concejal. La regidora transmitió sus condolencias y se puso «a disposición» de la familia. «Les hemos dicho que no hay ningún problema para que se instale la capilla ardiente en el Ayuntamiento, como nos han pedido. «Es una pérdida terrible», lamentaba la alcaldesa.

El resto de grupos del Consistorio se han sumado a las expresiones de pesar y tristeza. Los ediles de Ciudadanos destacan «el compromiso que tenía con la ciudad desempeñando distintos papeles relevantes para Segovia en el asociacionismo y, en los últimos años, como concejal de la capital». Ángel Galindo, portavoz de IU, compartía en su perfil en redes sociales que, «a pesar de las diferencias ideológicas ,siempre tuve muy buen trato con él. Se va un buen tipo». Por su parte, el concejal de Podemos-Equo, Guillermo San Juan, destacaba de Huertas que «era un apasionado de Segovia» y ensalzaba su respeto y «los chascarrillos» que compartían en los pasillos de la Casa Consistorial. «Se va una gran persona y un gran concejal», reconocía San Juan.

La familia marista también pierde quien fuera profesor de bachillerato en el colegio segoviano. En 1997 fue nombrado presidente de la Junta de Cofradías, donde permaneció diez años. El actual responsable, Víctor García, recordaba apesadumbrado lo mucho que le debe la Semana Santa de la ciudad a José Luis Huertas, cofrade fervoroso de Ademar. Con él se consiguió la declaración de Interés Turístico Regional, y subrayaba cómo se volcó en el centenario de la Procesión de los Pasos. Ahora, la junta estaba inmersa en un cambio de sede. «José Luis seguía ayudando, inventariando material que se había quedado en el olvido». García apunta que el fallecido tenía un «archivo enorme de programas y carteles y que iba a completarlo» para la nueva 'casa' de las cofradías. «Se nos ha ido con esa espina», lamentaba al mismo tiempo que bosquejaba la celebración de algún homenaje.