Diez claves que hacen únicos a los encierros más antiguos de España
La villa cuellarana inicia este domingo cinco días de tradición vinculados a los toros que traspasan las fronteras de la provincia
Los encierros de Cuéllar no son solo una tradición: son también una seña de identidad, un fenómeno cultural que trasciende el espectáculo taurino y se convierte en un rito compartido por generaciones en la villa y en la comarca. Declarados Fiesta de Interés Turístico Internacional, están considerados los más antiguos de España con referencias documentales que datan del año 1215. Pero, ¿qué los hace tan especiales? ¿Por qué Cuéllar vive y respira toros con una intensidad única? Aquí repasamos los diez aspectos clave que los convierten en una cita ineludible del verano de Segovia.
Más de 800 años de historia
El documento más antiguo que menciona los encierros de Cuéllar es una ordenanza de 1215, lo que convierte a esta localidad segoviana en la cuna del encierro en España. Esta longevidad imprime carácter, dota a la fiesta de un simbolismo profundo y de un orgullo compartido entre los cuellaranos, que viven los encierros no como un evento turístico, sino como un legado ancestral que deben proteger.
Un recorrido único
A diferencia de otros encierros más urbanos, el de Cuéllar se divide claramente en dos partes: campo y tramo urbano. Primero, los toros son guiados desde el paraje conocido como 'los corrales del Cega', acompañados por jinetes a caballo que los conducen a través de caminos y pinares. Luego, ya en las afueras del casco urbano, se realiza el tradicional desencajonamiento para iniciar el tramo urbano. Esta fusión de naturaleza y ciudad da al encierro una dimensión paisajística y emocional inigualable y permite a los amantes de esta tradición poder disfrutar de los toros en ambientes muy distintos. La bajada del Embudo ofrece cada año imágenes espectaculares.
Los caballistas, guardianes
Los jinetes a caballo son parte esencial del encierro cuellarano. Sin ellos, no se entendería el traslado del ganado desde el campo hasta el pueblo. Su pericia y experiencia son fundamentales para mantener la manada unida, guiarla con seguridad y evitar incidentes. Muchos de ellos se preparan durante meses, e incluso años, para participar en este ritual. No es un paseo: es una responsabilidad que se hereda y se honra. De hecho, el Ayuntamiento de Cuéllar ha optado por limitar el número en los últimos años para garantizar la calidad del encierro.
La emoción
A diferencia de otros municipios donde solo hay uno o dos encierros, Cuéllar celebra cinco encierros consecutivos, desde el domingo hasta el jueves de sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Rosario. Cada uno tiene sus particularidades y sus propias anécdotas, que no acaban cuando los toros llegan a la plaza. Los debates posteriores al encierro son tan tradicionales como el traslado desde los corrales al núcleo urbano. Para muchos corredores y aficionados, asistir a los cinco es una suerte de peregrinación.
Seña de identidad
Más allá del espectáculo, el encierro es un símbolo de comunidad. Cuéllar se transforma durante esos días: los vecinos madrugan, los comercios ajustan horarios, las familias se reúnen y el pueblo entero se organiza en torno a un mismo latido. No es exagerado decir que el encierro define a Cuéllar como pocas otras cosas podrían hacerlo.
El baile de rueda
Cada vez más cuellaranos participan cada mañana, antes de la llegada del encierro a las calles de la villa, en el baile de rueda. No es solo una coreografía festiva. Es un símbolo de identidad y de orgullo de los cuellaranos con sus encierros. Con raíces ancestrales y un marcado sentido colectivo, este baile tradicional castellano representa la unión del pueblo y el respeto por lo heredado.
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Ganaderías de nivel
El nivel de exigencia del público cuellarano ha llevado a que el Ayuntamiento y los organizadores se esfuercen por traer reses de prestigiosas ganaderías con toros y novillos que luego se lidian en los festejos de tarde. Esta apuesta por la calidad ha consolidado a Cuéllar como un referente dentro del calendario taurino nacional, aunque su coste ha sido objeto de polémica en los últimos años.
Una feria taurina con peso
Los encierros no son el único foco de atención. Cuéllar celebra también una feria taurina de calidad, con novilladas, corridas y otros festejos populares. Los toros que recorren las calles por la mañana saltan al ruedo por la tarde, lo que permite seguir el ciclo completo del animal. Además, se entregan trofeos como el del 'toro más bravo', lo que aumenta el prestigio del certamen.
Seguridad y modernidad
Aunque profundamente tradicionales, los encierros de Cuéllar no han dejado de adaptarse. En los últimos años se han introducido mejoras en la seguridad, limitación del número de caballistas, señalización más clara, dispositivos sanitarios eficaces y presencia de cuerpos de seguridad bien coordinados. Esto ha permitido reducir incidentes y garantizar una experiencia más segura para participantes y espectadores.
Mezcla lo popular con lo íntimo
Cuéllar consigue algo difícil: que una fiesta popular, multitudinaria y abierta al visitante no pierda su carácter íntimo y emocional. Los encierros se viven tanto en el bullicio de las calles como en la emoción de quien, en silencio, observa desde una esquina. Es una fiesta que emociona al de fuera y enorgullece al de dentro.
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