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Alicia Pérez y José Montoya juegan con multitud de canes en su guardería situada en Basardilla. El Norte
Segovia

¿Cómo cuidar a las mascotas cuando sus familias se van de vacaciones?

Una guardería de Basardilla y una cuidadora a domicilio ofrecen alternativas a los cheniles más personalizadas para atender gatos o perros

Domingo, 31 de agosto 2025, 13:26

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El avance de la sensibilidad animal ha importado a Segovia formatos para cuidar a las mascotas que se quedan en casa cuando sus dueños se van de vacaciones que años atrás eran casi una rareza exótica. No es tanto por falta de recursos en una provincia en la que siguen existiendo las residencias clásicas, es decir, cheniles como los de Palazuelos de Eresma, Madrona o Valverde del Majano. Pero los últimos tiempos han alumbrado opciones más personalizadas, como es el caso de una guardería para perros en Basardilla que trata de simular el contexto de los hogares. O cuidadores a domicilio que sirven para cubrir ausencias más cortas y suplir vacaciones en el sentido más amplio con los gatos.

Alicia Pérez y José Montoya, educadores caninos, crearon su «guardería familiar» en Basardilla para cubrir las carencias que ellos se habían encontrado cuando se iban de vacaciones y tenían que buscar en Madrid un refugio de garantías. «Aquí en Segovia no encontraba nada», apunta ella. Así que siguieron el modelo de los amigos que acogieron a sus cuatro perras. «No tenemos jaulas y los perritos conviven con nosotros en familia. Es una alternativa a los cheniles. Los hay que están muy bien, con unas camas grandes, pero al final es una jaula y pasa muchas horas solo». Más espacio para menos ejemplares. «Si pones jaulas, a lo mejor puedes tener 50 perros. Nosotros no podemos tener más de diez o doce. Si no, masificamos y ya no es familiar. Lo que buscamos es que estén cómodos», asegura.

El proyecto comenzó como una escuela canina para ensayar aspectos como la llamada o micciones fuera de sitio

Todo empezó con una escuela canina para ensayar aspectos como la llamada: por qué el perro no acude, ya sea porque ha captado un rastro o lleva todo el día sin salir. De ahí a ladridos o micciones fuera de sitio. Esto ha quedado en un segundo plano ante el auge de la guardería. «Como el perro ya nos conocía, la gente empezó a pedirnos cuidarlo de vacaciones». Una parcela de una hectárea dividida en varios patios de unos mil metros vallados. «Para que ellos puedan estar sueltos y libres».

Cuando hay menos demanda, sirven para ensayar esas llamadas en un entorno controlado. En ellos hay unos montículos de tierra para que jueguen, pues la excavación es una afición canina de primer orden. «Mandamos casi a diario fotos y vídeos del perro y casi siempre están ahí subidos», relata. También unas pequeñas piscinas para que los acuáticos se refresquen. Plantean una más grande para los nadadores, como los labradores.

Las familias traen el pienso para evitar cambios de dieta que puedan acarrear diarreas, aunque la guardería pone su punto de cariño con aperitivos de comida en lata. «Es como venir de campamento o a casa de tus tíos. Aquí se les deja hacer de todo, pueden subirse a las camas o el sofá, esto está para ellos». Su salón está lleno de colchonetas para que duerman y ellos están al cuidado 24 horas, hasta el punto de que José se queda a dormir con ellos. «No me gusta que en las residencias al uso les dejen en el chenil y se vayan por las noches. Están muy expuestos. Yo me pongo en lo peor que le pueda pasar a mis perras», confiesa.

Un compromiso que les obliga a trabajar en verano —temporada alta— y coger sus vacaciones en noviembre y febrero. Por lo demás, están disponibles todos los días de la semana. «Siempre hay alguno de última hora, imagínate, han ingresado a su padre, y no les puedo decir que no. Somos flexibles con los cupos, pero no queremos perder el objetivo, que estén a gusto. Y muchos perros juntos, al final, se estrenan», explica. Las estancias son de todo tipo, desde diurnas —gente que se va de compras o tiene consulta en el médico— quien le deja a pasar la noche o ya cubre unas vacaciones convencionales. «Hay afortunados que a lo mejor pueden dejarlo dos semanas».

Refugio de libertad

Ese espacio de libertad les obliga a hacer una prueba previa para garantizar la sociabilidad del animal. «No podemos tener perros reactivos que no se lleven bien con otros porque afectaría a la dinámica. No distinguimos de razas, cogemos grandes, pequeños, medianos, del tipo que sea, pero sociables». Un recurso que sigue siendo necesario porque con que haya un espacio donde no pueda entrar el perro ya manda al traste todo el plan. Ya sea el hotel, un monumento o un restaurante.

«Estamos a favor de que se lleven al perro de vacaciones. A diario se tragan todos nuestros nervios y cuando estás relajado, que puedes ofrecerle un poquito más, no estás con él. Pero hay viajes al extranjero, un avión… Y no estamos a favor de que te lo lleves y lo dejes en el apartamento solo, llorando, mientras te vas a la playa», remarcan.

Las estancias en la guardería son de todo tipo, desde diurnas y por unas horas hasta semanales

Yasmín Yuste, formada en el cuidado de perros y gatos, cubre el servicio a domicilio. Estancias cortas para los perros —una o dos veces en un día— par sacarles de paseo, alimentarles o darles medicación. «No se puede dejar a un perro en casa solo una semana, es para cosas puntuales como un evento o un trabajo». Sí funciona así con los gatos. «Tienen que estar en su casa, su territorio. Me dejan las llaves y yo les atiendo allí. Cambio los areneros, el agua, proporciono medicación, la comida húmeda, juego con ellos…»

Hasta riega el jardín si es menester. «Aquí en Segovia es novedoso, pero por Madrid o Barcelona hay mogollón». Ejemplos como La Tía Bea, que hace las maletas y se va a vivir con los perros, una guardería itinerante. «Todos los que nos dedicamos a los animales tendríamos que tener algo de profesionalización. Gente que sabe cómo se comunican, si les pasa algo… Porque claro, tú te haces cargo de ellos». Ella, con experiencia al cargo de colonias felinas y como voluntaria en albergues caninos, lleva en marcha este año y ya han pasado unos 30 animales por sus manos. Hay demanda.

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