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Un momento del partido disputado ante el Huesca hace unos días en Nava de la Asunción. Antonio de Torre
La Copa destapa los males del Nava

La Copa destapa los males del Nava

Senovilla pide perdón a la afición por la eliminación, su «día más triste» como técnico del club, mientras busca levantar al grupo, con una victoria en 2025

Domingo, 13 de abril 2025, 09:34

Los síntomas del Balonmano Nava de 2025 estaban ahí, atenuados por una primera vuelta de 16 puntos, unos ahorros que dan tranquilidad. Pero esto es ya otro equipo, tocado en su confianza y en sus efectivos. Los últimos meses han supuesto un ejercicio de realidad para un grupo que, semana a semana, ha ido alejándose de los puestos europeos: el año pasado se quedó a un gol del Ademar; ahora, también quinto, está ya a nueve puntos. No hay dramas porque la exigencia de la directiva siempre es la permanencia; el resto es soñar. Pero llegó la derrota del miércoles en Alcobendas en un partido que los segovianos ganaban de cinco en el último cuarto de hora y lo perdieron en la prórroga. Adiós al postre a una temporada de más a menos, su primera fase final de Copa del Rey. No habrá viaje de despedida a Irún en la primera semana de junio y su entrenador, Álvaro Senovilla, busca recomponer el puzle tras su «día más triste» como entrenador del club en un calendario que no da respiro, pues el Ademar viene hoy (12:30 horas) con los dientes afilados.

El Nava tiró por la borda en Alcobendas su recompensa al curso pasado, una temporada en línea ascendente en la que su sexto puesto valió un billete directo para la tercera ronda de la Copa. Bastaba con ganar un partido para meterse en la final a ocho. Pero la dinámica es ya estructural, un equipo que no tiene de dulce a jugadores como Méndez o Nevado, artífices, por ejemplo, de la victoria ante Bidasoa que les colocó terceros el 3 de noviembre. Y ha perdido a dos laterales por lesión para toda la temporada como Luisfe y Nolasco. ¿Puede competir ante Ademar o Torrelavega, al que visita la próxima semana? «Competir podemos, pero es más complicado. La exigencia es mayor durante más tiempo. Ahí llega el cansancio y esos son los momentos en los que sufrimos más», añade Senovilla.

A ese mal endémico siguió el miércoles en Alcobendas una crisis puntual. «Era muy difícil jugar contra un equipo de Plata que tiene una ilusión muy grande y ha creído siempre en que podía meterse». Materializada en todos los ámbitos. «Siempre lo mismo, el debe de esos lanzamientos [fallados]; seis en la primera parte, uno solo desde nueve metros y los demás, desde seis». Una falta de acierto que se tradujo en un hombre, Sasha, y en dos acciones clavadas a final del tiempo reglamentario, un mano a mano que no pudo resolver. Un gol hubiera dado el pase, pero hubo lamentar la falta de dureza defensiva o el acierto a la baja en la portería. «Cuando cuentas con tanto tiempo de exclusión y no metes goles en lanzamientos fáciles acabas por meterte en un jaleo».

Pese a todo, la numerosa delegación navera que fue Alcobendas despidió al equipo con una ovación sobrecogedora. «Pedir perdón a la afición por pasar este mal trago. Es una auténtica pena, me sabe fatal por ellos». El técnico recurre a ella como una carta más en una baraja en la que no sobran ya ases. «Desde que yo estoy aquí estamos acostumbrados a situaciones más alegres, esta no es fácil para nadie, sé que nuestros aficionados sienten mucho dolor porque no estemos sacando los partidos adelante o la eliminación de Copa. Sentimos el cariño de ellos desde su decepción, que es la misma que tenemos nosotros. Para mí, la afición es otro jugador más y habrá que recuperar sus capacidades para que sigan creyendo, animando y estén orgullosos del trabajo». Y asume su parte para que eso suceda. «Somos los primeros que tenemos que luchar cada segundo del partido. Esta afición no nos pone la exigencia de ganar, sino la de dejarnos la piel».

Un plan de partido más emocional que táctico: «Intentar que ese dolor que tenemos no aflore»

El Nava ha pasado de ganar por costumbre el año pasado, sobre todo en la segunda vuelta, a asumir una realidad donde el verbo es la derrota, todo un reto de adaptación. «Lo asimilamos con más trabajo. Sabemos que es la única manera de volver a tener victorias, un juego con el que nos identifiquemos», subraya el técnico del Nava, Álvaro Senovilla. Un esfuerzo multidisciplinar, desde la pista al vídeo o a la confianza, necesaria para tumbar a un Ademar que ha caído en sus tres últimas visitas.

Un equipo liderado por un viejo conocido en tierras naveras, Dani Gordo, el técnico del primer ascenso a Asobal. Una receta de intensidad, ayudas defensivas, un buen sostén en la portería y la eficacia de sus extremos, la receta del estilo 'ademarista'. Agresividad no exenta de defensa, pues es el equipo que menos encaja. Senovilla confía en la capacidad de sus jugadores, gente que puede imponerse «de sobra» a ella. «Tenemos mecanismos que pueden hacer esa defensa más vulnerable. Lo fundamental es tener esa calma para poder ver las situaciones claras, que ahora mismo es difícil».

Senovilla habla de los principios de recuperación de la psicología tras Alcobendas. «Una derrota así te genera pérdida de confianza y la primera que hay que recuperar es en las capacidades de cada uno». En el desarrollo de los sistemas, de los lanzamientos, en la adaptación a los diferentes contextos de un partido. «Los técnicos debemos darles señales claras». Quizás un plan de partido más emocional que táctico. «Intentar que ese dolor que tenemos no aflore en momentos difíciles porque es un equipo muy duro. Ellos sí que están muy confiados porque están haciendo una gran segunda vuelta». Un tramo en el que solo ha perdido un partido, contra el Barça. Es quinto, con 29 puntos, a tiro de Torrelavega y Bidasoa, que tienen 31. «Cualquier partido es bueno para quitarnos la tendencia negativa».

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