La Choricera aspira a convertirse en el 'Matadero' de Segovia
Los promotores aspiran a un espacio que aúne cultura y actividad económica local diaria, desde conciertos a mercado ecológico o un rastro
La Choricera, Mercado Central: recuperar un edificio industrial emblemático y transformarlo en espacio moderno que vaya más allá de Matadero Madrid, un referente que vale ... a medias, pues el proyecto que dirige el grupo segoviano constituido en la Asociación Ecología Circular trasciende el concepto de espacio cultural y aspira a dinamizar la actividad económica local. «No nos podíamos permitir dejarlo caer», subraya su presidenta, Alicia Sonlleva, defensora de que un edificio así ya tendría un uso fértil en otras ciudades. Pone en valor una construcción premiada con una posición geográfica «inmejorable» y un proyecto pionero por juntar arte y vida diaria. «El arte per sé ahora mismo es complicado de levantar porque da poco dinero, este sería un ejemplo de gestión que se parece más a los modelos europeos. En España todavía no hay centros así».
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Sonlleva, que representa al equipo multidisciplinar –perfiles digitales, gráficos, comerciales o trabajadores de obra– que va a gestionar el espacio, habla de «un ejercicio de patrimonio vivo» en un edificio que tilda de «emblemático» para los segovianos y aspira a «llenarlo de vida» a través de comercio local, un mercado de comida ecológica, otro 'vintage' tipo rastro, un centro de interpretación del Camino de Santiago, un centro de formación de oficios con espacio de 'coworking' –trabajos en equipo–, una sala de conciertos interior con aforo para 300 personas o un espacio de cine. A través de una financiación propia y ayudas institucionales, también de fondos europeos, pues habrá un laboratorio de áridos con biomateriales de construcción, una de las propuestas innovadoras de cara a recibir las ayudas.
Habrá una inauguración privada el 6 de septiembre como homenaje a Pedro Benito –fundador de Transcose, la empresa con la que comparte espacio y que también es socia del proyecto, fallecido en febrero– antes de la puesta de largo del día 7 con un concierto de Los Zigarros en la plaza. El 5 de octubre abrirá el rastro, en principio los sábados, pero con la intención de que funcione también a diario. En torno a noviembre se sumará el ecomercado y el Camino de Santiago, del que se podrán sellar cartillas; en diciembre o enero lo harán la sala de conciertos y la cantina, que no será un punto de hostelería al uso, sino que deberá amoldarse a los criterios de sostenibilidad y comercio local del proyecto. El objetivo de los impulsores es formar a los grupos hosteleros de Segovia en trazabilidad y ecología.
Hasta ahora, la reforma ha intervenido en unos 5.000 metros cuadrados para un complejo que supera los 45.000. «Vamos a intentar ir recuperándolo en su totalidad, pero son muchos metros, es casi dos veces el Matadero de Madrid». Un edificio, propiedad de Transcose, sin suministros energéticos ni de agua. «Hay que recuperarlo desde cero». Planes en suspenso como la remodelación de la torre. «Dependemos de la agilidad de las licencias de Urbanismo de esta ciudad y de las instituciones a las que estamos instigando a que se revitalice. Tenemos que impulsar más todas las actividades comerciales». El grupo está negociando acuerdos con el Centro Superior de Investigaciones Científicas o la Universidad Complutense de Madrid.
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El grupo está en conversaciones con diversos colectivos como la Federación Empresarial Segoviana o el Ayuntamiento de Segovia, al que le ha pedido una parada de autobús urbano, algo que también espera del bus turístico, privado. «El proyecto también va de enseñar en esta ciudad un concepto que nos ha resultado duro, el asociacionismo». Pues habla de «pequeños espacios para microempresas de Segovia» y no de una empresa que «lo cope todo». Sonlleva defiende el granito de arena junto a Prado del Hoyo o el CIDE. «Pensamos que puede revitalizar toda la zona». Defiende un proyecto «con sentido común» que ha tratado al edificio como si fuera un BIC (Bien de Interés Cultural), una protección a la que aspira. Soluciones creativas como las farolas solares. «Si hubiéramos puesto electrificación normal nos hubiera costado cuatro veces más. Solo un cable de cobre vale 20.000 euros»
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Sonlleva no concretó la inversión económica: «Prefiero no comentar los números, pero sí, hay cuantía». Ni los empleos que aspira a crear. «Eso lo podremos ir diciendo en cada uno de los pasos que demos, pero sí que se van a crear bastantes». Prometió acuerdos con asociaciones de personas con discapacidad y aseguró interés local, «los pequeños productores que están levantando la mano». En parte porque el proyecto pretende potenciar el punto emblemático en el que se encuentra La Choricera. «Somos kilómetro cero de Madrid. Hay que abrir otros espacios de comercio aparte de la Calle Real y el centro». Y esgrimió el tránsito local de 12.000 personas que pasan durante el fin de semana por los otros centros comerciales.
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