El CD Base se queda a tiro de otro ascenso en la pista
Tras su decisión de no subir el año pasado, los segovianos, de menos a más, lo vuelven a rozar
El CD Base de Segovia se ha quedado a un partido de obtener el derecho a su segundo ascenso consecutivo. El campeón de la Primera División de Castilla y León del año pasado, que renunció a la promoción porque no tenía las garantías de competir en categoría superior —desde presupuesto a instalaciones o al compromiso de toda de su plantilla para asumir más entrenamientos y viajes, muchos a Galicia—, estuvo el pasado fin de semana a tiro de obrar en Palencia el más difícil todavía. El Caja Rural de León puso fin a su mes de cuento, el de un séptimo clasificado en temporada regular que casi se lleva el título tras dos angustiosos fines de semana de 'final four'.
El abulense David Carretero asumió el pasado verano el banquillo de un equipo que había estado dirigido por Antonio García en las campañas precedentes. Conocedor del baloncesto abulense, con un equipo en Tercera FEB —la denominación de la antigua EBA para la cuarta categoría nacional—, habla de requisitos de cara a ascender como multiplicar por cinco el presupuesto, sobre todo, en viajes. El encargo que recibió del CD Base era apostar por «la gente local». Una plantilla continuista, con diez jugadores que participaron en menor o mayor medida el curso anterior: los hermanos Barroso, Martín, Jarque, Santiago, Darío, Eduardo, Quique, Saúl y Mauro. Una plantilla redondeada con otros locales como Yagüe, Lucas, Miguel Pérez, Marino y su hijo Mauro. «El cambio más importante era yo», resume. Ha mantenido su estructura defensiva, quizás su gran seña de identidad, y ha sumado lanzamiento exterior y más variantes tácticas.
«Me dejaron claro que no iba a haber ningún objetivo clasificatorio». Ese periodo de transición explica una temporada de menos a más. «Claramente. Empezamos sin un rumbo claro, alternábamos partidos en los que dábamos una cara con otros en los que parecíamos otro equipo. Faltaba acoplamiento y eso solo te lo da el trabajo diario». Pone el ejemplo de un escultor que golpea sin saber cuándo va a dar con la forma o va a cargarse la obra. «Nosotros hemos subido tres escalones de repente en los tres últimos partidos de temporada regular». Sobre todo, seriedad en los finales de los choques.
En épocas anteriores, el CD Base habría terminado la temporada séptimo y se acabó. Pero el formato otorga tres plazas para la fase de ascenso a los tres primeros y deja la cuarta para una final a cuatro entre el cuarto y el séptimo. Tres partidos en Soria al que llegaron de dulce. «Un equipo es un estado de ánimo». Lo aprovecharon ganando los tres, desde el estreno ante el anfitrión a una gestión madura del último tras un buen reparto de minutos.
El domingo 11 de mayo estaban celebrándolo en el vestuario; cinco días después, tenían otra 'final four' clavada en Palencia ante tres rivales que habían descansado. «No es tiempo suficiente, acumulas mucho cansancio. Hemos podido hacer solo un entrenamiento. Quizás ha tenido influencia porque hemos competido muy bien el primer y segundo día». Ganaron al Universidad de Valladolid (93-96), prórroga mediante, en un festival ofensivo para después derrotar al Filipenses, anfitrión por tener el mejor récord de la temporada regular, en un duelo radicalmente distinto, dominado por las defensas: 59-67. Así que llegaron a la última jornada como el único que sumaba sus partidos por triunfos. «Y salimos a por todas».
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Pero hasta ahí llegó la gasolina. Era el sexto partido en diez días, y hablamos de esfuerzos de 40 minutos en un deporte explosivo. «No tenemos un termómetro que nos mida el cansancio, pero el rival estuvo dos o tres peldaños por arriba a nivel físico. En intensidad y en acierto. Cuando un equipo va dos velocidades por encima de ti, te supera en velocidad, en el rebote, en los unos contra unos, en las defensas, en lo balones divididos…» El resultado (104-70) fue claro, el CD Base no pudo competir. «Solo puedes quitarte el sombrero». Carretero elogia a su verdugo como el mejor equipo de la temporada, con un jugador diferencial como Miguel Domínguez, un veterano con presencia incluso en LEB Oro.
Carretero cuestiona un formato que tuvo a tres equipos empatados a dos victorias y decidió el campeón por diferencia de puntos. «Prefiero el formato clásico de semifinal y final. Menor carga física, un factor determinante. Mantienes la competitividad con dos partidos a cara de perro». Con todo, su balance es muy positivo. «Estoy orgulloso de cómo los jugadores han ido creciendo, sobre todo en esa última fase, cómo nos hemos repuesto a algunas derrotas. Hemos convertido algunos de nuestros puntos débiles en puntos fuertes», apostilla.
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