Barbolla: El rollo jurisdiccional que 'brota'

Borbollar significa en castellano antiguo burbujear. Brotar agua es el origen del topónimo de Barbolla, que ya se menciona en el siglo XIII. Manantiales que dieron vida y origen a un pueblo, muy ligado a la cercana Sepúlveda.

Su nombre emana del agua y su historia del patrimonio. La iglesia y el rollo jurisdiccional que 'brota' en su atrio lo atestiguan. Impresiona verlo e imaginar su utilización como picota. Ubicado a la entrada del templo, es una columna de piedra coronada por una cruz de hierro, que daba a conocer el privilegio de un pueblo de no estar sometido a señorío alguno; era tener jurisdicción propia, algo impensable en muchos lugares del mundo en aquella época. Quizá la proximidad a la jurídicamente avanzada Sepúlveda con sus fueros algo tuvo que ver.

Pero el uso del rollo pasó de ser anuncio de un derecho a lugar de imposición de penas. Suplió a las picotas de madera, empleadas para castigar a los reos por una cuestión práctica: eran de piedra y soportaron mejor el paso del tiempo. Imaginen extremidades o cabezas expuestas en el rollo, en una justicia violenta que hoy no comprendemos. Los rollos se demolieron en muchos pueblos en el siglo XIX, pero el de Barbolla aguantó.

El rollo es un pórtico singular de la iglesia parroquial de Barbolla, dedicada a la patrona del pueblo, Nuestra Señora de Soña. Es un edificio gótico de una sola nave que cubre su cabecera con una preciosa bóveda de crucería tremolada. En su interior, se hallan varios retablos barrocos, entre los que resalta el mayor donde se entroniza la imagen románica de la patrona; una pila bautismal románica y una bella custodia de sol de estilo rococó de finales del siglo XVIII completan la riqueza patrimonial de la iglesia.

En sus alrededores de agua y frondosa vegetación, Barbolla cuenta con una pedanía, de nombre El Olmo y a menos de tres kilómetros de distancia. En la Edad Media se refieren al lugar como Sancta Maria del Olmo, en alusión a a la iglesia románica que hoy se dedica a Nuestra Señora del Olmo.

El templo es un edificio de una sola nave, con ábside semicircular en el cual se abren tres pequeños ventanales, y que tiene la torre pegada a uno de sus costados. Destaca su bella puerta, de arquivolta polilobulada, y una colección de canecillos en la cornisa; dentro, un retablo mayor barroco con pinturas sobre tabla renacentistas, que se cree son obras del llamado Maestro de Duruelo.

De Barbolla brota así un pasado ligado a la justicia, en una tierra donde mandaron los fueros.