Raúl Santamaría, agricultor de Fuentesaúco de Fuentidueña. Mónica Rico
Raúl Santamaría | Agricultor

«Las ayudas salieron en diciembre y han aprobado mi expediente seis meses después»

Este campesino segoviano, de 38 años, intuye que la Administración tardará otro medio año en hacerle llegar el apoyo económico que necesita

Viernes, 21 de junio 2024, 12:56

Raúl Santamaría, agricultor segoviano de 38 años, está dentro del 8% de los profesionales del sector primario que trabajan en la provincia que aún no ... han soplado cuarenta velas. Este campesino de Fuentesaúco de Fuentidueña ha mamado la labranza desde niño. «Me gustaba ver a mi padre trabajando y cuando podía le echaba una mano, aunque también me llamaba la atención para que no tocara nada», recuerda con una sonrisa aquellos momentos en los que le caía la bronca del cabeza de familia. Su padre se jubiló y tuvo que tomar una decisión: continuar la labor en la finca familiar o desistir, consciente de que «cuando se deja, ya es imposible volver». No hay vuelta atrás.

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Optó por continuar, sabiendo los esfuerzos que le iba a acarrear. No solo por lo sacrificado de la labor en el campo que aprendió viendo a su padre, sino por las barreras que iba a tener que salvar, sobre todo en la financiación. Raúl Santamaría cuenta que, al menos, él recogió el testigo de su progenitor. El terreno ya lo tenía; «pero empezar de cero es inviable». Pero ese 'legado' no es suficiente, advierte a modo de consejo para quienes quieran aventurarse en montar su propia explotación agraria. «Te tiene que gustar mucho para quedarte», afirma.

El campo es duro, arduo, imprevisible. Granizadas que arrasan cosechas, hectáreas inundadas o heladas tardías pueden dar al traste con el trabajo. «Dependemos de la climatología», comenta el joven agricultor segoviano. Eso quiere decir que un año como el pasado, seco y caluroso, puede ser catastrófico. Si a eso se añade un mercado que castiga el rendimiento que tratan de arañar los trabajadores con costes de producción elevados y ventas a pérdidas, el sacrificio crece exponencialmente.

«Empezar de cero es inviable. Siempre hace falta un fuerte respaldo económico, que o bien sale de tu bolsillo o del de tus padres»

Raúl Santamaría

Agricultor

Raúl Santamaría asume el riesgo, pero reclama apoyos para dar continuidad a las labores que admiraba en su padre. «Aunque tengas montada la explotación, siempre hace falta un fuerte respaldo económico, que o bien sale de tu bolsillo o del de tus padres», expone en sintonía con la reivindicación que hacen los representantes de Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL) en la provincia. En este sentido, el presidente de la organización agraria profesional, César Acebes, critica que «no es posible que los jóvenes tengan que esperar tres años para cobrar las ayudas» a las que concurren para incorporarse a la actividad.

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En el caso concreto de Raúl Santamaría, el acceso a la subvención oficial le obligaba a ampliar la superficie de la explotación a cultivar o a invertir en maquinaria. Lleva dos años, camino de su segunda campaña de recogida de frutos. «El primer año no sacaron la convocatoria de ayudas, que encima coincidió con unos resultados catastróficos», señala al relatar su experiencia. Para el segundo ejercicio, sí hubo la oportunidad de optar a un apoyo económico público, y se apuntó como tantos otros jóvenes que empiezan en el sector agrario. «Salió la convocatoria, hice los papeles y la resolución de que me aprobaban el expediente ha salido ahora, seis meses después», mientras tanto ha tenido que exprimir sus inversiones.

Obligaciones complicadas

Que tenga la luz verde encendida no quiere decir que ya cuente con la financiación que necesita. «Ahora a lo mejor tardan otro medio año más hasta que me llega la ayuda», intuye el segoviano, quien hace hincapié en que, mientras aguarda la inyección económica que requiere su explotación, «tienes que hacer fuertes inversiones».

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Raúl Santamaría alerta además de la coyuntura con la que se encuentra el relevo generacional en el campo. Los noveles que quieren empezar y que aspiran a conseguir el anhelado respaldo oficial para sufragar gastos aparejados a la explotación, han de cumplir una serie de requisitos que pasan, en resumidas cuentas, por disponer de más de con lo que se parte. Es decir, o más superficie de labranza o más maquinaria. El agricultor de Fuentesaúco de Fuentidueña asevera que «es complicado» porque el «mercado de las tierras se ha inflado».

«No puede ser que te hagan hacer esas inversiones para luego darte algo»

Raúl Santamaría

Agricultor

Coincide con la queja manifestada por el presidente provincial de UCCL, que critica las prácticas de «especulación» por parte de algunos propietarios, que encarecen el precio de la superficie porque saben que los jóvenes campesinos que se presentan a las ayudas oficiales necesitan ese terreno a mayores para cumplir con la premisa a la que les obliga el acceso a la financiación pública. Lo mismo con la maquinaria, apostilla el agricultor segoviano, quien se queja de estas condiciones. «No puede ser que te hagan hacer esas inversiones para luego darte algo», pone de relieve.

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Con estas reglas del juego, Raúl Santamaría entiende que haya candidatos que se echen para atrás antes incluso de haber empezado la actividad. «No pueden comprometerse y entonces desestiman la convocatoria de ayudas y no se presentan», lamenta.

Para paliar los problemas que plantea el sistema de concesión de respaldos económicos para la incorporación al sector agrario, el responsable en Segovia de UCCL propone que se den en dos fases, la mitad a la resolución del expediente, y el otro 50% tras la justificación de la inversión. Asimismo, César Acebes insiste en el papel que juegan las comunidades autónomas, pudiendo emprender las reformas que consideran oportuno para hacer más justas estas ayudas.

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