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Fernán llora en el centro del campo mientras miles de personas aplauden al equipo tras el descenso. Óscar Costa

Con el alma por los suelos y el orgullo por las nubes

Más de 3.000 aficionados se pusieron de pie para aplaudir y apoyar al equipo tras consumarse el descenso a Segunda RFEF

Quique Yuste

Segovia

Domingo, 18 de mayo 2025, 00:02

La Gimnástica Segoviana perdió este sábado la categoría en una de las mayores desilusiones –que no fracaso– de su historia, pero se llevó a cambio el reconocimiento de una afición que dibujó una imagen para tatuar en el corazón de todo gimnástico. La ovación que durante cinco minutos brindó la parroquia azulgrana a su equipo no cura la herida del descenso, pero sí la alivia. Y mucho. Porque habrá centenares de equipos en España con más éxitos y trofeos en sus vitrinas que la Gimnástica Segoviana, pero pocos clubes habrá que puedan presumir de lograr que su gente exhiba la mayor muestra de apoyo al equipo de su historia tan solo unos segundos de perder la categoría.

Durante los cinco minutos inmediatamente posteriores al pitido final del árbitro el ambiente de La Albuera de Segovia fue sobrecogedor. Era imposible no emocionarse con semejante muestra de cariño y respeto mutuo entre el equipo y la afición. Tanto que los más de cien seguidores llegados de Tarragona para acompañar al Nástic tan solo pudieron aplaudir la imagen.

La ovación de La Albuera a la Segoviana quedará grabada como el broche a un viaje conjunto de nueve meses en el que la Gimnástica nunca ha caminado sola. Con más o menos aficionados en las gradas, el equipo dirigido por Ramsés ha contado siempre con el apoyo de los suyos. Y cuando el trayecto llegó a su fin la afición quiso agradecer a su equipo la experiencia vivida.

Los aplausos y los cánticos de 'Segoviana, Segoviana' que resonaron al final del partido ponen el broche a la primera aventura de la Gimnástica en Primera Federación –aunque aún queda el partido ante el Zamora de la próxima semana– y marcan la base sobre la que construir para intentar regresar lo antes posible. Podrá haber o no cambios en el banquillo y revoluciones en la plantilla, que el principal activo de la Segoviana está en sus gradas. Resulta muy fácil que 3.000 personas celebren en las buenas, pero que una ciudad y una provincia se queden a apoyar en las malas es una fortaleza de la que no todos los clubes pueden presumir y disfrutar en España.

«Lo de la ovación y la afición es una locura. Segovia siempre ha sido de premiar a los futbolistas por dejarse todo en el terreno de juego. Este año ha sido unánime. Lo de hoy yo no lo había visto en ninguna categoría», dijo Ramsés. «Creo que hemos vivido algo histórico en el mundo del fútbol. No sé si muchas veces en un descenso, con una desilusión deportiva tan grande, podíamos haber visto lo que ha pasado hoy. Es un claro ejemplo de que Segovia merece la pena, de que la Segoviana merece la pena y de que los segovianos merecemos la pena. Hay que tirar para arriba».

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