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La segoviana Águeda Marqués firma la carrera de su vida en su debut olímpico
La atleta baja dos segundos su marca personal (4m01s60) en una serie frenética de los 1.500 metros y se jugará el pase a semifinales en la repesca del miércoles
Águeda Marqués llegó a París con dos objetivos: mejorar su marca persona y pasar de ronda, un reto mayúsculo en los 1.500 metros lisos ... femeninos, quizás la prueba con más nivel en estos Juegos Olímpicos. A falta de apurar este miércoles sus opciones, la segoviana ya ha justificado su plaza, la que tanto tuvo que sufrir para conseguir, tras firmar este martes la mejor carrera de su vida en el momento más importante. Bajar dos segundos un registro personal en una prueba en la que los segundos se sudan con sangre y ácido láctico es un abismo. Pero la de San Marcos lo hizo, firmando un tiempo de 4:01,60 –su registro anterior, de 2023, era 4:03,78– que no valió un billete a semifinales, pero sí un sobresaliente porque salió en un debut olímpico.
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La segunda mujer olímpica de la historia del deporte segoviano –el único antecedente fue María Martín en 1988– se besaba las dos palmas de las manos cuando vio su nombre en la pantalla del Stade de France. Brazos al aire, sonrisa y un par de saltitos para activar esas piernas a las que iba a exprimir como nunca. Una pose tranquila, nada que ver con el manojo de nervios que buscaba el 30 de junio en La Nucía la mínima olímpica en el Campeonato de España, su última oportunidad, después de romper en lágrimas una semana después tras quedarse a ocho centésimas. Su suegro temía que empezara a dar las vueltas en sentido contrario. Fue la peor semana de su vida, pero resolvió la papeleta. Y lo de este martes, la camiseta de la selección, un estadio lleno de historia y los aros olímpicos, era el premio.
Con todo, los nervios estaban ahí desde que supo con quién tenía que vérselas en la primera de las tres series de la ronda preliminar del 1.500. Las tres españolas no solo comparten equipo, sino apartamento en París. Y Marta Pérez, la soriana que fue novena en los Juegos de Tokio, es la veterana, así que asumió el papel de madre cuando Águeda empezó a flipar, buscando a quién dejar por detrás en una nómina de quince participantes en la que solo dos tenían peor marca que ella. «Obviamente, iba a ser muy difícil, pero no pienses en las que tienes delante, sino que en las piernas tienes cuatro minutos». La frontera de la excelencia en la distancia.
La segoviana fue la primera en catar el tartán, después del show del atleta francés Ladji Doucouré con el bastón, la ceremonia obligada en cada evento olímpico. Águeda compartía serie con Laura Muir –plata en Tokio y múltiple campeona de Europa– y Gudaf Tsegay, bronce en 2021 y con una marca sideral de 3:50 en su haber, a un segundo del récord del mundo. La segoviana prefiere seguir ritmos altos a marcarlos ella, así que su deseo era una carrera fugaz, de meeting, y volar hacia su marca personal. Su deseo lo cumplió Nozomi Tanaka, una de las ocho atletas con las que competía que había bajado de los cuatro minutos. Marcó un ritmo de salida criminal, con un par de cuerpos de margen con el grupo, consciente de que aquello decaería, pero obligado a seguir su estela.
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Así se llegó al primer 400, a 1:02, poca broma, con Águeda en el furgón trasero a la espera de buscar una de las seis plazas directas si la providencia ponía la oportunidad a su alcance. Hubo un amago de corte a final de la segunda vuelta, con Muir entre medias, pero la cosa llegó sin víctimas al toque de campana. La segoviana había pasado por el 1.000 más rápido que en cualquier otra carrera de su vida y llegaba duodécima al último 400. Mientras otras compañeras explotaron, ella siguió su avance sólido por la calle uno, recogiendo cadáveres, concentrada, como si aquello fuera una mañana anodina en las pistas de La Albuera y no estuviera corriendo ante 80.000 personas.
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Así llegó a la última curva, con una velocidad que no decaía. Al contrario que la de Tanaka, la última en explotar. La japonesa se tropezó un par de veces al filo de la cuerda y molestó a la segoviana, que tuvo que frenar para sortearla, detalles que valen décimas. Con todo, acabó muy entera y se lanzó con el pecho al cruzar la línea de meta como si aquello fuera un sprint de foto finish. Porque sabía que aquella era la mejor carrera de su vida y cada centésima contaba. Aun así, fue novena, a casi dos segundos de la estadounidense Emily Mackay, sexta y última clasificada para semis, mientras Tsegay y Muir se dejaban ir en la última recta. La prueba de lo fugaz de la carrera es que las tres siguientes –Sophie O'Sulliuvan, Sintayehu Vissa y Marqués– hicieron marca personal.
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«Me da un poco rabia porque no he pasado de ronda, pero he hecho 4:01, me he encontrado muy bien. Ya está, corren más ahora mismo, ha sido una brutalidad. Con esto antes te metías es una final olímpica y ahora aquí estoy», resumió la segoviana a los micrófonos de TVE, con el subidón de quien ha vivido el momento de su vida. «Es que tengo que estar contenta. Me he demostrado a mí misma que es posible. El ritmo ha sido increíble. Yo me decía que a falta de 500 metros tenía que estar delante. ¿Qué delante? O pasas a 2:38 [el 1.000] o no estás delante ni de fly. Es que sigo flipando, hay un nivel que jolín».
Así que llegará con buenas sensaciones a la repesca que correrá hoy a partir de las 12:45 horas. «Intentaré darlo todo, es una oportunidad más de estar en semifinales. ¡A morirse!» Marta Pérez tiró de veteranía y resolvió en el último 500 una carrera lenta para colarse en semis con el sexto tiempo de su serie (4:04,94). Mientras, Esther Guerrero, lejos de la cabeza, guardó inconscientemente balas para la repesca cuando vio que no llegaba. «No quería pensarlo, pero mañana tenía que volver a correr. Cuando faltaban 300 metros y no me notaba que iba bien…. Es que yo creo que es lógico». Hizo cinco segundos más que Águeda (4:06,40), pero no compartirán serie. La segoviana deberá vérselas con la australiana Linden Hall (con una marca de 3:56,40), la irlandesa Sarah Healy (3:57,46) y la británica Revee Waltcott-Nolan (4:00,43). Las tres están en el top-20 del ranking mundial y Águeda parte como la 52. Pero ya se lo dijo Pérez: «Tienes cuatro minutos en las piernas».
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