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El abrazo que une Tánger con los vecinos de Riaza
Los familiares de la mujer y sus tres hijos fallecidos en un accidente de tráfico agradecen con una comida de hermandad el apoyo recibido que ha permitido repatriar sus cuerpos
Nunca cuatro paredes habían encerrado tanto agradecimiento y cariño, pero también dolor. La vecina de Riaza, Mouna, y sus tres pequeños, Zaid, Reda y Riad, fallecidos en un accidente de tráfico en octubre, han dejado una huella imborrable en la villa segoviana. Miles de personas han colaborado en la repatriación de sus cuerpos a Tánger, lugar de origen de la madre, mientras que otras han intentado ayudar a los familiares a componer decenas de corazones hechos trizas en apenas un instante.
La unión y solidaridad se han fundido en abrazos y muestras de apoyo llegadas de multitud de provincias y países, que han sido recibidas por la familia tanto en España como en Marruecos. Apenas han pasado tres semanas de la «desgracia» que ha desatado las lágrimas de toda una provincia. La tristeza aún es protagonista en el ambiente, pero cada vez ocupa más espacio el agradecimiento.
«Aunque tenemos unas diferencias culturales, los vecinos nos han demostrado que podemos contar con cada uno de ellos. Tengo que agradecerles la unión, que ha sido increíble», aseguró este viernes Fátima Ahrouch, sobrina y prima de los fallecidos. Con este objetivo, un centenar de personas participó en una comida de hermandad organizada por la familia y la Comunidad Islámica de Riaza. «En nuestra tradición se agradece así, con una comida; queremos que sepan que hemos percibido ese esfuerzo y ayuda que nos han prestado», declaró.
El recuerdo de Mouna y sus hijos se hizo presente en cada gesto, lágrima derramada o sonrisa que se pudo ver en el pabellón municipal, donde tuvo lugar el acto de convivencia. Familiares y allegados pasaron mesa por mesa para expresar personalmente su agradecimiento. «Aquí todos sois bienvenidos», pronunciaban.
La vida de cuatro vecinos riazanos se truncó en el kilómetro 160 de la carretera N-110 el pasado día 23, tras la colisión con un tractocamión. En ese momento, «estábamos por los suelos». Pero los allegados de los fallecidos se sintieron aupados por los habitantes del pueblo. «Sinceramente, es el mejor», insistió Fátima. «Han estado con nosotros de pie en todo momento», corroboró otro de los primos de la familia.
«La unión ha sido increíble, no tenemos palabras: estamos agradecidos tanto los familiares de Marruecos como los de aquí»
En un pequeño discurso de gran emoción hizo hincapié en cómo Ibrahim, esposo y padre de los pequeños, se ha visto arropado por miles de personas. No estuvo presente en la comida porque permanece en Marruecos, donde hace unos días se celebró el funeral de las víctimas, tal y como estaba previsto. Su intención es regresar la próxima semana a Riaza, matizó el alcalde, Benjamín Cerezo. «Vamos a intentar hacer ver al padre, que se ha quedado solo, que tiene un pueblo que le va a volver a acoger, que queremos que siga trabajando y viviendo aquí», afirmó.
«Mi tío lo está pasando mal, necesita un poco olvidar, no puede estar en esa casa teniendo todo lo de sus hijos», explicó su sobrina. La ropa, los juguetes y las tronas siguen en el mismo sitio en el que se dejaron aquel fatídico día. «Es devastador, de verdad, espero que pase el duelo con calma, y nosotros también: no se nos olvida», lamentó. Los pequeños iban al colegio y guardería. La comida contó con la presencia de muchos de sus compañeros.
Calmar la llama
El agradecimiento, extendido a todos los allí presentes, también fue expresado en palabras de la madre y abuela de los fallecidos desde Tánger. «Tenía una llama en el corazón y se le ha calmado un poco al ver al menos los ataúdes. Es difícil, pero se pudo despedir de su hija y sus nietos», relató Fátima emocionada. La repatriación de los cuerpos se realizó en tiempo récord. «Lo que querían era enterrar a sus familiares para que estuvieran en casa. La Subdelegación del Gobierno de Segovia agilizó todos los trámites junto con el tanatorio, y todo salió bien», dijo Cerezo.
El Ayuntamiento habilitó una cuenta bancaria para las personas que quisieran colaborar en este proceso, ya que en un principio lo iba a sufragar la Comunidad Islámica. Sin embargo, se trata de «un gasto muy elevado». «Hemos recibido muchas llamadas de particulares de Ávila, Madrid, Zaragoza... Hay gente que ha donado en cuanto ha visto la desgracia, se han volcado pensando en este padre que se ha quedado sin su familia», expresó el regidor. A su vez, garantizó que todos los gastos van a quedar cubiertos, ya que algunas asociaciones, como Stop Accidentes, se han prestado a financiar «lo que falte». La recaudación permanece activa.
«Vamos a ver si necesitan ayuda económica en el futuro y a intentar salir todo el pueblo adelante», reiteró. «Esperemos que no vuelva a ocurrir un accidente de este calado porque ha sido muy difícil», aseveró. En cualquier caso, insistió que «lo importante es que sigamos unidos en momentos de desgracia, y también de felicidad». «No tenemos palabras para agradecer todo el esfuerzo y la ayuda psicológica recibida, me siento muy orgullosa de ser de Riaza», concluyó Fátima.
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