El plan rector del Parque de Guadarrama equilibrará la presión madrileña sobre la sierra

Ya hay calendario para que el Parque Nacional de Cumbres Sierra de Guadarrama tenga, por fin, su regulación. Esa ordenación definirá qué actividades se podrán realizar, cuándo, cómo, cuántas visitas podrá acoger, cómo se calcularán las inversiones, cuáles serán las prioridades, etcétera... Las dos comunidades implicadas Castilla y León y Madrid agotan los tiempos estipulados porque el año que viene el Plan Rector de Usos y Gestión (PRUG) ha de estar listo y en vigor. El cronograma es claro: el próximo mes de febrero se presentarán la propuesta inicial de borrador y los planes operativos, acompañados de los informes de los centros directivos de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente y de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos.

Ese calendario avanza y emplaza para marzo el inicio del periodo de información pública, que se alargará durante un mes, al mismo tiempo que se completarán las consultas con las entidades locales. Ya en junio deberán de estar los informes de los órganos de participación. A saber, el Patronato del Parque Nacional de Sierra de Guadarrama; el Consejo de Medio Ambiente, Urbanismo y Ordenación del Territorio; el Consejo Regional de Medio Ambiente, el de la Red de Parques, y el Consejo Económico y Social.

Ese mismo mes a las puertas del verano que viene está prevista la presentación del informe preceptivo y vinculante de la Dirección General de Presupuestos. Este aspecto es harto importante porque «todas las actividades van a requerir una funcionalidad adecuada», precisa el director general del Medio Natural de Castilla y León, José Ángel Arranz. Y la «forma de llevarlo a efecto dependerá de los presupuestos». El representante del Gobierno autonómico añade que el Plan Rector de Usos y Gestión hará una «estimación de inversiones y marcará prioridades»; pero es la Ley de Presupuestos la que concretará al final qué dinero se destinará al Parque Nacional de Guadarrama.

Arranz añade que «intentaremos que la cuantía sea lo más elevada posible y permita lograr los objetivos del PRUG, aunque estará en función de los presupuestos que se aprueben en las Cortes».

Sin anualidades fijas

Esto quiere decir que el cálculo sí figurará en el documento regulador, ahora en plena redacción; sin embargo hay que tener en cuenta también las indemnizaciones posibles por las restricciones que imponga. Así pues, y «por respeto a la estabilidad presupuestaria, no se fijan anualidades», dejando el anexo con la miga económica para el final.

El calendario previsto por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente se prolongará hasta el último mes del año que viene con los informes de la asesoría jurídica por un lado; y del Consejo Consultivo, de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos y de la Comisión de Secretarios, por otro. Dentro de un año, el documento se trasladará al Consejo de Gobierno para la aprobación definitiva de los decretos del Plan de Usos y Gestión y de los planes operativos.

Así que el camino que resta para que esté operativo el PRUG, aunque seguro, es todavía largo. En definitiva, los tiempos que marca el enredado proceso administrativo. Hasta ahora también se han hecho los deberes que estipula la tramitación estipulada para estos casos. Cabe recordar que desde el pasado mes de febrero, con la presentación previa a los ayuntamientos implicados, la maquinaria divulgativa y de recogida de aportaciones ha estado en marcha. En marzo, abril y mayo se llevaron a cabo sesiones territoriales abiertas para presentar el plan, tanto en la vertiente madrileña como en la segoviana, así como encuentros deliberativos entre diferentes sectores, como agricultores, ganaderos, propietarios de tierras, federaciones de montaña, grupos ecologistas, etcétera. Ya en verano, en el mes de agosto, se devolvieron las aportaciones con la vista puesta en enero de 2017, cuando las conclusiones de los grupos de trabajo se plantearán al patronato.

De la mano

El director general del Medio Natural de Castilla y León es consciente de que hay tarea por delante, sobre todo cuando las dos comunidades autónomas han de ir de la mano. Esa maraña de estudios e informes ha de ser consensuada a uno y otro lado de la sierra porque las administraciones madrileña y castellana y leonesa deben de sacar al mismo tiempo el PRUG, explica Arranz.

La simultaneidad no quita que cada gobierno introduzca singularidades en el planeamiento usos y gestión, matiza el responsable autonómico. De todos modos, el director general cree que la aprobación del plan puede apoyar actividades que entran dentro del perímetro del parque, y no solo se refiere al turismo activo. Por ejemplo, también puede ser un respaldo para la ganadería extensiva, opina.

Compatibilidad deportiva

También hay actuaciones, especialmente de carácter deportivo, que despiertan recelos. Es el caso de las carreras de montaña que han proliferado en los últimos años y que son un innegable atractivo de visitas, pero su proliferación y algún que otro recorrido pueden entrar en colisión con el espíritu de conservación y protección por el que ha de velar el PRUG. En este sentido, José Ángel Arranz prefiere no hablar de prohibición, sino de regulación.

«Guadarrama aguanta una presión muy relevante, por lo que el objetivo que se plantea es que las carreras no interfieran con las visitas». Arranz piensa que una forma de ordenar esta situación consiste en que aquellos días que se sepan y prevean una gran afluencia de visitantes, como pueden ser los puentes festivos, no se programen carreras u otros eventos deportivos que poseen como escenario el parque nacional. Asimismo, aboga por que «no haya saturación de pruebas en un mismo día».

Un problema que late desde que la declaración es la masificación que se produce en la vertiente madrileña, sobre todo en algunos parajes conflictivos como La Pedriza o el propio alto de Navacerrada. El director general del Medio Natural observa que la falda segoviana todavía «tiene más margen para acoger la importante demanda de visitantes que procede de Madid». A este respecto, José Ángel Arranz es partidario de «equilibrar» la afluencia e intentar que la comunidad vecina «baje la presión de visitas».