«Ya no nos cuesta levantarnos por las mañanas»
Las segovianas Beatriz y Soraya decidieron poner en marcha juntas la tienda en la que ellas comprarían: un comercio de venta de alimentos a granel. En su tienda ecológica el cliente puede elegir qué cantidades llevarse de cada cosa
rafa rojas
Domingo, 4 de septiembre 2016, 11:57
La onza castellana es una unidad de peso en desuso que equivale a 28,7558 gramos. Onza es también la palabra que han usado las segovianas Beatriz González (31 años) y Soraya Gómez (29 años) para bautizar su tienda de venta de productos de alimentación a granel: Onzas de Sabor. Su establecimiento recupera el recuerdo de cuando tu madre te mandaba a comprar cuarto y mitad de lentejas o medio vasito de pimentón, en la era previa a los supermercados y los códigos de barra.
En esta tienda de la avenida de la Constitución de Segovia, sobre sacos, cestas de mimbre y tarros de cristal, esperan a los clientes una buena variedad de productos naturales, ecológicos o no. «Hay un montón de pastas, macarrones de diferentes clases y sabores, arroces, harinas, infusiones, especias, cacao, semillas, cereales, huevos, gominolas, frutas deshidratadas», enumera Beatriz.
La protohistoria de Onzas de Sabor comienza hace 9 años, cuando las actuales socias se conocieron trabajando en un supermercado. «Estuvimos juntas en una tienda de encurtidos en Eroski. Soraya era mi encargada y después de un tiempo trabajando allí creamos una amistad. Años después, aquí estamos», relata Beatriz.
La idea de poner en marcha la tienda nace cuando Beatriz se va a trabajar a Vitoria tras haber estudiado allí Educación Social e Integración Social para gestionar un piso de menores extranjeros. En la capital vasca, la segoviana se acostumbró a comprar en una tienda de productos a granel. «Me empieza a gustar muchísimo: entrabas y olías los productos, había mucha variedad de legumbres, muchos colores... Podía servirme sola e ir probando un poco de todo», dice.
Soraya, que había estudiado bachillerato tecnológico, siempre le decía a su amiga que tenía que volver a Segovia, a lo que Beatriz contestaba que «y dónde voy a comprar allí». «Pues montamos esa tienda en Segovia», contestaba Soraya. A partir de ahí, medio en broma, medio en serio, empezaron a plantearse la posibilidad de abrir un comercio similar en su tierra. La que antes se puso manos a la obra fue Soraya, que comenzó a preguntar y a apuntarse a formaciones relacionadas con el comercio y el emprendimiento. «Estuvimos un año haciendo el plan de empresa y distintas formaciones. En la Diputación nos han ido orientando sobre las dudas, la localización del local, el papeleo Nos han guiado un poco sobre dónde había que ir y qué teníamos que resolver. En general para montar la empresa nos han tratado en todos los sitios muy bien», dice Soraya.
Por fin, el 3 de octubre de 2015, Onzas de Sabor abre sus puertas y a partir de ahí ambas empiezan una nueva etapa en sus vidas. Las dos coinciden en señalar que lo que más les ha aportado el proyecto han sido ganas: «Ya no nos cuesta levantarnos por las mañanas», señalan. «Te levantas todos los días animada, sueñas con lo que haces y con lo que vas a hacer mañana. Conoces a mucha gente y eso es lo mejor. Vienes a trabajar contenta y te vas contenta. Ahora no me importa llevarme trabajo a casa», dice Soraya. «Tienes todo el día presente a la tienda. Piensas en cómo mejorar, cómo poder avanzar Además, la gente está respondiendo añade Beatriz. Ahora todo lo hago con mucho más amor, esfuerzo y entusiasmo».
Una de las claves para disfrutar con la gestión de su negocio han sido las personas que se han encontrado por el camino. Ambas, destacan cuánto les gusta la relación con sus clientes y proveedores. «Hemos conocido a mucha gente, al apicultor que trae la miel, a la gestora, al informático, a la que hace las empanadas Entre nuestros clientes hay gente mayor, la mayoría mujeres, pero abarcamos todo tipo de personas, como estudiantes que sólo quieren una pequeña cantidad. Hay también un tipo de cliente que se alimenta superbién, que solo consume productos ecológicos. Por cuestiones de espacio empezamos con pocos productos, así que muy pocos eran ecológicos. Pero hemos conocido gente que solo se alimenta así y hemos ido ampliando la oferta», explica Soraya.
Para Beatriz, otro punto a favor ha sido la posibilidad de «personalizarlo a nuestro gusto». «La tienda es moderna en cuanto a colores y texturas. La hemos querido hacer cálida y acogedora, utilizar colores pastel y mucha madera. Las estanterías y el mostrador están hechos por nosotras con la ayuda de mi padre y sus herramientas. Algunas cosas las hemos tenido que hacer dos veces, pero era el granito de arena para que todo fuera más nuestro», recalca.
La otra gran aportación fue el enfoque y la filosofía que desde el principio le imprimieron a Onzas de Sabor. «Queríamos basar la tienda en que cada persona pudiera llevarse las cantidades que necesitara, tanto de producto ecológico como no ecológico. Queríamos que hubiera variedad y que fuera asequible, que todo el mundo pudiera acercarse a onzas y comprar. Nos interesa la tierra, el medio ambiente y la reutilización. Por eso damos caña con el tema de los envases. Utilizamos bolsas de papel y pedimos que las reutilicen. Cada vez hay más clientes que traen sus propios tarros de cristal y estamos tratando de crear esa conciencia», señala Beatriz.
A un año de su apertura, la tienda «está yendo bastante bien y estamos contentas. Puede ir mejor y necesitamos que vaya mejor, pero en base al plan de empresa está funcionando mejor de lo previsto. Ya hay mucha gente que es cliente habitual y nos sigue comprando», explica Beatriz, que considera que «si consigues durar un año ya estás en marcha, y ahí estamos». Para celebrar este primer aniversario ya tienen en mente «una fiestecilla para el 8 octubre. Con sorteos y degustaciones. Vamos a invitar a todos los que nos han acompañado».
Ese espíritu de celebración que se contagia a lo que les rodea, es también uno de los ingredientes inmateriales de su éxito. «Antes de empezar con esto ya éramos positivas de por sí y ahora más. Conocer a tanta gente te enriquece tanto Aunque no te hagas de oro, aunque vaya regulín. Pero sí, somos positivas y alegres y atraemos a gente así», confiesa Soraya, que dice haberse convertido en «una persona mucho más relajada, más tranquila».
Ambas han conseguido también mejorar su calidad de vida gracias a la tienda. «Como una trabaja de mañana y otra de tarde, te deja mucho tiempo libre. Yo suelo trabajar luego en casa, pero también salgo al campo o paseo con los perros», señala Soraya, que vive en Hontanares.
Ella recomendaría a cualquiera que se lance a emprender, aunque sólo sea por la experiencia que se vive. «Si te va bien, pues guay, y si te va mal, de eso también se aprende. Se cierra lo que se tenga que cerrar y a levantar cabeza. Mientras, vas a aprender a trabajar de una forma que antes no conocías y a ver a la gente de otra forma. Yo ahora la veo desde otro punto de vista, aunque antes ya había trabajado de cara al público. Ahora, estoy con la gente el tiempo que tenga que estar, no me importa tirarme 20 minutos con ellos y así estoy mucho más a gusto», concluye.
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