Los vándalos se ensañan con el parque junto a la Fábrica de Cristales y las pistas de pádel

Los últimos ataques vandálicos han colmado la paciencia del alcalde del Real Sitio, José Luis Vázquez. Por si fuera poco el destrozo de 17 luminarias y mobiliario urbano la semana pasada en el parque que se construye en las inmediaciones de la fachada norte de la Real Fábrica de Cristales de La Granja, la gota que ha hecho rebosar el vaso es la rotura de las paredes acristaladas de las pistas de pádel de Valsaín.

El alcalde no oculta su disgusto ni su indignación por estos ataques, «de una magnitud desproporcionada», que han sido denunciados en el puesto de la Guardia Civil. «Me gusta contar que mi comunidad es armoniosa y modélica, pero hay excepciones que no están a la altura», lamenta José Luis Vázquez, quien hace un llamamiento a la colaboración de los vecinos para descubrir a sus autores, «porque entre nosotros hay alguien detestable y tiene que asumir responsabilidades y pagar por lo que ha hecho, porque ha atentado contra el bien común. Es increíble que alguien de esa calaña conviva entre nosotros».

Solo el arreglo de las paredes acristaladas de las pistas de pádel de Valsaín costará alrededor de 3.000 euros, según los cálculos de Vázquez, quien incide también en los daños ocasionados en el nuevo espacio público junto a la Real Fábrica de Cristales, un parque «con el que los vecinos están encantados, porque es muy bonito, pero alguien se ha dedicado a ir rompiendo, de dos patadas, los puntos de luz instalados. Me parece inadmisible».

Excrementos de perros

La acción de los vándalos no es su único quebradero de cabeza. El alcalde está también preocupado por el incómodo e insalubre problema de los excrementos de perros en la vía pública. «Si alguien no sabe tener un perrito, que no lo tenga», afirma molesto. La dificultad para cazar a los propietarios que no recogen las deposiciones de estos animales hace que apenas haya sanciones, por lo que Vázquez vuelve a hacer un llamamiento a los vecinos del municipios, «para que no me diagnostiquen lo qué ha pasado, sino que lo denuncien».