Cuatro décadas de La Pasión en La Alberca
Jueves Santo ·
Un montaje con grabaciones de representaciones de años anteriores recordó ayer uno de los actos principales de la Semana Santa de la Sierra de Franciamaría jesús gutiérrez / word
LA ALBERCA
Viernes, 2 de abril 2021, 12:08
Si hay un acto que distingue a la Semana Santa de la Sierra de Francia, ese sin duda es la representación de 'La Pasión' cada Jueves Santo en La Alberca. Una escenificación que mueve a un centenar de personas aficionadas al teatro y que por segundo año consecutivo ha tenido que suspenderse a consecuencia de la pandemia del coronavirus. Aún así, ayer, las redes sociales mostraban un montaje realizado con grabaciones de representaciones de años anteriores que, este año, hubiese cumplido los 40 años.
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Pero 'La Pasión' albercana es mucho más que un acto significativo de la Semana Santa, pues es parte del legado de la gran tradición que existe en este pueblo y en toda la Sierra de Francia por el teatro. «En un momento propicio se conjugaron las ganas de enseñar vida y teatro de un albercano, Moisés Serrano, y la ilusión de un grupo de jóvenes por hacer cosas diferentes. En ese momento empieza a balbucear Cateja», explica Isidro Luengo, presidente de Cateja Teatro, sobre los orígenes de una representación en la que la asociación ha tenido la voz cantante, y en la que él ha tenido un gran protagonismo, pues ha sido una de las tres personas que ha representado a Jesucristo (de 1981 a 1996 y después de forma alterna con José Fernando Luengo hasta 2011).
En 1981, añade, «y ya con varias obras de teatro y la representación de la Loa a Nuestra Señora de La Asunción con un elenco más que joven, comienza a fraguarse, quien sabe si con la memoria del director aún reciente por las representaciones que, en los años 50 del siglo pasado, los seminaristas y a modo de escuela religiosa representaban por los pueblos escenas de La Pasión».
Fue un texto de Antonio Hernández fechado en la ciudad de Méjico en 1918 con el título de 'Cristo Redentor' para representar en interior el que sirvió de base para lo que después y sacándola a la calle sería 'La Pasión' que se representa el Jueves Santos, hoy tan conocida por miles de personas.
«Los comienzos fueron difíciles pero ilusionantes. Copiar papeles a mano, buscar personajes, tirar del arca de nuestras abuelas para el vestuario, hacer corazas de romano de cartón y pintadas de purpurina, maquillaje y efectos con sangre de cerdo, fabricar las cruces de forma literal, lo que suponía ir al monte a por palos, acarrearlos con caballerías, serrarlos y clavarlos. Todo al más puro estilo de la Palestina de los años 30», prosigue Isidro Luengo, que recuerda que «de lo único que no había que preocuparse era del decorado, venía por defecto: las calles, plazas y exteriores de La Alberca, que hacían que los primeros espectadores -casi todos albercanos pues estábamos aún en un incipiente turismo de Semana Santa, era 1981- caminaran y se sintieran transportados al momento más crucial de la historia: la última semana de la vida de Jesús de Nazaret».
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En esos momentos, «todo era inocente, actores muy jóvenes, casi niños, que sacaban de adentro y mostraban al público una fuerza que trasmitían al espectador que permanecía y se metía dentro de la historia, hora llorando hora increpado a los verdugos, saltándose sin querer la cuarta pared». Aunque los alrededores del templo eran el fiel reflejo de una Jerusalén figurada, acto seguido las estrechas calles de La Alberca ayudaban a esa mezcla de actores y espectadores que «sin querer formaban parte del acto, confundiéndose y dando lugar a anécdotas de querer ayudar al Nazareno a cargar con la cruz cual servil Cirineo».
En esos primeros años, la representación finalizaba en la era, en el monte calvario, «apenas éramos 30 actores y un buen director y mejor público que por arte de magia quedó enganchado a 'La Pasión' y desde entonces la sintió como suya. Pasaron los años, nuestro director murió pero los demás nos conjuramos para seguir su obra y... bueno, hasta hoy».
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Poco a poco, 'La Pasión' fue adquiriendo reconocimiento el Jueves Santo por la mañana, para no interferir en los actos religiosos, y después pasó a ocupar un lugar importante entre misas y procesiones por la tarde, entre dos luces, «en ese momento mágico donde todo es posible, el día de la noche y la noche del día».
Para el nuevo horario hacía falta iluminación y un sonido profesional ante la gran avalancha de gentes llegadas de todas partes, lo que ya hacía difícil el recorrido original, por lo que se centraron todas las escenas en el Solano Bajero. «Sin saber cómo, quizás metidos en una espiral que lo envuelve todo, renovamos vestuarios y trajes de romanos encargados en el Levante, Sanedrín, aunque a día de hoy sentimos la necesidad de -a modo de taller de teatro- seguir cosiendo túnicas y elementos para la función, a todo esto muchos de los niños que comenzaron ya estaban 'talluditos' y personificaban como nadie, apóstoles, soldados, Magdalenas o Verónicas».
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En todo este tiempo, 'La Pasión' pasó a convertirse en un acto en el que muchos vecinos querían participar, porque era ya algo del pueblo, de La Alberca. «No podemos saber a ciencia cierta la gran cantidad de personas que han participado en nuestra Pasión pero quedan muy pocas familias donde alguno de sus miembros no haya participado en ella», explica Luengo.
Y entre todos los papeles representados hay uno que destaca sobre los demás, el personaje de Jesús que, a su vez, ha sido quizás el más fiel de todos, pues sólo tres actores lo han encarnado. No obstante, Luengo señala que «una de las intenciones del grupo era que pudiera participar quien quisiera en la representación y curiosamente siempre dejamos túnicas para los últimos que una vez puestos a las órdenes de un jefe de grupo representan el papel como si lo hicieran todos los años. También hay que reconocer la búsqueda insistente la noche anterior de algún valiente para ser crucificado, la primavera albercana es recia y fría y hemos presenciado más de una vez como los copos de nieve se asomaban curiosos a la crucifixión».
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Otro de los objetivos era mostrar 'La Pasión' a todos aquellos que quisieran verla y así se ha representado en Ciudad Rodrigo, Guijuelo, Sotoserrano, Mogarraz y Salamanca varias veces. E incluso en la capital charra hubo una gran representación en el Teatro Liceo, donde cien actores hicieron vibrar al público salmantino inamovible en sus asientos; y otra de las actuaciones fue a beneficio de la talla principal de la Cofradía del Despojado, de gran auge en la capital por su parecido a las andaluzas.
Por otro lado, no hay que olvidar la intención de innovar, pues cada año se hace protagonista a una escena, un colectivo o un personaje determinado, así la misma Pasión cada año es diferente, algo que ya esperan los espectadores. Y en ella siempre hay vecinos de otros pueblos o actores de otros grupos teatrales participando, que no dudan en sumarse a 'La Pasión' y a la invitación que desde Cateja Teatro les hacen.
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Y echando la vista atrás, después de cuatro décadas, IsidroLuengo señala que «sin aquellos principios, nunca hubiéramos llegado a lo que hoy es nuestra Pasión, reconocida y admirada, abierta, muy profesional, con grandes medios de iluminación y sonido, maquillaje, efectos, inclusión de imágenes proyectadas y un reparto que, como no, ha ido ganando con los años». Y concluye recordando que «Salamanca es tierra de Pasiones, hasta cuatro más que la nuestra se representan fielmente en Béjar, Candelario, Serradilla y Ciudad Rodrigo, y puede que alguna más esporádicamente. Sin embargo y aunque nosotros hemos tratado de entablar con los demás un espacio para interrelacionar, quizás y como casi siempre esta provincia adolece de enseñar lo que tiene. En lo que a nosotros concierne, gente de teatro, Salamanca puede presumir de ser la única provincia del territorio español que tiene autos sacramentales al menos en cinco pueblos y una gran tradición en autos de Pasión».
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