Alertan de las graves consecuencias de que ya con 8 años se vea pornografía
Provoca una percepción distorsionada de las relaciones, el consumo de prostitución, más enfermedades sexuales y posiblemente la violación en 'manadas'
ROSA M. GARCÍA / WORD
SALAMANCA
Martes, 17 de diciembre 2019, 11:52
El acceso a la pornografía comienza en la infancia, ya desde los ocho años, y a los 14 años está generalizado, consumiéndolo casi el 87% de los chicos y el 54,8% de las chicas. Un uso de la pornografía, a través sobre todo de los móviles, que condiciona las actitudes sexuales de los adolescentes, provocando importantes consecuencias. Estos son algunos de los datos que recoge el estudio de la 'Nueva pornografía y cambio en las relaciones interpersonales', que fue presentado ayer por Lluis Ballester Brage, profesor de la Universidad de Baleares, doctor en Sociología y Filosofía y miembro del grupo de Investigación y Formación Educativa Social que han dirigido este importante estudio. La presentación tuvo lugar durante unas jornadas organizadas por Asecal y la plataforma de entidades 'Jóvenes e Inclusión', que han colaborado en la investigación.
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La educación afectivo-sexual «no da respuesta a las inquietudes y necesidades» de los jóvenes, por lo que buscan «básicamente las alternativas en internet y lo que se encuentran es pornografía, una nueva pornografía que tiene un impacto claramente negativo para su proceso formativo, para su educación afectivosexual», afirmó Ballester.
Un acceso que se realiza «a edades muy tempranas» porque «se ha generalizado la disponibilidad de tecnología en la infancia».
Otro problema «es que los chavales cuando se lo encuentran no hablan con adultos. No hay confianza en temas de sexualidad, de sexo hablan con otros chicos y chicas o van a buscar más cosas en internet y, por lo tanto, más porno, más deseducación, más distorsiones perceptivas».
La pornografía la ven más los chicos que las chicas, aunque está aumentando el consumo por estas últimas, «en los últimos cinco años un 20%», siendo más del 85% de los chicos frecuentadores de la pornografía». Pero se empieza a consumir «muy pronto», según el estudio realizado que se basa en una muestra de 2.500 jóvenes de 16-29 años de varias comunidades. Así, «las edades de recuerdo de las primeras imágenes de pornografía en Castilla y León son los 10 años», edad que baja a los 8 años en el conjunto nacional. Aunque el porcentaje es pequeño a esas edades, tienen experiencias con la pornografía «masivamente antes de los 13 años». En su conjunto en torno al 70% antes de los 13-14 años las han tenido.
En la pornografía ven violencia, prácticas de riesgo, como el sexo sin preservativo, con varias personas o con desconocidos, no se ve consentimiento, ni límites, ni afecto, se distorsiona la imagen de la mujer, etc. En definitiva, relaciones que condicionan las actitudes sexuales de los adolescentes, que cambian la percepción y la práctica de las mismas.
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Este uso está «conectado con dos cosas que son muy graves, como es el incremento de prácticas de riesgo y, por lo tanto, de enfermedades de transmisión sexual; la reducción del uso de preservativos, como declaran los chicos, tiene una conexión muy clara con la pornografía». Y la segunda, «la posibilidad de consumo de prostitución. Está desapareciendo de las calles, entre otras coas, porque a través de la red captan clientes».
Relación con las 'manadas'
También, aunque no lo pueden demostrar, creen que está relacionado con el aumento de las violaciones, sobre todo 'en manadas'. «Han aumentado mucho; siempre habido, pero cuando se ha hablado con Fiscalía, lo más frecuente eran violaciones individuales, un predador, canalla, descontrolado... Ahora las grupales son más importantes y el grupo es característico en el porno», afirma. La violación en grupo antes «era excepcional», sin embargo, «en este momento hablamos de 140 manadas en los últimos cuatro años judicializadas, identificadas. Además una de cada cuatro graba con su móvil a cara descubierta la violación y lo distribuye por una red social, y esto es característico del porno». Para él, «hay una distorsión perceptiva que proviene del porno y les hace ver que esto es muy normal y es un delito»
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Critica la «poca capacidad que tenemos para poder hacer frente a este reto que nos plantea la pornografía». Además, «socialmente se ha banalizado el tema y ellos no lo ven como una amenaza, porque su percepción del porno es hasta positiva». Aboga por «cambiar nuestra perspectiva social de la pornografía, es más seria de lo que pensamos y desarrollar herramientas» y considera que debería haber una asignatura afectivo-sexual, «tratando en primer lugar emociones, afectos, comunicaciones, es decir, la preparación para las relaciones con otras personas y contigo mismo. Eso no se hace y sería una buena base de la educación afectivo-sexual».
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