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Luis Miguel de Pablos
Lunes, 15 de agosto 2016, 12:31
Ya lo hace en la exposición sobre El Bosco que, desde hace ya un par de meses y hasta octubre, se puede visitar en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid. Una crítica cromática contra los desmanes que perpetra el ser humano contra la naturaleza que el propio Florencio Maíllo ha querido ahora reproducir en Béjar en defensa del denostado Jardín de El Bosque. La serie, que consta de 42 piezas, forma precisamente parte del proyecto que tanto éxito está recabando en Madrid. Es un apéndice de ese Jardín de las Delicias, como reconoce el propio artista salmantino. «Es parte de la colección que no terminé para el proyecto de El Bosco y que decidí rescatar para hacer algo específico con El Bosque, en apoyo de un jardín que está medio moribundo», señala Maíllo sobre una exposición que se puede visitar en la sala Bizarte hasta el próximo 26 de agosto.
Un espacio declarado Bien de Interés Cultural que hunde sus raíces en el siglo XVI, y que hoy día sufre el paso del tiempo y el abandono al que se ha visto sometido en los últimos años. Un dato que no ha pasado inadvertido a la Junta de Castilla y León, que ha iniciado una serie de reformas para restaurar y revitalizar el entorno y edificaciones de este jardín medieval. El guiño de Florencio Maíllo no es sino un gesto más en apoyo de este espacio histórico. «Es un espacio único que se conserva en estado puro, pero que ha estado mucho tiempo abandonado y que necesita de unos cuidados que ahora empiezan a notarse gracias al esfuerzo de la Junta», apunta. La secuencia que muestra en la sala Bizarte es precisamente una alegoría al pasado de la villa, y más concretamente un repaso al bucólico paseo que ofrece el jardín de El Bosque a través de sus fuentes. Situado en una terraza inferior, al jardín se accede por una escalinata que invita a conocer sus cuatro fuentes, la del Escudo, la de las Copas, la del Paraguas y la del Cisne. En ellas precisamente se inspira este último proyecto de Florencio Maíllo, obstinado en defender nuestro entorno y todo lo que nos ofrece la naturaleza. «Nos empeñamos en lo contrario, de ahí el cuidado del entorno que muestro en mis trabajos. Nos cuesta conservar lo que tenemos, y este jardín de El Bosque es un buen ejemplo de ello», se lamenta el artista nacido en Mogarraz, que destaca la inspiración que desprende este espacio bejarano, «a medio camino entre el jardín inglés y el francés, con ese efecto especial que transmite cuando recoge el agua que viene de la Sierra». La exposición se iba a haber clausurado el día 19, pero finalmente se ha prolongado hasta el día 26 por el interés suscitado.
A la presentación de la muestra Del Jardín de El Bosque acudieron José Fuentes -catedrático de grabado de la Facultad de Bellas Artes y director de proyecto de investigación de serigrafía digital de los proyectos que ha llevado a cabo Maíllo sobre el Bosco y Bosque-, Antolín Velasco y María Victoria San Román -responsables de la sala Bizarte-, Concha Sáez -catedrática de grabado de la Facultad de Bellas Artes- y el escritor Reynaldo Lugo.
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