Los continuos ataques de lobo al oeste de la provincia hacen saltar todas las alarmas
Desde la Alianza denuncian que hay «2 ataques cada 3 días» y en Asaja piden una provincia «libre» de estos animales
ELENA GÓMEZ / WORD
Miércoles, 16 de diciembre 2015, 12:21
«En los dos últimos meses hemos tenido dos ataques cada tres días». Así lo afirmaba ayer en conversaciones con este periódico Aurelio Pérez, coordinador regional de la Alianza Upa-Coag, quien tachaba la actual situación que se está viviendo con los ataques de lobo al oeste de la provincia de Salamanca especialmente en las comarcas de El Abadengo y de Vitigudino como «la peor de la historia».
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«En los últimos 6 o 7 años, según los datos que maneja la consejería han crecido un 25%los daños por ataques de lobo, y eso son solo los daños declarados, porque hay un 15% que no se declaran y otro 10% que no se reconocen como tal», asegura, señalando que «hay una expansión del lobo por toda la comunidad de Castilla y León», a lo que añadió que, actualmente, «la zona oeste de Salamanca es donde más ataques se están produciendo».
Para entender la problemática del lobo en nuestra provincia y, en general, al sur del río Duero, hay que hacer una radiografía de cómo está la legislación y de las diferencias que existen entre esta zona y la norte del río. «Al norte del Duero, el lobo está considerado como especie cinegética, es decir, que se puede cazar, para lo que se establecen unos cupos que este año ha sido de 143 ejemplares». Además, ante un ataque, la Junta, que tiene la responsabilidad patrimonial de los mismos, tiene un seguro», y eso cuando el ataque no se produce dentro de un coto de caza, donde es el seguro de estos quien se hace cargo. Esta situación provoca que, además de un control de la especie a través de su caza, las compensaciones en caso de ataque se cobren de forma rápida.
Sin embargo, al sur del Duero, «el lobo es especie protegida y solo se autoriza abatir ejemplares cuando se produzcan daños». Es decir, solo se da muerte a determinados animales cuando se produce uno o varios ataques en una misma zona. «Aquí no existen cupos».
Esta legislación está provocando en parte, según aseguran desde algunos sectores como la Alianza, situaciones como la que actualmente se vive en El Abadengo y Vitigudino. A ello hay que sumarle que, pese a que el gran número de ataques hizo que se autorizara la caza de un ejemplar hace tres meses por parte de los efectivos de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, ese abatimiento aún no se haya producido.
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Por eso desde Upa-Coag, que recientemente se ha reunido con el consejero de Medio Ambiente, han solicitado que se tomen, a largo plazo, dos medidas: el cumplimiento de los cupos y la agilización en el pago de indemnizaciones.
La primera de sus propuestas va enfocada a «frenar la colonización», según explica Pérez, quien asegura que los animales se mueven tradicionalmente entre la zona de la Sierra de la Culebra, en Zamora, y los montes portugueses, siendo el oeste salmantino una zona de paso donde, a juzgar por el incremento de ataques, «nos tememos que se han asentado algunas manadas en esta zona intermedia que provienen de aquellos lobos satélite».
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Además de cumplir con los cupos en el norte del Duero, apuestan porque la consejería aumente a dos las patrullas medioambientales encargadas de abatir al lobo en la zona afectada de la provincia de Salamanca o que, en su defecto, los propios ganaderos tengan permiso para realizar el abatimiento, una medida que, al parecer, «se va a estudiar».
Respecto a la agilización de los trámites, Pérez asegura que «se ha creado un grupo de trabajo entre la consejería de Medio Ambiente y Agricultura» y que se está estudiando la posibilidad de funcionar a través de seguros, como al norte del Duero, y no a través de expedientes cuya tramitación hace que los pagos se retrasen enormemente.
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Unas ayudas que, en el caso del ovino pueden rondar los 50 euros por ejemplar, mientras que en el caso de los terneros depende más de su valor de mercado. Sin embargo, el daño que se produce en un ataque de lobos no solo afecta en cuanto al número de bajas, sino que, según un estudio impulsado por Coag hace unos años, «se demostró que, sobre todo en ovino, había otras consecuencias como el estrés que puede provocar menos producción de leche, una limitación del celo, abortos o una bajada de las defensas que hace que las enfermedades se presenten con más virulencia».
Sin embargo, estas medidas propuestas por la Alianza serían a largo plazo pues, según afirma su coordinador, «la única solución para cortar el problema que hay ahora en esta zona, donde nunca había habido un nivel tan alto de ataques, es abatir a 6 o 7 ejemplares, ya que los ganaderos tienen sus explotaciones para vivir de ellas y hay algunos que ya acumulan 5 o 6 ataques».
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«Hoy la única solución pasa por matar ejemplares, no hay medidas preventivas que sirvan, no es posible por ejemplo recoger a todos los animales todas las noches, sobre todo porque nos han obligado a tener más ejemplares para poder ser más competitivos», sentencia.
Zona libre de lobos
Por su parte, la otra gran Organización Profesional Agraria (OPA)que actúa en la provincia, Asaja, emitió ayer un comunicado pidiendo que «la provincia sea declarada zona libre de lobos ante la manifiesta incompatibilidad del lobo con la ganadería extensiva».
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«Los reiterados ataques de lobo que sufren los ganaderos salmantinos demuestran que la expansión de este depredador es mucho mayor de lo que dicen las estadísticas oficiales», aseguran desde Asaja quienes inciden en que el modelo de ganadería extensiva es vital para la provincia que es la que tiene «mayor número de animales bovinos, una de las primeras en censo ovino, pilar fundamental para el porcino ibérico y poseemos una importante cabaña equina».
Para Asaja, los ataques del lobo ya no solo se limitan a un tema de alimentación si no que «muchos de ellos son consecuencia del placer que siente el lobo al matar, tras saciar el hambre», por lo que en su nota lo tachan en numerosas ocasiones de «asesino».
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Además consideran que algunas medidas preventivas propuestas por los ecologistas, como los pastores eléctricos, «son inviables», «un fracaso ante el lobo» y en algunos casos han conllevado sanciones. Tampoco ven viable la «implantación de mastines» ya que consideran que «no elimina la necesidad de alimentarse del depredador y, por tanto, sólo traslada el lugar de los ataques»; porque solo es aplicable al sector ovino (y no al vacuno, que cada vez sufre más ataques) y porque, a la larga, consideran que se tendría que hacer frente «a ataques de cánidos en lugar del lobo».
Desde Asaja defienden que los ganaderos son los verdaderos ecologistas por su dedicación al campo y a los animales a los que ven morir en los reiterados ataques, por lo que critican «al ecologista de sillón y redes sociales, que no se juega un euro y que tiene la defensa del lobo por entretenimiento».
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Además, frente al fracaso en la batida del lobo en Las Arribes, recuerdan que ya a principios de mes solicitaron que los ganaderos participaran en las batidas. Una solicitud que «quince días después, y varios animales muertos después, exige de Suárez Quiñones una respuesta inmediata».
«Quizás lo que persiguen los ecologistas, con el beneplácito de los políticos salmantinos y castellanos y leoneses, es que la comarca de Arribes se convierta en un desierto, sin personas, para que el lobo campe a sus anchas. Pero olvidan, que el lobo vive donde hay animales, y si Arribes muere, el lobo se trasladará. El problema, cambiará de lugar pero no desaparecerá», sentencian, recordando que los ataques no solo generan pérdidas económicas, sino también un gran estrés para los animales y los ganaderos, por lo que exigen la declaración inmediata de zona libre de lobos.
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