Nuestra Señora de las Angustias entra en la calle San Pablo en la tarde del último Vienes Santo.

Una Semana Santa fija en el calendario convence a la sociedad civil y religiosa

La propuesta del Papa Francisco satisface a cofrades y hosteleros, mientras la Diócesis valora la importancia de la unidad de los cristianos

Cecilia Hernández

Lunes, 29 de junio 2015, 12:30

La opinión general es unánime. Por unas razones o por otras, todos los interesados en Salamanca se manifiestan con claridad en apoyo de lo sugerido la semana pasada por el papa Francisco: fijar la Semana Santa en una fecha, para que todo el orbe cristiano celebre la Pasión y Resurrección en los mismos días. Así, los días de Pasión pasarían a ser cada año en la segunda semana de abril, entre el segundo y el tercer domingo de ese mes. Sin cambios, sin sorpresas al mirar el calendario de año en año.

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«Por mi parte sólo puedo decir que sería beneficioso, porque nos permitiría mejorar la organización». José Adrián Cornejo, presidente de la Junta de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Salamanca valora la propuesta papal desde el punto de vista de alguien que ya en Navidad empieza a preparar a contrarreloj tanto la Semana Santa como los actos de Cuaresma.

Y es que, sin ir más lejos, la Semana Santa de 2016 comenzará el 20 de marzo. Prácticamente lo más temprano que puede caer en el calendario esta celebración, que varía en función de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Por eso, la Semana Santa puede caer o a finales de marzo, como el año próximo, o a lo largo del mes de abril.

José Adrián Cornejo, asimismo, tiene en consideración otros factores, más allá de la organización. La climatología también influye. «A mediados de abril es más probable el buen tiempo que en marzo, y además los días son más largos». De nuevo, la mente vuela a la que será la próxima Semana Santa, que se celebrará antes del cambio de hora de cada último domingo de marzo.

Más horas de luz y buen tiempo son aspectos que influyen determinantemente en el turismo. Y así lo resaltan también los empresarios hosteleros y los comerciantes de la ciudad. Una Semana Santa en abril garantiza visitas y compras, sobre todo si se repiten las buenas temperaturas de las dos últimas ediciones, en las que el calor protagonizó las procesiones y el ambiente en las calles.

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Con ese buen recuerdo presente, la hostelería recalca, de igual modo, que establecer la fecha de vacaciones, sin posibilidad de cambio, ayudaría al planteamiento vacacional de cada año. Y es que si la Semana Santa cayera en esos días de abril, también se fijarían, con toda probabilidad, las vacaciones de los estudiantes. «A nosotros lo que nos interesa es que se distribuyan mejor los periodos lectivos», señaló a este respecto Nicolás Ávila, vicepresidente regional del sindicato de profesores ANPE, que, por tanto, no ve tampoco con malos ojos la idea expresada por el papa Francisco.

De hecho, este año al profesorado le hubiera parecido mejor que las vacaciones escolares hubieran coincidido con la semana de Pascua, es decir, con la siguiente a la Semana Santa. «Siempre pedimos a la Administración que las vacaciones ayuden a distribuir los trimestres para que entre el segundo y el tercero no haya mucha diferencia y tengan la misma extensión», apunta Ávila. Una petición en la que chocan con cofradías y hosteleros que, por diferentes razones, siempre piden que las vacaciones escolares coincidan con la Semana Santa, caiga cuando caiga.

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Beneficio para los cristianos

Y, ¿qué opina la Iglesia salmantina sobre esta propuesta papal? El vicario de la Diócesis de Salamanca, Florentino Gutiérrez, explica que la idea es «muy buena» porque contribuiría a la «unidad de los cristianos». En Salamanca, donde existe una comunidad de ortodoxos, se comprueba cada año la separación que existe entre las dos ramas del cristianismo. «Nosotros celebramos la Pascua y ellos lo hacen a la semana siguiente, no tiene mucho sentido, sería más beneficiosa una celebración de todos juntos, movernos todos en el mismo sentido».

Eso sí, matiza el vicario, no parece probable, al menos en el corto plazo, que las pretensiones del Papa Francisco puedan ser realidad. Y no por falta de disposición del mundo católico, que, como se puede comprobar, está de acuerdo con la medida por diversidad de razones. El problema radica en las iglesias ortodoxas, en sus diferentes patriarcados, a los que costará poner de acuerdo en esta cuestión. «La Iglesia católica es una, pero los patriarcados son distintos y aunque sería razonable , es complicado», explica por último Florentino Gutiérrez.

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