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Inmigrantes en el centro cultural Baraka, que Cáritas Diocesana tiene en Sotomayor.

La exclusión social severa acecha al colectivo inmigrante

Salamanca Acoge presenta un informe sobre la situación global de estas personas en la capital

Cecilia Hernández

Jueves, 20 de noviembre 2014, 12:12

La asociación Salamanca Acoge presentó ayer en el Salón de Grados de la facultad de Derecho el informe Una experiencia con la inmigración, elaborado, desinteresadamente, por la empresa salmantina Pramar Investigación Social. Se trata de una radiografía de la situación del colectivo de inmigrantes en la ciudad de Salamanca y de las necesidades existentes en el mismo. Durante el pasado año, Salamanca Acoge atendió a cerca de 800 personas, según explicó una de sus responsables, Lucía de la Peña. Para la elaboración del estudio se realizó una encuesta a cerca de 150 personas, se crearon dos grupos de discusión y se realizaron cinco entrevistas en profundidad.

Los resultados obtenidos se refieren a varias cuestiones, como explicó José Luis Prats, director técnico de Consultoría de Pramar Investigación. «La inmigración es un fenómeno complejo y para alcanzar lo máximo posible en su conocimiento nos hemos basado en tres fases o áreas diferentes». En primer lugar, el estudio se encarga de profundizar en el proceso, esto es, en las «condiciones de vida antes de llegar a España y en las motivaciones que hacen a las personas dejar sus países de origen».

Determinados estos conceptos, el estudio pasa a analizar la situación actual, cómo están las personas con las que normalmente trabaja Salamanca Acoge en ámbitos como el trabajo, la salud, la vivienda o las relaciones sociales. Finalmente, el estudio se ocupa de su valoración de su estancia en Salamanca y las expectativas sobre su vida, es decir, si van a quedarse, regresar a sus países de origen o marcharse a otros lugares.

Comenzando por el principio, el estudio indica que el 50,4% de los inmigrantes que residen en Salamanca estaban trabajando antes de venir, «lo que nos lleva a reflexionar sobre qué tipo de trabajo tenían», indicó Sergio Martínez, el director de Estudios y Proyectos de Pramar. Este dato confluye en los siguientes, que cifran en un 67% los inmigrantes que llegaron a la capital charra buscando mejorar su vida y en un 20% aquellos que directamente querían salir de la miseria y de la pobreza. De igual modo, «en su mayoría su destino inicial fue España, sin países previos».

Vivienda y trabajo

Datos más desgarradores aparecen al entrar en la segunda parte del estudio, aquella que se refiere a la situación en la que viven los inmigrantes en Salamanca. Aquí se observa que el 36% reconocen no tener servicios básicos en sus viviendas como agua caliente o calefacción y que un porcentaje similar en algún momento de su estancia en la ciudad no han tenido un lugar en el que vivir. De igual modo, el 40% de los inmigrantes padecen problemas de insalubridad en sus hogares, que en un 7,1% de los casos tienen una densidad «crítica», esto es, hay más de tres personas por habitación.

En cuanto a la situación laboral, el estudio de Pramar desvela que un 73% de las personas inmigrantes están desempleados, y de ese total de parados, un 63% lo es ya de larga duración, es decir, llevan más de un año sin encontrar trabajo.

«Observamos en estos datos que existe un mayor índice de empleabilidad en las mujeres que en los hombres, porque estos se han visto muy afectados por la crisis de la construcción, mientras que ellas encuentran trabajo en el ámbito doméstico, que supone un 44% del total de ocupación», explicó Martínez. En general, las actividades laborales son «de baja productividad y cualificación» y existe, además, un alto índice de situaciones irregulares. «Un 30% trabajan sin contrato, y un 40% de los desempleados también trabajaron así en su último trabajo». Unas cifras que confluyen en otro terrible dato, ese que señala que sólo el 13% de los inmigrantes sin ocupación laboral puede acceder a las prestaciones públicas por desempleo. Un alejamiento de los servicios públicos que también se muestra en la «escasa incidencia de la Renta Garantizada de Ciudadanía».

Estos indicadores obtenidos por Pramar en base a su estudio sobre los usuarios de los servicios de Salamanca Acoge se resumen en ese 11,2% de inmigrantes que en Salamanca se encuentran en «exclusión social severa», circunstancia que no mejora especialmente para el resto, ya que un 38% viven una «moderada» exclusión y un 50,8% en precariedad.

Para determinar estas categorías, los investigadores se han basado en varios indicadores, como los mencionados, pero también en otros como la vida social de la que disfrutan los inmigrantes en Salamanca -que se resume «en todo tipo de ocio que no suponga gasto alguno»- y en el acceso a la sanidad. En este último punto, el estudio determina que un 29,4% de los encuestados había dejado de tomar medicamentos en algún momento de su vida por no poder pagarlos, y que un 13% no cuenta con ningún tipo de cobertura sanitaria, ni pública ni privada. Aunque existe un 78% de población inmigrante son tarjeta sanitaria, el Real Decreto 16/2012, que retiró ese derecho a los extranjeros irregulares, provocó que un 10,3% de los inmigrantes de Salamanca perdiera esa tarjeta.

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