Shon Weissman: «De no jugar a fútbol sería tenista, soy competitivo y me gusta ganar a todo»
El delantero del Real Valladolid reconoce que su gen ganador es la gasolina que le mantiene siempre activo: «Me encanta la adrenalina que conlleva el deporte»
Como en cualquier otro ámbito de la vida, también en fútbol hay estirpes. Hay quien salta al campo empeñado en hacer la vida imposible al ... contrario, especialistas que salen con una misión determinada sin importarles que se juegue con porterías, aquellos que cuelgan la gabardina en el vestuario como quien va a la oficina, e incluso los hay también que pisan el césped con el propósito de divertirse. En ese catálogo hay hueco para otra especie, en vías de extinción, que come aparte y se retroalimenta del gol –también en declive–.
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Para pertenecer a esta estirpe no sirve cualquiera –de hecho suele haber uno o dos jugadores en una plantilla de 25–. Se necesita un don. Un gen. Es como el pelo. O se tiene o no se tiene. Se puede enmascarar pero el que lo lleva de serie parte con ventaja.
En Valladolid cae uno de ciento en viento, y esta temporada ha caído procedente de Austria, donde dejó su huella de rara avis con 37 goles en tres competiciones, 30 en 31 partidos de liga.
Shon Weissman (Haifa, Israel, 1996) ha tardado en caer de pie, pero ahora que se ha convertido en referencia y máximo goleador del Real Valladolid quiere más.
Lo lleva en los genes. Y no lo esconde.
–Las madres siempre quieren que sus hijos sean abogados, médicos o actores. En su caso tuvo un goleador.
–Mi madre me apoyó en todo momento. Sabía desde que cumplí los siete años que mi sueño era ser futbolista, y era ella la que siempre me llevaba a los entrenamientos, estaba presente en cada partido,... En Israel todos los niños juegan a fútbol, y mi familia deseaba que yo fuera futbolista algún día. Ahora lo pienso con el paso del tiempo y su ayuda fue fundamental.
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–¿Qué profesión hubiera elegido en caso de no jugar al fútbol?
–Buena pregunta. Probablemente tenista, pero seguro que algo relacionado con el deporte. Sí, porque además de que soy una persona hiperactiva y muy nervioso, me gusta ganar a todo. Soy muy competitivo y me encanta la adrenalina que conlleva el deporte de competición.
El pequeño Shon se crió en Haifa bajo las faldas del primer equipo de Israel que consiguió clasificarse para la fase de grupos de la Liga de Campeones en 2002. Tenía apenas seis años cuando la intifada palestina desplazó a su equipo, el Maccabi, a jugar sus partidos como local en Chipre. La televisión fue quien alimentó su sueño.
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–¿Era buen estudiante?
–Lo cierto es que sí, pero empecé a jugar muy pronto. En mi primer equipo –precisamente aquel Maccabi Haifa– tenía dieciséis años y ya dejé la escuela pero sí, era un buen estudiante.
–Y como todo niño, seguro que tenía un equipo favorito. Aquí en España los niños son del Real Madrid o del Barcelona. ¿En su caso?
–Pues tengo que decirte que cuando era crío mi equipo favorito era el Real Madrid. Me encantaba cómo jugaba.
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–¿Tanto como para ser uno de sus sueños por cumplir?
–(sonríe) Bueno, ahora mi deseo es jugar en Valladolid y continuar aquí. Ha sido mi elección a pesar de que tenía muchas más ofertas y espero seguir aquí más tiempo.
En Haifa, donde nació y se crió, eran muchos los niños que soñaban entonces con jugar algún día en el Real Madrid. De hecho, aquella temporada de su debut en el Maccabi Haifa dejó la décima Champions en las vitrinas del estadio Bernabéu.
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Seguramente fue aquel Madrid de Ronaldo Nazário el que marcó su infancia. Tenía seis años cuando su actual presidente debutó con la camiseta blanca.
–¿Algún consejo habrá recibido de él ahora?
–Hablamos, sí, y me da mucha confianza. Para mí es un honor viniendo del mejor delantero de la historia. Estoy muy agradecido.
–¿Quién influyó más en que acabara siendo jugador? ¿Algún entrenador en especial?
–Principalmente mi madre, porque fue ella la que se encargó de llevarme a todos los sitios. Y luego mi mujer, mi familia, mi abuela,… Todos ellos me ayudaron. Y luego sí que es verdad que hubo un entrenador que me ayudó mucho desde los 7 años hasta que cumplí los 15. Me entrenaba cada día con él y me ayudó mucho a ser mejor jugador.
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«Viajo una vez al mes a Madrid para comprar los alimentos de la cocina Kosher para judíos»
– El Yom Kipur o Día del Perdón, el más importante y sagrado dentro del calendario judío, le hizo perderse el partido ante el Celta, situación que se ha venido repitiendo en otras temporadas. Su conocido fervor religioso le llevaba a recorrer más de dos horas hasta Viena para visitar la comunidad judía. ¿Cómo se las apaña ahora?
– Ahora lo tengo más fácil porque viajo a Madrid. En Austria tenía poco más de dos horas hasta Viena y ahora hago el viaje en menos de hora y media. Vamos aproximadamente una vez al mes a Madrid y aprovechamos para comprar comida y lo que necesitamos.
– Se refiere Shon a la comida Kosher y aquellos alimentos que se les permite ingerir a los judíos, entre ellos la carne, que no el cerdo.
– Esa carne especial es la que compramos en Madrid.
– ¿Sabe que esta tierra es gastronómicamente muy conocida por sus carnes?
– Sí, lo sé, y me encanta, aunque nosotros no podemos comer los alimentos taref (no permitidos).
– ¿Cómo analiza todo lo que estamos viviendo en este último año?
– El virus ha parado el mundo y ha detenido nuestras vidas. Yo por ejemplo no veo a mi familia desde hace un año, y desde que he llegado a España no he podido viajar a Israel. A veces nos parece un mal chiste que se ha convertido en pesadilla.
– En su tierra parece que esa pesadilla tiene fecha de caducidad...
– Eso espero. Mi familia ya ha recibido la primera dosis y van a recibir la segunda en un plazo de dos semanas. Espero que cuando la tengan, puedan volar a alguna parte y poder acercarme yo para encontrarnos de nuevo.
Con la mayoría de edad, y después de debutar con los colores del equipo de su ciudad, Weissman recaló en varios equipos de Israel en calidad de cedido donde empezó a demostrar su olfato goleador. Primero en el Hapoel Acre FC (2015-16), después el Maccabi Netanya (2016-17) y por último el Hapoel Ironi Kiryat Shmona (2017-18) antes de volver a casa como rampa de lanzamiento previo a recalar en la liga austríaca.
–¿Ha sido fácil su camino por el mundo del fútbol?
–Nunca es fácil llegar hasta arriba, pero es un proceso que tiene sus fases, que requiere paciencia y en el que se necesita trabajar duro y dar lo mejor para alcanzar los objetivos. En ese sentido no me importa lo que haya que trabajar para conseguirlo.
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No había explotado aún cuando aterriza en Austria la temporada 2019-20. Allí un cúmulo de casualidades hace que termine por despuntar. Shon estaba llamado a jugar en el Austria de Viena pero la operación no cuaja y acaba en el Wolfsberger, equipo revelación la temporada anterior cuyo entrenador sí acaba recalando en Viena.
–Y sin embargo usted acaba el año con 37 goles y el Austria de Viena con un montón de problemas deportivos. Algo parecido le ha sucedido ahora cuando todo apuntaba al Celtic de Glasgow como destino y está jugando en Valladolid. Imagino que espera el mismo final...
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–Lo que deseo principalmente es que tengan éxito los equipos en los que juego. Elegí Valladolid entre muchas ofertas porque sentí mucha confianza por parte del cuerpo técnico, y estoy feliz por haberlo hecho. Este es un buen proyecto de futuro y los resultados que estamos teniendo ahora son parte solo del principio. Llevamos una muy buena trayectoria en los últimos seis partidos.
«¿Número de goles? Lo más importante es que vengan acompañados de puntos para el equipo»
–Para un jugador que llega de ligas menores, como la austríaca, lo más complicado es superar un proceso de adaptación, ¿es su caso?
–Sí, claro. Hay muchas diferencias entre ambas ligas, aunque al final fútbol es fútbol en cualquier parte del mundo. Al final se trata de lo mismo, juegues bien o mal tienes que marcar más que el contrario para ganar. Da igual en Austria que en España, yo voy a dar el cien por cien de mi juego ya sea con goles o con otros aspectos para que el equipo consiga el objetivo. Ahora estoy muy feliz porque los goles hayan llegado, pero sobre todo porque lo hayan hecho las victorias. Y este es el camino.
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–¿Y marcar? ¿Es más fácil en Austria que en España?
–No sé si es más difícil o no, pero ahora tengo confianza por haber marcado. Algo así me sucedió en Austria y quiero mostrar a todos lo que puedo hacer. Mi trabajo es el gol. Me dedico a esto y es lo que mejor se me da.
En la liga española ha tardado trece jornadas en hacer su primera diana cuando en Austria ya firmó un doblete en el estreno de la liga ante el FC Admira Wacker.
«Pongo el foco en mejorar cada día para hacerme un hueco, ser cada día mejor, y veremos después»
–¿Le gusta el juego del Real Valladolid?
–Sí, creo que hemos ido mejorando con el paso de las semanas y en Getafe se pudo ver ya una buena versión. El equipo empieza a demostrar su calidad, y ahora espero que sigamos en la misma línea. Es el objetivo, traer los puntos y jugar cada vez mejor para que los aficionados puedan disfrutar del equipo.
–Ya que me habla de puntos, en Austria su frase favorita era 'Drei punkte' (tres puntos), y en España todavía se está comentando la expresión que soltó al marcar en Getafe cuando se le pudo leer en los labios '¿Qué pasa?'. ¿Hay alguna historia detrás de esa celebración?
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–Nada especial. Es algo como 'este es mi camino con el equipo' y por eso dije '¿qué pasa?'. Como decir que para mí es así de fácil, me dedico a esto y es lo que mejor se me da. Estoy aquí para marcar goles para el equipo y para los aficionados.
–Luego completa sus celebraciones levantando el cuello de su camiseta por la parte de atrás y tapándose la cara con la otra mano, emulando el Shema o gesto de oración. ¿Ha pensado ya cuántos rituales como éste va a repetir en Valladolid?
–(sonríe) Espero que los máximos posibles. No he pensado en una cifra, lo más importante es que vengan acompañados de puntos para el equipo. Los máximos que pueda.
–Los tres últimos en Getafe vinieron en el mejor partido de la temporada, ¿está de acuerdo?
–No sé si el mejor pero sí fue uno de los mejores. Creo que estamos en un buen momento y ahora solo nos tenemos que trabajar duro para seguir así.
«Benzema es el mejor. Me fijo en sus movimientos, puede hacer de todo en un mismo partido»
–Ya habrá comprobado que con Sergio en el banquillo hay que correr mucho, ¿se corre más en España que en Austria?
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–Aquí corro mucho, sí.
–Entre carrera y carrera, ha podido compartir línea de ataque con distintos jugadores, ¿con quién se siente más cómodo?
–Tengo unos buenos compañeros, se puede ver durante los partidos donde tenemos soluciones para cada situación. Pero esta no es una pregunta para mi, y sí para el entrenador. Me encantan mis compañeros. Todos son increíbles, y la verdad es que me están ayudando mucho. Tienen mucha calidad para aportar al equipo y al final es lo importante.
–¿Y de la liga? ¿Cuál es su jugador favorito?
–(No se lo piensa un segundo) Para mí el mejor es Benzema. Me encanta cómo juega y la clase que tiene en el campo. Veo sus movimientos y si me quedo con algo es que puede hacer de todo en un mismo partido.
–Veo que le sigue tirando más el Madrid que el Barcelona...
–Prefiero Valladolid.
–¿Seguirá más años en la liga española o tiene intención de cambiar de aires pronto?
–El objetivo es quedarme en España. No tengo intención de irme muy lejos de aquí. Pongo el foco en mejorar cada día para hacerme un hueco en esta liga, ser cada día mejor, y veremos después de un año o dos aquí.
–En su última comparecencia pública sorprendieron las declaraciones en las que agradecía el cariño recibido por los aficionados de Valladolid. ¿Tanto le paran por la calle?
–Les estoy muy agradecido. Cuando voy por la calle me paran y me felicitan , y eso me da mucho ánimo y confianza para seguir en esta línea. Espero que estén disfrutando con las victorias del equipo porque lo más importante para mí es marcar para ellos.
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–Esperemos que en breve pueda dedicárselos con ellos en el estadio.
–Sí, sí. ¡Ojalá! Todos los que marco son para ellos. Ya digo que es lo que más me motiva.
–Cuéntenos cómo es un día cualquiera en la vida de Weissman en Valladolid.
–Nada especial. Me despierto, voy a entrenar, luego como con mi mujer y después juego con la niña o vamos al centro a pasear. No tenemos mucha actividad ahora con el covid, como es normal. Es una lástima no poder conocer más de la ciudad por el coronavirus pero que es lo que toca.
–¿Qué sitios le ha dado tiempo a conocer ya de la ciudad?
–Conozco el centro, mmm... el hotel Colón (sonríe) y también el Río Shopping, aunque en estos momentos pasamos mucho tiempo en casa, no solo por la pandemia sino también porque tenemos una niña de cuatro meses.
–Su mujer habla español y le ayuda como traductora y profesora al mismo tiempo.
–Sí, el hecho de que ella hable español es más fácil para nosotros. Me ayuda con el idioma, sobre todo cuando salimos a caminar, aunque tengo un profesor del club que me ayuda dos veces por semana.
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«Mi madre, mis primos y mis abuelos ya han sido vacunados»
Benjamín Netanyahu fue el primero, y dos semanas después Israel no solo suma ya 1,2 millones de vacunados sino que lidera la carrera de países ricos en tiempo récord con el 12% de su población ya inoculada. «Somos los mejores del mundo, no tiene otra explicación», sonríe Weissman, feliz porque la vacuna Pfizer haya llegado también a su casa. «Mi madre, mis primos y mis abuelos ya han recibido la primera muestra de la vacuna, y están esperando a la segunda dentro de dos semanas», explica el delantero del Real Valladolid, sin respuesta para tal hazaña. «¿Por qué Israel sí y España no? No sé, explícamelo tú».
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