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Rubén Semedo, en el momento de su detención el pasado mes de febrero. Damián Torres
Rubén Semedo, de la cárcel al césped en apenas dos meses

Rubén Semedo, de la cárcel al césped en apenas dos meses

El central portugués ha encontrado en Huesca una segunda oportunidad tras pasar 141 días en la cárcel por encañonar a un hombre. En Zorrilla juega su quinto partido consecutivo como titular a las órdenes de Leo Franco

Viernes, 5 de octubre 2018, 13:54

Con tan solo 24 años, muchos pensaban que la carrera de Rubén Semedo había tocado a su fin el pasado mes de febrero cuando la Guardia Civil le detenía en el chalé en el que vivía a 60 kilómetros de Villarreal. Unepisodio más propio de las mafias del Este en el que la víctima señaló directamente al central portugués como cabecilla de un secuestro en el que fue golpeado, apaleado y hasta encañonado sin motivo aparente. Imputado por delitos de homicidio en grado de tentativa, lesiones, detención ilegal, amenazas, tenencia ilícita de armas y robo con violencia, Semedo ingresó en la cárcel de Picassent el pasado mes de febrero, con su madre a la puerta de los juzgados proclamando su inocencia por, según su versión, haber sido víctima de una estafa.

El jugador entonces propiedad del Villarreal, que había pagado 14 millones de euros al Sporting de Lisboa por el 80% de sus derechos, figuraba entonces en las agendas de distintos clubes europeos por su proyección. Una carrera jalonada por otros incidentes nocturnos que le señalaban como otro juguete roto de los muchos que ha arrojado el mundo del fútbol profesional. Nacido en un barrio conflictivo a las afueras de Lisboa, Semedo no tuvo una infancia nada fácil, marcada por el ingreso en prisión de su padre. Fue su madre la que tuvo que hacerse con las riendas de la familia, mientras él coqueteaba con malas compañías al tiempo que explotaba sus virtudes físicas vistiendo la camiseta que antes lucieron ídolos en Portugal como Luis Figo, Futre o Cristiano Ronaldo. Alguien le alertó, entonces, de que lo mejor para su inestabilidad era abandonar Lisboa. Así que Semedo hizo las maletas y recaló en el Reus (2014), donde empezó un carrusel de idas y venidas que acabó con sus huesos en Villarreal la pasada temporada. Pero fue allí, más cerca de Valencia que de Villarreal, donde las juergas nocturnas se repitieron –cuentan los vecinos que se hizo una discoteca en la planta baja de su chalé para organizar fiestas– y los problemas físicos empezaron a hacer acto de presencia.

Imagen que se hizo viral este verano de Semedo disparando en una caseta de feria.

Hasta que llegó el mes de febrero y el incidente en el que se vio involucrado junto a dos amigos. Tras tomar declaración, el juez le enviaba a prisión preventiva donde permaneció hasta el pasado 13 de julio. Un total de 141 días después, a Rubén Semedo se le concedía la libertad condicional después de pagar una fianza de 30.000 euros y con la obligación de mantenerse alejado a 300 metros de la víctima.

Apenas una semana después (19 de julio), el Villarreal anunciaba la cesión de Rubén Semedo a la Sociedad Deportiva Huesca, un club de entorno familiar que le ha abierto una puerta a su rehabilitación. En palabras de Petón, «un nido idílico para que los jugadores crezcan o reconduzcan sus carreras». En esa dirección apuntaba Emilio Vega, el director deportivo, el día de su presentación: «¿Quién no se ha equivocado en esta vida? Todos nos hemos equivocado, todos tenemos derecho a tener una segunda oportunidad».

Apenas dos meses después de abandonar la cárcel, Leo Franco colocaba a Semedo al frente de la zaga del Huesca en su partido ante el Rayo Vallecano. Desde entonces, 14 de septiembre, no ha perdido la titularidad.

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