Segundo año del VAR

Es verdad que pese a los errores el fútbol es más justo. No tanto como dice el ínclito Velasco Carballo, que dice que no hay goles legales anulados por fuera de juego o que no hay goles en fuera de juego (en Valladolid podríamos escribir un libro del tema). Es verdad que hay menos juego brusco, que hay menos simulaciones y menos errores en general, pero el hecho de la nula transparencia hace que el sistema esté bajo sospecha. Y de eso el responsable es él.

Cualquier juez cuando dicta una sentencia la tiene que motivar. No entiendo por qué los árbitros están exentos de hacerlo. Por qué no pueden hablar con la prensa ni dar explicaciones. Voy a dar por hecho que me parece bien porque no todo el mundo está preparado para enfrentarse a cierta prensa ultra y de bufanda, pero al menos el colegio de árbitros debería explicar y comentar las jugadas polémicas, hayan acertado o no. Cuando eso ocurra Carlos Velasco Carballo podrá decir si tenemos o no conocimiento del reglamento.

Porque si lo que es fuera de juego en un caso al día siguiente no lo es o vemos distintas apreciaciones de las manos, si no hay uniformidad de criterios la culpa no es de la afición. Cuando hablo de uniformidad de criterios no digo que siempre haya que favorecer a los grandes. Digo que el mismo hecho debe ser castigado de la misma forma sea quien sea el perjudicado o el beneficiado.

Así que no me vale que Velasco Carballo salga con un decálogo de mejoras y como un palomo con el pecho hinchado diciendo que son los mejores de Europa. Si no hay transparencia en el colectivo arbitral el fútbol estará manchado por mucho que sea más justo que cuando no había VAR.