Cédric, autor del gol del triunfo, es felicitado por su compañero Fran Rivera. Ana Puente / RVCF

El Real Valladolid Promesas encuentra el buen paso

Un cabezazo de Cédric en el minuto 76 desnivela un partido igualado en una tarde tórrida en los Anexos

J. C. Cristóbal

Valladolid

Sábado, 8 de abril 2023, 21:02

Los partidos entre filiales tienen un atractivo especial, más si enfrenta a los de dos clubes que suelen ser rivales desde las categorías más imberbes, ... no importa si el Racing lleva varias temporadas entre la Segunda y la 'tercera' (así nos entendemos todos mejor); los equipos jóvenes, además, carecen de ese oficio que tanto afea el que muchos alaban como 'otro fútbol' y, por el contrario, ofrecen la osadía de la juventud.

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Real Valladolid B

Aceves; Koke, Víctor, Kike Ríos (Adri Gómez, min. 69), Diego Moreno; Quintana (Fran López, min. 70), Fran Rivera; Chuki (Joao Pedro, min. 70), Maroto (Frimpong, min. 88), Pozo; y Cédric (Breno Teixeira, min. 88).

1

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0

Rayo Cantabria

Germán; Jorrín (Álvaro, min. 87), Mirapeix, Marco, Mario; Mateo (Izan, min. 67), Gete, Dani González, Diego Campo (Fer Muriel, min. 87); Neco (Dali, min. 46) y Jeremy (Ayoub, min. 67).

  • Gol 1-0 (min. 76): Cédric.

  • Árbitro: Dávila Fernández, gallego. Rojas por doble amarilla a Keko y Gete (min. 80): amarillas a Kike Ríos, Diego Moreno, Maroto, Fran Rivera; Deli.

  • Incidencias: Buena entrada en los Anexos. Tarde muy calurosa. Jornada 29ª en el grupo I de Segunda Federación.

Claro que esas teorías se evaporan en tardes como estar, con un calor que invitaba más a la holganza en la sombra que a corretear a la solana; si a los 25 grados, con jugadores reclamando agua antes del cuarto de hora, añadimos el rigor táctico de hoy, nos sale uno de esos partidos planos, con mucha pelea en las salas de máquinas y sin llegadas a las áreas; el típico que hemos visto mil veces en que un detalle desnivela la balanza con los tres puntos a un platillo o a otro; como si de un duelo decimonónico a pistola se tratase, el primero en disparar fue el Rayo Cantabria, y su bala astilló la madera, cuando le llegó el turno al Promesas, el balón encontró la red.

La tarde arrancó con el pie en el pedal del freno. La única manera de sacudirse el sopor fue con disparos desde lejos, más por impotencia que por ambición, que llegaban blandos a las manos de Germán. La grada de los Anexos despertó en el minuto 27 con una mano de Jorrín, pero si algo hemos aprendido esta temporada es que las únicas manos sin preguntas en las áreas son las del portero, las otras serán penalti o 'sigan' según haya sol o llueva.

Fueron buenos minutos blanquivioleta, escorado a la izquierda con Diego Moreno y Pozo con ganas de pelota, y sin embargo, fue el Rayo el que mejor se acercó al gol; primero con una jugada del viejo fútbol, colada del lateral, centro perfecto para la llegada desde la segunda línea de Dani González y buena mano de Aceves; y después con una acción del fútbol moderno, un mal pase del portero que cae a los pies de Jeremy, este abre el compás y deja la pelota a Neco, con tiempo para apuntar y estrellar la pelota en el palo. Era el minuto 45.

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El 0-0 del descanso dejaba abierto el partido a la espera de que el cansancio metiera plomo en las piernas, desabrochara los corsés tácticos y refrescara las ideas con los cambios. Cédric tuvo la suya tras un titubeo de Mirapeix, pero el camerunés, que quizá no esperaba el regalo, estuvo mitad torpe, mitad lento, para culminar el remate. No se oyó desde la grada, pero me pareció que dijo que tendría una más, y que esa sí la iba a aprovechar.

Hasta que llegó ese momento pareció que al Rayo Cantabria le iba sentando mejor el paso del tiempo, los recambios dieron otro aire al ataque con el marroquí Ayoub Jabbari, quien desplegó sus casi dos metros de estatura para intimidar a la zaga local, también es verdad que más con salvas de fogueo que con pólvora.

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Julio Baptista también oxigenó a los suyos, que empezaban a resignarse al tercer revés consecutivo en los Anexos, sin más argumentos ofensivos que los lanzamientos lejanos de Chuki y Fran Rivera que no encontraron portería. Cuando el partido entraba en la fase de incertidumbre en la que no sabes si lanzarte a por la victoria, o amarrar el empate para no ducharte de vacío, llegó ese detalle del que hablábamos en el segundo párrafo: uno de los nuevos, Fran López, fue al balón con la pierna fuerte, el árbitro no picó al grito teatral del jugador del Rayo y sus compañeros reaccionaron medio segundo tarde, con el balón abierto a la izquierda de Diego Moreno, que desde allí tendió el pasaporte con su foto y Cédric estampó la firma con la frente hasta el fondo de la portería cántabra. Corría el minuto 76.

Era el momento de vestirse para la resistencia, sin desesperarse por el brazo amonestón de Dávila Fernández, con nueve amarillas (seis a los de casa) en un partido sin más incidentes que la tángana que se montó tras una fea entrada a Pozo. En el barullo el árbitro se olvidó del que cometió la falta y lo compensó con una doble roja. Minuto 80 y quince por delante (cuatro de prolongación más el de propina) para aguantar en los brazos protectores de Aceves, muy seguro; e incluso con opciones de llegar al 2-0 en una fantástica acción individual de Pozo que salvaron entre las uñas de Germán y la cepa del poste.

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