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El Real Valladolid Promesas madura y vence en Zorrilla
El filial se impuso al Real Racing Club en todas las facetas del juego en lo que para los blanquivioletas es el teatro de los sueños
Sucede a veces, que a uno le acompaña el infortunio y, aunque crea poder revertirlo, genera cierta desconfianza. Para que a uno no le vean con ojos de perdedor no hay nada mejor que ganar. Y si es en un escenario de calado, mejor. Y así lo hizo el Real Valladolid Promesas, venció allí donde sueñan con jugar todos los que compusieron un 3-0 que no halló paliativos en un pobre Real Racing Club.
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RV Promesas
Samu Casado; Lucas Rosa (Apa, min. 79), Amoah, Saturday, Nieto; Mikel Carro, Moha (Rivera, min. 84), Narro, Chuki (Maroto, min. 64), Paulo Vitor (Dali, min. 79); y Arroyo (Alemán, min. 79).
3
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0
Racing
Parera; Medina, Satrústegui, Moreno, Simón; Atienza (Torre, min. 46), Íñigo, Domínguez (S. Marcos, min. 57); Soko (Justo, min. 80), Camus (Bustos, min. 57) y Cédric (Harper, min. 67).
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Goles: 1-0, min. 33: Mikel Carro (p.). 2-0, min. 45: Narro. 3-0, min. 52: Arroyo.
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Árbitro: Collado López, del comité castellano-manchego. Amonestó a los locales Chuki, Lucas Rosa y Paulo Vitor y al visitante Parera e Íñigo.
De pronto, Baptista fue algo así como el denostado P. T. Barnum, a quien interpretó Hugh Jackman en la gran pantalla. Sus pipiolos, a los que se refería la megafonía mediante el mensaje subliminal del tema 'Smells like teen spirit' ('Huele a espíritu adolescente'), alcanzaron, si no el nirvana, sí su mejor actuación, convirtiendo lo que en 'El Gran Showman' era un grupo poco menos que de gente, cuanto menos, rara en una coral afinada en ambas áreas que solo en los inicios titubeó un poco. Fue por la velocidad de los extremos del Racing y sus centros, con los que el cuadro de Romo mostró la intención de amenazar, aunque sin llegar a hacerlo.
El afán se quedó ahí porque la defensa –en la mayor extensión de la palabra– se solidificó como nunca. A partir de ahí, lo que pasó con esférico hizo el resto, y lo que pasó con él es que el filial lo tuvo y lo movió bien, generando nada más empezar un par de llegadas, en las botas de Chuki y de Narro. Superada la media hora, este se la dio a Arroyo en el área, donde se fue al suelo, decretando penal el colegiado. Del 'Mikel vs Miquel', Carro contra Parera, salió el 1-0.
El espectáculo de Arroyo
Hubo quejas en el Racing por ese señalamiento, como las hubo con la jugada del 2-0, porque a veces también pasa que uno no asume lo que viene haciendo mal. En el gol que amplió la ventaja, su zaga no estuvo expeditiva y el central permitió que Arroyo le robara la merienda. El juvenil asistió para que Narro elevara un número en la cuenta y diera al Promesas un margen de maniobra merecido. «¿Y ahora qué?», se preguntaban dudando los más recelosos. Romo contestó «ahora sí, Pablo Torre», internacional con la sub-19 y gran referencia racinguista, que entró en la reanudación después de una sorpresiva suplencia. Amenazó con el primer balón que puso, en un saque de esquina, y poco más.
Como en la película, hay veces en las que uno se deja embriagar por la exuberancia. Sucedió con los primeros toques del '10', que sonaban a la voz afinada de Jenny Lind en 'Never enough'. No, esta vez, no era suficiente. Podría ser bonito de ver, pero resoluble fue Roberto Arroyo, quien sentenció con el arrojo con el que irrumpe en el salón de los importantes la mujer barbuda. Se impuso veloz a Lozano a campo abierto, cogió el cuero que le había entregado Moha y entró escorado en el área de Parera, cuya acometida evitó, con una 'cucharita' que provocó que la grada exclamase «golazo». «No tengo miedo de que me vean, no me disculpo: así soy yo», reza el tema principal del film 'El Gran Showman'. Lo de 'Arroyito' fue el grito que indica que él tampoco, que la Primera RFEF es para él.
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Abandonando el cine, todo hay que decirlo, quedaba un mundo, y al Real Valladolid Promesas se le podía haber venido aparecido aquel fantasma del Reino de León que le hizo encajar cuatro tantos en diez minutos. Quedaban casi 40 en Zorrilla, un entorno que es el teatro de los sueños, en el que muchos debutaban, sí, y también donde quieren triunfar.No hubo lugar ni para el desastre, ni para un mínimo atisbo de duda. Aquel que la tuviera la vio despejada en un ejercicio de solidez y de gran solidaridad de todo el plantel. Así, aunque el Racing metió a todo su arsenal, fue como el apellido de su técnico, romo, y cayó frente a un filial que demostró madurez, temple y lectura donde las cosas pasan y allí donde los sueños de los canteranos se cumplen. Para el próximo domingo queda otro reto: Riazor y el Depor.
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