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El Real Valladolid empieza a lo grande y suma tres puntos que le dejan a un paso de la permanencia
Dos dentelladas de Ünal y Alcaraz resuelven por la vía rápida el primer triunfo en la historia en Butarque y acercan a los de Sergio a la permanencia
Por la vía rápida y con dos dentelladas bien medidas en el tiempo de Ünal (minuto 2) y Alcaraz (54), el Real Valladolid ha resuelto ... con buena nota la primera de las dos finales por la permanencia que le presentaba el calendario en su particular desescalada. Con más virtudes que fútbol, el equipo de Sergio González anuló al Leganés y de paso le despejó de la ecuación, dejando a los de Aguirre a 9 puntos (y average) 72 horas antes de recibir a otro rival directo, el Celta (6 puntos por debajo en la clasificación).
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No hubo que esperar mucho para despejar incertidumbres en una nueva realidad que penaliza al máximo los errores de concentración.
El nuevo fútbol saltó a Butarque con otra normalidad bien distinta a la que habían acostumbrado a sus aficiones tres meses atrás Leganés y Real Valladolid. Ninguno de los dos técnicos optó por echar la vista atrás y sus apuestas tuvieron más de sorpresa que de continuidad con el camino recorrido hasta la fecha. En el caso de Sergio González, condicionado en parte por los problemas físicos que apartaron a Kiko Olivas del once inicial en el calentamiento y que llevaron a recuperar la versión de Joaquín como central. Esta no fue, sin embargo, la novedad y sí utilizar por primera vez en esta temporada un doble lateral en banda izquierda con el tándem Nacho-Carnero como contrapeso al dibujo del Leganés.
El envite de Javier Aguirre, también desconcertante sobre el papel, le llevó a poner en el campo cuatro laterales y dos carriles bien armados (Bustinza-Rosales por derecha y Silva-Kevin Rodrigues por izquierda) para dotar de una mayor libertad a Óscar Rodríguez en ataque como escudero de Guido Carrillo.
Leganés
Cuéllar; Bustinza (Assalé, minuto 46), Awaziem, Omeruo, Silva (Ruibal, minuto 59), Rosales (Avilés, minuto 88), Amadou, Roque Mesa (Brian Gil, minuto 59), Kevin Rodrigues, Óscar Rodríguez y Guido Carrillo (Guerrero, minuto 77)
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Real Valladolid
Masip; Moyano, Joaquín, Salisu, Nacho; Raúl Carnero (Waldo, minuto 88), San Emeterio, Alcaraz, Óscar Plano (Hervías, minuto 67), Enes Ünal (Javi Sánchez, minuto 88) y Sergi Guardiola (Sandro, minuto 81).
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goles: 0-1 (minuto 2): Ünal. 0-2 (minuto 54): Alcvaraz. 1-2 (minuto 83): Óscar Rodríguez, de penalti.
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árbitro: Melero López (andaluz). Amonestó a Plano, Sergi Guardiola, y a Siovas (suplente) al término del partido por protestar.
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Incidencias: Jornada 28ª disputada en el estadio Butarque. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del coronavirus.
Como toda apuesta, perfectamente válida si el castillo no te lo desmonta un error como el que cometió Awaziem a los dos minutos de juego. El nigeriano no se entendió con Cuéllar y lo que debía ser un balón franco para el portero acabó en regalo para un Enes Ünal presto y despierto que solo tuvo que empujar a puerta vacía –la virtud del turco al buscar un balón imposible para él le otorgó el premio–. En su primer toque, Ünal se convirtió en el primer blanquivioleta en marcar en Butarque y en azote particular del equipo pepinero esta temporada tras los dos tantos anotados en el partido de ida.
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Casi sin sacudirse la incertidumbre de lo desconocido, el Real Valladolid se encontró con un gol de la nada que atemperó su pulso y vino a reforzar la solidez que perseguía el técnico con un dibujo de fútbol control sin margen para el error.
El seísmo que pudo desatar la baja de Kiko Olivas –pareja de baile todo el año y corrector de excepción de Salisu– se atajó de un plumazo, y la ventaja en el marcador traspasó la ansiedad a la otra orilla.
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Si para los blanquivioleta el partido se antojaba una oportunidad dorada para tocar la permanencia en lamáxima categoría, para el Leganés tenía carácter de final y ese error de Awaziem le puso contra las cuerdas muy pronto, condicionado más si cabe por su escasa producción ofensiva –con 21 tantos, el peor registro anotador del campeonato–.
Obligados los madrileños, el equipo de Sergio se limitó en la primera parte a ejercer de frontón. Bien juntas las líneas, sin perder en ningún momento la posición y con la concentración suficiente para no permitir que ningún detalle le sacara de partido.
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Bastaba ser aplicado y esperar a que el rival perdiera la compostura en pos del empate para elevar su porcentaje de éxito. Y en ello se aplicó un Valladolid serio y disciplinado hasta la obsesión que poco a poco fue agotando la paciencia de su rival. Ganando todos los duelos y balones divididos, fuera cual fuera la baldosa donde se jugaba el partido, y protegiendo con celo la portería de Masip.
La consecuencia de su concienzudo esfuerzo de concentración le evitó sobresaltos atrás, sin peligro efectivo por parte del Leganés durante más de una hora de juego y con prioridad en las escasas acciones ofensivas que dejó el partido. Se contaron con una mano las ocasiones claras de gol ayer en Butarque y todas llevaron el sello visitante.
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De hecho en su primer disparo a portería llegó el segundo tanto de la tarde, en una jugada perfectamente trenzada por Ünal y Óscar Plano en banda derecha que llevó al madrileño hasta la línea de fondo antes de que su centro al segundo palo encontrara solo a Rubén Alcaraz quien, tras semifallo de Rubén Carnero, empaló al fondo de las mallas para desesperación de la defensa pepinera.
0-2 y nueva muesca para el sello de estilo sobrio y ordenado del conjunto blanquivioleta.
Sin ser la puntilla, el gol de Alcaraz fue minando poco a poco en su empuje al Leganés, que buscó soluciones en el banquillo como último recurso. Ruibal para tratar de igualar músculo en el centro del campo y Brian Gil en busca de algo de chispa cerca del área intentaron sin éxito cambiar el escenario y dar la vuelta al calcetín.
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Incluso entonces estuvo más cerca el tercero que el estreno goleador de los locales gracias a un balón colgado al área que Guardiola, batallador los ochenta minutos que disputó, bajó con el pecho antes de disparar pegado al palo izquierdo de la meta de Cuéllar. Movió el banco también el técnico visitante, que apuró los cinco cambios reglamentarios a última hora para atar el resultado, los dos primeros para proteger a los amonestados Plano y Guardiola.
En este contexto de partido controlado en el que lo único que pasaba era el tiempo, solo el Valladolid o una acción desafortunada podían dar oxígeno a un Leganés escaso de ideas cuando rondaba la meta de Masip.
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Y esa máxima se cumplió a siete minutos del final (minuto 83) en un acción aislada sin aparente peligro que acabó en el punto de penalti por el habitual ímpetu desmedido de Salisu.
No es la primera vez que el central ghanés no mide en su ánimo por despejar y comete un penalti absurdo e innecesario. Esta vez lo cometió sobre Assalé en el pico superior izquierdo del área, sin peligro para la meta de Masip, y la concesión la aprovechó Óscar Rodríguez para dar un poco de mordiente a los minutos finales.
Recta final con más balones colgados que sufrimiento que el Valladolid supo resolver sin excesivos apuros, y con la inestimable ayuda de Javi Sánchez metido entre los centrales.
Tres puntos que dejan mucho más cerca a los de Sergio de la permanencia y le permiten encarar con mayor tranquilidad las diez últimas jornadas. El miércoles espera el Celta, otro rival directo.
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