Promesas y Palencia Cristo se desmelenan y empatan

Como si no le diera igual llevar cinco horas sin marcar, porque así debía ser, salió el Promesas a romper la zaga palentina a través de la verticalidad y profundidad que le daban sus exteriores y Chuki, que rompía por dentro. El juvenil lo hizo dos veces en ocho minutos, y en la segunda marcó, aprovechando el pase filtrado de un –valga la redundancia– hiperactivo Arroyo.

El Palencia Cristo no quería que jugar en Zorrilla supusiera un complejo y no lo fue; salió respondón al cuadro local y estuvo cerca de empatar por mediación de Ale apenas un minuto más tarde, en la primera ruptura por banda derecha de Montes. El conjunto de Chuchi Jorques fue reactivo e intenso en la presión sobre la salida de balón de los vallisoletanos, que incomodó, y cuando tenía opciones, corría. Lo hizo Adrián Pérez para ganar área e imponerse en la partida a un estático Quintana en el uno a uno, en un testarazo en respuesta a un centro de Diego.

Favorecidos por las inestimables ayudas defensivas del bloque, los morados lograban evitar que los blanquivioletas encontrasen líneas de pase con la fluidez habitual. Las figuras de Abel Pascual y Yago se erigían por encima del resto, aunque los revoltosos Pozo y Arroyo intentaban crear peligro. De una recuperación en zona defensiva llegaría el uno a dos, en el que Torres saltó a la intercepción en mediocampo, no llegó y a partir de ahí todo vallisoletano fue un segundo por detrás. No fue igual el caso de los visitantes, que propulsaron el balón hacia arriba hasta encontrar a Ale, que obró la remontada momentánea.

Porque lo fue, en sentido estricto. La única imprecisión clara de los centrales en todo el partido se resolvió con Cédric ganando su espalda dentro del área y girándose para empatar apenas un minuto después de que la red temblara por segunda vez en el lado contrario. Con tablas en el marcador llegó el descanso, más largo de lo normal debido a la lesión del primer asistente, algo que afectó más a los de Jorques que a los de Baptista, que se empezaron a guardar más el balón y lo movían mejor. Así, en una de las jugadas de posesión más largas que tuvieron, el cuero cayó en los pies de Maroto en la frontal, desde donde disparó fuerte para poner el tres a dos.

Ese tener el cuero del Promesas no llegó a ser tan prolongado como habrían querido los vallisoletanos, gracias, otra vez, a la presión alta del Palencia Cristo. Con tres hombres sobre la salida de Yari incomodaron el inicio, obligando a salir mucho en largo, y los duelos eran suyos. De esta manera, los palentinos se establecieron poco a poco en campo rival, favorecidos también por los cambios, que le dieron mayor dinamismo por fuera. Los centros no serían del todo precisos, o al menos no encontraron rematador, pero sí lo volvió a ser Adrián Pérez, que lanzó un desmarque hacia afuera y, casi sin mirar, en una zona tendente a progresar y centrar, disparó por encima de Yari, sorprendiendo a todos con una nueva igualada.

Ese desmelene del rival, que hizo y recibió tres goles por segunda vez esta temporada, lo quiso castigar el filial pucelano, que acabó con dos delanteros puros y buscando cargar área con ímpetu, pero sin acierto, lo que le llevó a la postre a encadenar cuatro partidos sin ganar, uno menos que un Palencia Cristo Atlético cuyo esfuerzo sirvió para encontrar la merecida recompensa de un empate que supo peor en el bando local.