Benzema se lleva el balón ante Kiko Olivas e Isco. R. Gómez

¡Que nos marquen pronto!

Javier Yepes

Valladolid

Lunes, 27 de enero 2020, 00:24

Se nos quedó carita en Zorrilla ayer noche con la muerte de Kobe Bryant, conocida minutos antes del comienzo del partido, y tras la derrota del equipo. De nada valió ese último cuarto de hora en el que el equipo prescindió del traje del miedo para vestirse de guerrero y apretar hasta el último momento poniendo en serios apuros a los madridistas.

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Fue algo que todos echábamos de menos pero que es tan antiguo como el propio deporte. Y es que un equipo, mientras resiste no valora la posibilidad de arriesgar, para reconocer que finalmente lo hace... porque ya no le queda mas remedio.

¿Que por qué tiene que ser así? Pues todos damos una explicación pero nadie acierta con el cambio de actitud. Solo el gol lo consigue. Por ello muchas veces desde la banda, cuando vemos que nuestro equipo no consigue salir del asedio del rival, acabamos pensando que lo mejor es que nos marquen pronto porque de esa forma saldremos del marasmo. ¡Mano de santo, créanme!

Sin embargo lo de ayer tiene dos salvedades. La primera es que el de enfrente era el Madrid y la segunda, que el arreón llegó con poco margen, aunque pudo haber servido para revertir el marcador.

Y es que este Madrid actual es un equipo menos estrellado y más trabajador, menos resolutivo pero más poseedor y con la variante de prescindir de atacantes para dar entrada a volantes de excelente manejo y poca pérdida que suplen las virtudes, otrora relumbrantes, de su estrella mundial. Los goles, escasos ,eso sí, se reparten entre todos y siguen sumando puntos y llegando a la cima, como en otra época, aunque ahora ya no dependen del gol del astro. Y se nota ese trabajo colectivo donde se abrazan todos cada día en vez de tener que abrazar obligatoriamente siempre al mismo. Otra dimensión, sin duda.

Frente a ello, nuestro Pucela salió con los mismos de Pamplona pero con Joaquín cerca de los centrales. Y aunque Casemiro marcó y el VAR dijo que nones, el equipo se mantuvo fiel a la idea de la defensa y el contraataque dirigidos por un Míchel que duró una hora en el terreno.

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Fue un Valladolid ordenado como siempre, peleón en el mejor sentido del vocablo y muy vulgar y escaso, casi raquítico, en ataque. Por eso retrotrayéndome al inicio y tras ver la reacción final... ¡hubiera sido mejor que nos marcasen antes!

Quedémonos pues con esa reacción final para utilizarla el próximo partido pero como punto de arranque del mismo. Porque si algo quedó demostrado fue ese empuje y llegada del equipo cuando ya no quedaba casi tiempo. Querer y no poder.

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Sin ambición, el equipo se vuelve miedoso y comienza a desconfiar de sus reales posibilidades. A día de hoy, no es asunto de delanteros sino de llegada de gente de las tres líneas a posición de remate.

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