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Valiente, en una imagen reciente jugando con su hijo; en detalle, ensangrentado el día del ascenso con un ejemplar de El Norte en la mano.
Protagonista en las dos orillas

Marc Valiente, el central que sangraba con el Pucela en la UVI

Estuvo cinco cursos en el Real Valladolid y tres en Gijón. Dice que aquí vivió «lo mejor» y que el ascenso de Djukic fue para él como una Champions para Messi. De su etapa en Israel, solo habla de fútbol

José Anselmo Moreno

Jueves, 16 de octubre 2025, 09:59

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Cumplió 25 años con la ceja derecha rota. Se la partió un par de días antes, sacando balones de cabeza en el arreón final del Alcorcón el día que el Pucela se jugaba la vida, ya que no ascender era desaparecer. Estaba Dani Hernández en la portería y Valiente andaba tan entregado a la causa que despejaba todo balón que le rondase cerca sin dejar intervenir al portero. Acabó con la cara hecha un cromo, manchando de sangre a quienes lo abrazaban y repartiendo sonrisas a todo Dios. Djukic se lo comió a besos, consciente de lo que había hecho su «guerrero» mientras a muchos, dentro y fuera del campo, les temblaban las piernas. También le partieron la cara a Valiente con la blanquivioleta en un partido contra el Athletic en Zorrilla, después de que un codazo de Aduriz en una disputa aérea le provocara una fractura de pómulo, de la que tuvo que ser intervenido. Otra vez la sangre y las cicatrices.

Estuvo en Pucela cinco temporadas, se fue a Israel y, tal vez, se marchó sin «el reconocimiento debido». Así arranca la conversación, ya que aquí se añoraron durante años su velocidad y su salida de balón. Había llegado del Sevilla en 2010, en plena crisis tras un descenso. No obstante, Marc se formó en las inferiores del Barça (ahora juega con su equipo de leyendas) en las que coincidió con Piqué o Cesc Fábregas, entre otros. De Valladolid se marchó al Maccabi Haifa de Israel (de eso hablaremos luego) y también militó en el KAS Eupen belga. Después Djukic lo reclutó para el Partizán, siendo el primer español en jugar en Serbia para acabar su carrera en nuestro rival de este domingo, el Sporting.

Sorprende al decir que su mejor momento como jugador fue en Pucela. «En Valladolid alcancé el éxtasis», asegura pese a admitir que las circunstancias a veces no acompañaron. En su primer año, el de Abel, él fue el central más sólido pero no se ascendió tras un extraño partido en Elche. El primero de Djukic vivió la Ley Concursal y los impagos, aunque Valiente fue clave en partidos «a vida o muerte». Su año en Primera fue impecable, jugando 30 partidos pese a esa fractura de pómulo. Los dos siguientes fueron el del descenso de JIM, en el que estuvo varios partidos de baja y el de Rubi, cuando dice que había equipo para subir pero la lesión de Roger, siendo líderes, hizo «mucho daño».

Su salida de Valladolid la explica ahora con serenidad, aunque de sus palabras se intuye alguna tensión con la propiedad. «Se cumplió un ciclo, no se logró el ascenso el último año y eso también influyó. No llegamos a un acuerdo con Suárez, pero ahora que soy empresario me pongo en su lugar y entiendo mejor las circunstancias que se dieron».

Insiste en que fue una cuestión de ciclos. «Yo disfruté muchísimo en Valladolid, siempre he dicho con orgullo que fue la ciudad que me dio la oportunidad de jugar en Primera y de consolidarme profesionalmente. En Pucela tengo mis mejores recuerdos y alcancé el éxtasis. Aquel ascenso contra el Alcorcón tras el año vivido, cuando no había ni vendas en el vestuario, para mi fue como una Champions para Messi. Todos los de aquella plantilla nos tenemos mucho cariño».

Imagen principal - Marc Valiente, el central que sangraba con el Pucela en la UVI
Imagen secundaria 1 - Marc Valiente, el central que sangraba con el Pucela en la UVI
Imagen secundaria 2 - Marc Valiente, el central que sangraba con el Pucela en la UVI

Sobre el Sporting asegura que, tras dar vueltas por Europa, cuando aparece la oferta no se lo piensa. «Aunque había otras del extranjero, ya teníamos ganas de volver a España. Les estoy agradecido porque un jugador de 32 años y que viene del extranjero, ya es difícil que apuesten por ti. A Gijón nos adaptamos bien. Mi hijo pucelano apenas tiene recuerdos de Valladolid porque era pequeñito, pero sí muchos de Asturias. Deportivamente, la primera temporada fue bastante regular aunque no entramos en promoción. En las siguientes teníamos buen arranque pero no sé que pasaba, al final nos desinflábamos».

Dice que nunca tuvo opción de regresar al Pucela y sobre el presente y la dureza de la Segunda División asegura: «La competición es muy larga, hay muchos partidos y yo creo que tienes que tener cierto equilibrio con los resultados porque todo da muchas vueltas. El Pucela hace equipo ascensor porque sube y baja y eso presupuestariamente se nota, pero cuando estás muchos años seguidos cuesta muchísimo subir».

Por último la pregunta obligada y de oportunidad periodística es sobre Israel, por haber jugado allí. Inmediatamente asegura que solo hablará de fútbol y de su liga porque «este es el peor momento para hablar de otras cosas sobre el país, ya que todo se malinterpreta de un lado y otro. Ya han intentado que me pronuncie pero ahora prefiero no hacerlo».

Marc Valiente, en uno de los cuatro centros de pilates que regenta hoy en día.

«Es una competición más potente de lo que se piensa, el jugador israelí tiene calidad y cada vez salían más a Europa aunque ahora les costará más. La liga me sorprendió para bien y en el aspecto personal nos adaptamos, aunque llegábamos de vivir en una ciudad tan bonita como Valladolid y vas a un país donde se percibe una tensión constante, es la manera de vivir que tienen. Nosotros no pasamos por ninguna escalada grave de tensión, al menos de cerca. Estábamos en Haifa, al norte, y allí no había muchos problemas. Eran más en Jerusalen y por ejemplo Jesús Rueda, que estaba allí, oía las sirenas con frecuencia». Habla de Rueda y de muchos más compañeros porque acaba diciendo que aquella temporada de los impagos «unió como una piña a aquella plantilla».

Actualmente Marc tiene cuatro centros de Pilates y dice que trabaja «mucho más» que cuando era futbolista. «Era el ámbito laboral de mi mujer, no pudo ejercer durante mi carrera y ahora nos hemos asociado en Barcelona con otra pareja de amigos y en total tenemos cuatro clínicas de pilates, que dan mucho trabajo». Se nota, durante la conversación telefónica hay algunas interrupciones y Marc, como de futbolista, sale al cruce con rapidez para resolver los problemas.

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