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Manolo Álvarez, uno de los mejores artilleros blanquivioletas de la historia, dejó constancia de su capacidad marcando cuatro de los cinco goles del Pucela al Ibiza en el partido de vuelta de la eliminatoria copera.

Manolo Álvarez, el delantero del Real Valladolid que desarboló al Ibiza

La Vista Atrás ·

El murciano anotó cuatro de los cinco goles que los blanquivioletas endosaron a los pitiusos en la eliminatoria copera que les enfrentó pro primera vez

José Miguel ortega

Valladolid

Miércoles, 20 de octubre 2021, 07:19

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Real Valladolid e Ibiza no se han encontrado nunca en un campeonato liguero. Solo han disputado cuatro partidos oficiales correspondientes a dos eliminatorias coperas, resueltas ambas en favor de los blanquivioletas.

En la primera de ellas, en la temporada 1971-72, hubo equilibrio de fuerzas reflejado en el marcador, con un empate a tres goles en el choque de ida celebrado en el feudo ibicenco el 19 de enero de 1972. Los tantos vallisoletanos llevaron la firma de Lizarralde (2) y Álvarez.

Quedaba, pues, pendiente la resolución de la eliminatoria para el encuentro de vuelta a disputar en el estadio «Zorrilla» quince días después, el 2 de febrero, con poca expectación a pesar de la importancia del lance y la novedad que suponía ver en acción a un equipo que nunca había jugado en Valladolid.

Pese al empate en la ida, o tal vez por eso, el entonces técnico del Pucela, Héctor Martín, presentó una alineación mezcla de titulares y suplentes, pero con la suficiente entidad como para plantar cara con opciones de pasar la ronda eliminatoria. El once local estuvo formado por: Aramayo; Delio, Docal, Pérez García; Segura, Berriozábal; Astrain (Valentín 46'), Lorenzo, Álvarez, Lizarralde (Endériz 75') y Usandizaga.

El Ibiza alineó a: Sáez (Luis 46'); Prados, Plá, Fonseca; Martínez, Marzal; Moyano, Lozano, Juan Manuel, Corrales (Cabanillas 46') y Sierra, siendo el salmantino Ramos Marco el encargado de dirigir un choque que iba a tener a un gran protagonista, por encima de buen rendimiento de todo el equipo blanquivioleta: Manolo Álvarez.

El ariete gaditano ya había acreditado su formidable capacidad realizadora la temporada anterior, en la que el Valladolid recuperó el sitio en segunda división, tras haber caído incomprensiblemente en el pozo de la tercera, cuando tan solo un par de años antes había estado a un paso del ascenso a primera, en la promoción frente a la Real Sociedad. Álvarez fue el Pichici en la categoría de bronce y con sus 25 goles resultó determinante en el ascenso.

Físicamente poderoso, en especial en el juego aéreo, era un delantero de rompe y rasga, de los que no se arredran ante la dureza de defensas, como los del Ibiza, con quienes había tenido sus más y sus menos en el choque de ida. Aún así había marcado un gol a modo de aperitivo del festín realizador que iba a darse en el viejo Zorrilla, firmando cuatro de los cinco tantos con los que el equipo blanquivioleta resolvió la eliminatoria.

Especialmente estuvo inspirado en la primera media hora, pues marcó a los 12, a los 22 y a los 28 minutos del primer periodo dejando el camino despejado para solventar el trámite y para afrontar una segunda parte más tranquila, especialmente después de que Lorenzo pusiera el 4-0, que ya representaba una diferencia insalvable para el Ibiza, que militaba en tercera división.

Ni siquiera cuando marcaron Sierra a los 52 minutos y Cabanillas a los 60 hubo inquietud en las filas locales ante un posible intento de remontada, pero por si acaso Manolo Álvarez volvió a aparecer al conseguir el quinto de la tarde, cuarto en su cuenta particular, a los 63 minutos, y cerrar el compromiso con una actuación sencillamente clamorosa.

Aunque marcar cuatro goles en un partido no era muy habitual, Álvarez mantuvo aquella temporada el mismo nivel de cara al marco contrario, ya que fue otra vez el máximo realizador del equipo con 21 tantos, 15 de ellos en Liga y 6 en Copa. Los blanquivioletas, tras salvar la primera eliminatoria, dejaron en la cuneta al Córdoba en la segunda y cayeron en la tercera frente al Pontevedra, cuando el equipo gallego militaba en primera división y se hizo famoso aquello de «Hay que roerlo», porque era un hueso duro, especialmente en su campo de «Pasarón», donde el Valladolid quedó eliminado por el valor doble de los goles: había ganado 3-1 en «Zorrilla» y perdió por 2-0 en el feudo gallego.

Aquella temporada, además de los goles de Álvarez, hubo otros dos hechos importantes. La gravísima lesión de Fede en un partido de liga contra el Rayo, en el que una fortísima entrada de Cortés le destrozó la rodilla, con rotura de menisco y del ligamento cruzado, y la presentación como blanquivioleta de Chus Landáburu, que debutó oficialmente el 7 de mayo de 1972, en partido de Liga frente al Mestalla. Tenía 17 años recién cumplidos.

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Manolo Álvarez, el delantero del Real Valladolid que desarboló al Ibiza