Aquel frenético empate navideño en Atocha
La vista atrás ·
Los blanquivioletas sacaron un punto en plena Navidad pese a que el árbitro quería obsequiar a los donostiarrasJosé Miguel Ortega
Domingo, 16 de mayo 2021, 08:54
A mediados de la década de 1950, los futbolistas profesionales no paraban la Liga para irse de vacaciones en Navidad. El fútbol era el deporte nacional por excelencia y tenía que estar al pie del cañón para divertir a los españoles cada fin de semana, aunque cayera en fiestas tan señaladas como las navideñas.
El 26 de diciembre de 1954, el Real Valladolid se enfrentó a la Real Sociedad en el viejo campo donostiarra de Atocha y la expedición blanquivioleta hubo de realizar el viaje el mismo día de Navidad, sábado, para llegar a cenar al hotel donde tradicionalmente hacía parada y fonda en San Sebastián.
Y la verdad es que aquel partido de la decimosexta jornada de la temporada 1954-55 constituyó un regalo para los espectadores, un canto al fútbol de ataque que terminó en tablas, a pesar de la parcialísima actuación del colegiado madrileño Sr. Caballero, algo en lo que coincidían los tres diarios que entonces se publicaban en Valladolid.
Se quejaban todos ellos amargamente de la especie de persecución que el conjunto blanquivioleta sufría por parte del estamento arbitral, si bien es cierto que leyendo sus crónicas se sacaba la conclusión de que no siempre eran lo imparciales que cabe exigirle a un periodista. En las reseñas de aquel partido se cargaban las tintas contra el señor Caballero «por haber concedido el tercer gol de la Real Sociedad tras una clarísima mano de su autor, Pérez, y también de haber convertido en falta contra el Valladolid lo que pareció un penalti en el área realista».
Pero por encima de si la actuación del colegiado perjudicó o no al Pucela, el partido fue trepidante, incierto, lleno de emoción y goles. Laguardia abrió el marcador a los 33 minutos de la primera parte, después de que Saso hubiera retrasado el gol de los locales con varias formidables intervenciones. En la continuación, Zubillaga aumentó la ventaja txuriurdin y en las gradas del desaparecido campo de «Atocha» ya se festejaba lo que parecía un triunfo local, pese a que aún quedaba mucha tela que cortar.
La respuesta del Valladolid no se hizo esperar, ya que tres minutos después, a los 58, Morro recortaba diferencias y lanzaba un aviso al rival por si creía que estaba todo hecho. Sin embargo, apenas habían saboreado los blanquivioletas aquel gol, un minuto después, se produjo la jugada conflictiva del tercer tanto donostiarra, obra de Pérez, que según las crónicas se ayudó primero del brazo y después de la mano para controlar el balón y rematar cómodamente a la red.
Hubo protestas, pero en vista de que no servían de nada, Luis Miró, entrenador de los vallisoletanos, les convenció para que se dedicaran a jugar en lugar de reclamar lo que no tenía remedio, pues el gol había subido al marcador. Fue entonces, cuando el Valladolid cercó el área del veterano Eizaguirre, al que Murillo batió en el minuto 74, estableciendo el 3-2 que llevaba el nerviosismo al graderío.
En el minuto 85 ocurrió la jugada del presunto penalti en el área blanquiazul, que parecía sentenciar las aspiraciones vallisoletanas, aunque aquel frenético partido todavía reservaba una sorpresa. A solo dos minutos del final, el polivalente Tini, que lo mismo jugaba de delantero centro, que de extremo izquierdo, medio o defensa enganchó un remate que sorprendió por igual al portero donostiarra y a los aficionados, que ya se frotaban las manos con los dos puntos que parecían tener en el bolsillo.
El empate ya era un buen premio a la capacidad de reacción del Valladolid, que en aquel partido, como era costumbre fuera de casa, vistió de rojo, pero sobre el término del tiempo reglamentario, el medio Galardi sacó en la misma línea de meta, un balón que pudo haber sido el cuarto gol, la guinda de la formidable remontada pucelana.
Además del señor Caballero, hubo otros protagonistas que es interesante recordar, los futbolistas. En las filas de la Real Sociedad, jugaron: Eizaguirre; Gordejuela, Suárez, Echeveste; Ontoria, Galardi; Zubillaga, Pérez, Paz, Laguardia e Iriondo. La alineación del Real Valladolid estuvo compuesta por Saso; Matito, Lesmes, Losco; Esquisabel I, Lolo; Carlos Ducasse, Murillo, Morro, Tini y Cerdán.
Al siguiente domingo, 2 de enero, y con los efectos del turrón y el pavo en los estómagos, los seguidores blanquivioletas acudieron a las 15:45 al estadio Zorrilla para disfrutar con la victoria del Valladolid sobre el Hércules, por 2-0. Hizo frío, pero es que entonces, en esta ciudad hacía frío y había nieblas en invierno, calor y tormentas en verano, mientras que en primavera crecían las flores y en otoño se caían las hojas de los árboles. Lo normal.
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