La zaga del Ibiza desbarata un centro de Óscar Plano Rodrigo Jiménez

La falta de eficacia condena al mejor Real Valladolid de la temporada

Pese a desplegar un vendaval ofensivo, el Pucela fue incapaz de lograr más de un gol en 25 disparos para llevarse la victoria ante el Ibiza

Jueves, 21 de octubre 2021, 12:05

El mejor Real Valladolid de la temporada y la peor efectividad del inicio liguero. Un vendaval de ocasiones ofensivas que se marchan al limbo. Un ... 6,7% de acierto en 25 disparos. Ese es el resumen del partido ante el Ibiza. Pero por si la falta de acierto fuese el peor de los problemas para los de Pacheta, el gol de Herrera terminó por finiquitar el partido con uno de tantos desajustes defensivos cometidos esta temporada que deja un sabor agridulce, repetido, y con regusto a boquerón.

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Si una persona hubiese visto el choque tras la primera media hora, con toda seguridad afirmaría que los de rayas blancas y violetas vapulearían a los de celeste. Y esa es la sensación que tuvo todo aficionado presente en las gradas de Zorrilla.

Tras un inicio intenso del Pucela, que intentó igualar el cuadro ibicenco por medio de faltas que interrumpían el juego, el Real Valladolid desplegó todo el repertorio ofensivo –que no es poco– para desatar una tormenta futbolística sobre la portería visitante que solo la madera, por partida doble, y el buen hacer de Germán Parreño, guardameta visitante, fueron capaces de desbaratar. Por dentro y por fuera, por arriba y por abajo, en corto y en largo.

Las ocasiones de los de Pacheta se sucedían casi tan rápido como recuperaban la pelota tras los despejes de la zaga balear. Aguado, en su rol habitual de timón del barco, con un mejorado Alcaraz y un incisivo Plata se convirtieron en teloneros de lujo para la dupla León-Weissman que rugía en cada acercamiento local. Más el andaluz que el israelí, los arietes buscaron sin descanso los centros acometidos por Nacho desde la izquierda y un Janko que volvió a demostrar que sobresale en lo físico y peca en lo técnico.

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A ráfagas, como la lluvia que caía sobre el verde de Zorrilla, el Pucela acogotó a un Ibiza que, sin esperarlo, iba a disponer de una ocasión, quizá la más clara pese a la cantidad generada por el equipo castellano, para ponerse por delante en el marcador. Un error del 14 blanquivioleta, en un autopase hacia atrás, dejó la pelota franca a Castel que tras una buena carrera marró el remate a portería.

Tras el paso por vestuarios, con los mismos protagonistas en liza, el partido siguió por su cauce natural. El Pucela acosando a los de Carcedo que se veían impotentes ante el claro dominio pucelano. En esas, Weissman, el que caza los goles en el equipo, culminó con un poderoso remate un delicioso pase filtrado por Roque Mesa en su primer contacto con el balón tras salir por el lesionado Alcaraz. Lejos de buscar el control del partido, el Pucela apagó cualquier reacción visitante con constantes llegadas que hacían temer a los jugadores celestes a la hora de intentar progresar al contragolpe.

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Sin cerrar el partido

En la grada, la euforia del gol anotado por el 9 blanquivioleta se fue transformando en ese 'roe roe' que inunda a la hinchada cuando el equipo no termina de cerrar un partido que parece acabado por el juego demostrado. Siempre soberano, el público del José Zorrilla veía venir el desenlace del encuentro, y con una calma intranquila, aguardó un segundo gol que nunca llegó. Por su parte, los de Pacheta bajaron las altas revoluciones imprimidas en buena parte del encuentro y el choque entró en una fase en la que el fútbol control se impuso.

Pero en lugar de dormir el partido, el Ibiza propuso un atractivo pero imprudente ida y vuelta al Pucela, y los jugadores entraron al trapo. El partido, encaminado el minuto 70, enloqueció. Con un Real Valladolid dañino pero sin efectividad, el cuadro supo aprovechar mejor el nuevo estado del partido y en el 82, cuando los goles duelen más en la cabeza que en el marcador, Herrera ejecutó a Roberto como no había sabido hacerlo antes ningún jugador blanquivioleta para poner el segundo en el choque y dejar los tres puntos en casa.

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Después de la tradicional incertidumbre en tiempos de VAR, el gol subió al electrónico y los de Pacheta lucharon con más empuje que fútbol un partido que se decidió por la puntería. La falta de ella en unos y el oportuno acierto en los otros.

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