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José Anselmo Moreno
Jueves, 1 de mayo 2025, 18:35
«Casi me quedo en la cárcel, menos mal que tienen generadores». Esa frase forma parte del 'making of' de esta entrevista, ya que fue el día del apagón y a Juan Carlos le pilló haciendo «fútbol andando» con los presos del Centro Penitenciario de Villanubla. Allí permaneció media hora esperando a que se abriera la puerta y «estaba ajeno a todo porque los móviles hay que dejarlos fuera». Le llamé para charlar de otro 'apagón', el del Real Valladolid Había otro protagonista previsto para hoy, pero no quería hablar del presente y yo sí, de modo que días antes de esta conversación confirmé que al 'Galgo' no le importaba «mojarse». Y se mojó.
Empieza fuerte al decir que se siente «estafado emocionalmente» por la situación actual. «Yo pensé que el club estaba en las manos apropiadas, pero hemos llegado a este punto por una nefasta gestión deportiva. En siete años de Ronaldo llevamos tres descensos e incluso subiendo, tampoco el equipo enamoraba».
Insiste en decir que él creyó en Ronaldo y que pensó que daría un paso adelante futbolísticamente, el que se ha dado en otras áreas, que «sí funcionaron» a su juicio. Sin embargo, subraya que todo lo sucedido ha sumido a la gente en un pesimismo «tremendo» porque este año «nos han dejado caer, se puede bajar pero llegando hasta el final con dignidad y solo hemos podido ver como el equipo se moría».
Sobre el futuro, asegura que es como para tener pesadillas porque «ni siquiera Ronaldo ha dado la cara, así que la única alternativa es la venta, empezar de cero y regenerarse».
Sobre los fichajes de este año, que han sido como esas prendas en oferta que encogen al pasar por la lavadora, asegura: «Es una pena porque si alguien podía recurrir a su nombre para traer buenos jugadores es Ronaldo, pero hemos traído a última hora a quien no quería nadie».
Todas estas verdades como puños las dice alguien legitimado para hablar. Entre otras cosas, las dice el presidente de los veteranos desde hace ya 20 años, aunque ahora afirma que no sabe «ni con quién hablar en el club para cuestiones de la asociación».
Juan Carlos Rodríguez Moreno siempre ha portado la etiqueta de líder y capitán. «El brazalete lo llevará quien tú quieras pero el capitán seré yo», eso le dijo a Benítez en su regreso a Pucela. Él lideró aquel grupo fuerte de vestuario, algo que resulta «imprescindible» en los malos momentos.
Ya le llamaban 'Galgo' en el Promesas aunque en realidad el mote es familiar y procede de Puente Castro, sus raíces. El galgo futbolístico, el que corría la banda izquierda como una bala siendo diestro, surgió cuando Cantatore le puso de lateral. De ahí al Atlético, Barcelona, Valencia y de nuevo Pucela. También fue internacional.
Sobre su etapa en nuestro rival de este sábado cuenta una historia curiosa que tuvo lugar en Wembley después del gol de Koeman en la primera Champions culé. Juan Carlos acabó medio tuerto ese partido tras recibir un puñetazo sin querer de Nando en la celebración del tanto. «No podía abrir el ojo derecho y para colmo me tocó el antidoping con Ferrer, todos celebrando el título en el vestuario pero allí estábamos Chapi y yo, con dos italianos amargados y mi ojo pocho», evoca el exjugador, que vivió y «disfrutó» una época gloriosa en el Barça de Cruyff.
Actualmente Juan Carlos trabaja en la Fundación Eusebio Sacristán, uno de sus grandes amigos. No para, también colabora en la gestión de una bodega y lleva el fútbol inclusivo. Enumera con orgullo que esas escuelas de la fundación cuentan con más de 1.100 niños en toda Castilla y León y que solo en Valladolid tiene cinco sedes.
Estar con chavales le hace evocar sus inicios aunque el debut de Juan Carlos en Primera fue accidental, ya que jugó solo un partido de la temporada 84/85 por la huelga de futbolistas. Por entonces, su amigo Eusebio ya estaba en el primer equipo, él hubo de aguantar una temporada más en aquella Tercera durísima de campos de tierra. «Lo vivido por entonces, lo cuentas a los jóvenes y no se lo creen», dice.
Recuerda que los canteranos comían entonces en un restaurante de La Rubia, uno de los que tenían acuerdos con el club pues todavía no se estilaban las residencias. Era la bodega Aragón y allí «había lentejas muy ricas dos días por semana», rememora Juan Carlos, La madre de Juanjo Aragón, exjugador del Pucela, tenía buena mano para la cocina. Admite que fue en esa época cuando se dejó su melena rockera. «Aproveché que estaba lejos de mis padres», agrega.
Por cierto, que en aquel Promesas había un portero que ahora es actor y que ya entonces apuntaba maneras: Ginés García Millán. Fue fichado a cambio de un millón de pesetas, una barbaridad para un juvenil. Era especialmente ágil aunque enseguida le dio por el arte dramático. Ginés y Juan Carlos compartieron piso en el Cuatro de Marzo. Eso fue mucho antes de jugar la final europea que España Sub 21 le ganó a Italia en Zorrilla en octubre del 86. Ese partido también tiene su historia. Juan Carlos salió en la prórroga, mientras que Eusebio fue titular. Había otro jugador que ese año militaba en Pucela: Andrinúa y aunque Torrecilla participó en las previas, no fue convocado para la final. Cuatro blanquivioletas.
Aquello se decidió a penaltis y nadie quería tirarlos. Después de enfadarse Luis Suárez y de gritar: ¿Queréis que los tire yo? Juan Carlos se ofreció para el cuarto, aunque nunca había lanzado uno. No hizo falta, Ablanedo estuvo inspirado y con tres bastó. Cuenta El Galgo que el quinto penalti (tampoco necesario) lo iba a tirar Eloy que venía de fallar el decisivo en México 86 ante Bélgica. «No sabía dónde meterse, cuando Suárez preguntó se puso a buscar setas», ironiza Juan Carlos.
La de Barcelona es la etapa que más le marcó junto a sus dos fases en Pucela, ambas plagadas de éxitos y buen fútbol, con Cantatore al mando de las operaciones. Del Barça, Juan Carlos sacó una Champions y de su segunda etapa aquí, las vivencias del Europucela. Eran otros tiempos. Nada que ver con el 'apagón' actual.
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