Sergio León, abrazado por Weissman, apunta a la grada en su celebración. A. Mingueza

Un auténtico partido de verdad

Análisis ·

Javier Yepes

Domingo, 13 de febrero 2022, 12:44

Fue el de ayer en Zorrilla un partido de fútbol en su más amplia extensión, porque simplemente lo tuvo todo y además repartido casi a ... partes iguales.

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Vaya por delante que el único pero posible, y no es menor ni mucho menos, fue la pérdida de dos puntos con los que ya casi se contaba, y que hubieran servido como premio a una gran remontada frente a un muy buen equipo de esta Segunda División en la que nos movemos.

El Real Valladolid hace ya bastantes jornadas que en Zorrilla plantea y juega los partidos en modo claramente ganador. José Pacheta ha encontrado diez jugadores fijos y un diez móvil y con ellos afronta los encuentros de forma realmente notable. Digo lo del décimo porque tanto Cristo González, exquisitez técnica y falta de ánimo a partes iguales, como Sergio León, pasado importante y actualidad intermitente en exceso, no acaban de agarrar la posición del 'diez' para quedársela en propiedad.

Ayer de nuevo, unos Mesa y Aguado magníficos y un Anuar generoso y decisivo en la jugada del gol se hicieron con un centro del campo difícil por la oposición gerundense.

Y ahí, no puedo por menos que aplaudir puesto en pie el despliegue fantástico de un Samu Saiz inconmensurable de fundamentos, trabajo y eficacia en el juego. El rubio jugador nos trajo en jaque todo el encuentro.

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No fue el día de Weissman, porque no marcó, a pesar de que lo intentó todo estando en su sitio lógico de remate; del mismo modo que jugadores como Villa o Plata dueños del regate y el desborde, el cambio de ritmo y la verticalidad son la diferencia entre lo bueno y la excelencia y su ausencia siempre se hace notar.

Como bien es notorio, el Pucela se asienta defensivamente en un portero de garantía, Roberto y ahora Masip, en laterales permanentes de muy buen resultado como Luis Pérez y Nacho al tiempo que con centrales ya casi fijos, aunque ahí siga residiendo nuestro punto mas débil, si bien es cierto que vamos mejorando en esa parcela.

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Lástima que Paco Lesmes ya no tenga replicación posible en estos tiempos... para que todos volviésemos a saber como se juega en ese puesto. Valentía y salto como ninguno, chocaba con el que fuera sin perder de vista el balón, y tan solo utilizaba los brazos para impulsarse y llegar siempre a la pelota.

Por entonces el árbitro vestía de negro, el VAR era con B y en su barra los aficionados repasaban y aplaudían su juego tras el partido sin nada que interpretar.

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