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José Miguel Ortega
Miércoles, 23 de abril 2025, 20:16
La vida en la España de entonces no tenía nada que ver con la de ahora. Las heridas de la Guerra Civil seguían abiertas, el luto y el hambre eran el pan nuestro de cada día y el fútbol, aunque tampoco era comparable al actual, se había erigido en la válvula de escape de un país que sobrevivía entre cartillas de racionamiento y el parte de Radio Nacional.
El Real Valladolid jugaba por segundo año consecutivo en Primera División y sus seguidores se conformaban con lograr la permanencia y ganar a los equipos de Madrid, que llegaban con sus internacionales y acompañados de un buen número de seguidores cuyos autocares aparcaban en la Acera de Recoletos, entonces llamada Avenida del Generalísimo.
El 23 de abril de 1950, hace ahora 75 años, quien visitó el Viejo Estadio a orillas del Pisuerga fue el Real Madrid que, como el equipo local, había recuperado el título de 'Real' que les había arrebatado el Gobierno en 1931, cuando fue destituida la Monarquía y proclamada la República. El conjunto merengue, bautizado así por su uniforme blanco, era uno de los grandes, pero no el más grande. En aquella temporada 1949-50 la Liga la ganó el Atlético de Madrid, seguido del Deportivo de La Coruña y el Valencia, mientras que Madrid y Barcelona tuvieron que conformarse con la cuarta y quinta plaza.
Así que aquel domingo en el que se disputaba la jornada final del campeonato liguero, el interés de los aficionados no estaba principalmente centrado en el resultado porque el Madrid tenía perdida la Liga y el Valladolid, que quedó noveno, ya había asegurado la permanencia.
El principal atractivo de aquel partido era el estreno del marcador simultáneo 'Dardo' por el que los asistentes al viejo estadio podían enterarse de la marcha del resto de los encuentros de la jornada merced a un invento llegado de Argentina para revolucionar a una sociedad que carecía de televisiones, transistores y teléfonos móviles. A los estadios, pues, se iba con el regusto del café, la copa de coñac y el aroma pobre de un farias, que duraba los 45 minutos del primer tiempo.
El marcador simultáneo llegaba, como digo, desde Argentina gracias al publicista Federico Bonet y al dueño de la agencia española 'Dardo', que se llamaba Rufino Fraile y acabaría siendo el suegro de un futuro personaje del mundo deportivo, el periodista José María García.
El producto interesó a la Federación Española y, lógicamente, a las agencias de publicidad de ciudades con equipo de fútbol profesional, que también podían ganar sus comisiones. Consistía el tema en un marcador en el que aparecían la letra correspondiente a cada partido –previamente publicada en la prensa– y el resultado que iba produciéndose a lo largo de los 90 minutos, teniendo en cuenta de que entonces todos los encuentros comenzaban a la misma hora.
Además del resultado, los presentes en el estadio podían enterarse de otras incidencias: flecha amarilla (primer tiempo), verde (descanso), rojo (segundo tiempo), negra (final) y blanco (partido suspendido). Un cuadrado negro: jugador expulsado, un círculo rojo: penalti y unas rayas blancas y negras: avería telefónica. Todas aquellas informaciones se recogían gracias a la línea de teléfono de que disponía el encargado del marcador, que inmediatamente después de recibir la llamada colocaba el tablero para que el público, mirando previamente el recorte de periódico de la mañana, estuviera al corriente de la marcha de los encuentros de la jornada.
Zorrilla, por cierto, fue uno de los primeros campos españoles que dispuso del marcador simultáneo 'Dardo' porque aunque el estreno oficial de este invento fue en el curso de la temporada 1950-51, la presentación en la capital vallisoletana se produjo al término de la 1949-50. En principio y durante algunos años, el marcador se colocó en el fondo norte, próximo al Puente Colgante, trasladándose unos años después al fondo sur, que daba a las torres de la recién construida barriada del 4 de marzo.
Los periódicos que se publicaban entonces en Valladolid –El Norte de Castilla, Diario Regional y Libertad– dedicaron amplia información en sus páginas deportivas no solo al partido contra el Madrid, sino a la presentación del marcador simultáneo y de las claves para estar al tanto de la marcha de toda la jornada en Primera División.
Unos años después, en lugar de letras para identificar cada partido se introdujeron anuncios de marcas comerciales con el propósito de rentabilizar más el producto y seguro que los aficionados más veteranos recordaran muchas de aquellas referencias publicitarias –Colchón Flex, Reloj Radiant, Calcetines Punto Blanco, La Casera, Bobadilla 103, Nesquik, Cola Cao, Danone, Vermouth Cinzano, etc– que también servían para constatar la evolución y el crecimiento económico y social del país.
Volviendo al partido del estreno del marcador simultáneo en Valladolid, digamos que fue un paseo para el Madrid, que ganó por 1-4 con goles de Barinaga (2), Pahiño y Navarro, mientras que Higinio fue el autor del tanto del conjunto blanquivioleta que estaba entrenado por Antonio Barrios y que presentó una alineación con muchos suplentes, pues su intención era reservar a los titulares para la Copa, torneo que entonces se disputaba inmediatamente después de haber concluido la Liga.
Y bien que acertó el técnico vizcaíno, pues aquel choque no pasó de ser un trámite y en cambio, el Pucela realizó un brillantísimo papel copero, eliminando a la Real Sociedad, al Sevilla y al propio Real Madrid, plantándose en la final contra el Athletic Bilbao.
El marcador simultáneo, que tanta expectación suscitó aquel 23 de abril de 1950, aguantó tres décadas en servicio, justo lo que tardaron en aparecer los transistores emitiendo programas como Carrusel Deportivo, que proporcionaban no solo el resultado de otros partidos, sino los autores de los goles, los cambios de los equipos, las decisiones arbitrales, el ambiente de las gradas… Todo ello y la televisión terminaron dando la puntilla definitiva a aquel futbol del marcador simultáneo 'Dardo'.
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