Herido de muerte
«Nadie respeta al Pucela. Ni LaLiga ni la RFEF ni los árbitros (y su corrupto comité) ni los rivales. Nadie. ¿Cómo van a hacerlo si el respeto se ha perdido desde dentro del propio club?»
Conociendo a los Piterman, Ali Syed, Al-Thani, Peter Lim y demás calaña infausta que han pasado por los clubes españoles arrasando con todo al ... más puro estilo de Atila el Huno cualquier aficionado al fútbol tiene miedo por las manos en las que pueda caer su equipo. Después de sufrir en Valladolid a Nacho Lewin, las hermanas Saralegui y a Carlos Suárez la llegada de Ronaldo fue todo ilusión. Veíamos en él a un icono histórico y relevante del deporte más grande del mundo y a una persona que entiende el fútbol y que podía aportar su conocimiento, transmitir respeto a rivales e instituciones y llevar al Real Valladolid a un lugar más alto. Cinco años después, sus logros son incuestionables: la peor temporada en Primera de nuestra historia, dos descensos en tres años, descender por primera vez después de un ascenso, cambiar el escudo sin consulta y, por quedarme sólo con lo más reciente, hacer el ridículo más espantoso con un mercado que no lo firman en la primera provincial aficionado. Hay más seriedad en la organización de la Twitter Pucela Cup que en la gestión de la actual directiva del Real Valladolid.
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Nadie respeta al Pucela. Ni LaLiga ni la RFEF ni los árbitros (y su corrupto comité) ni los rivales. Nadie. ¿Cómo van a hacerlo si el respeto se ha perdido desde dentro del propio club? El presidente se encara con su afición en lugar de defenderla; el entrenador, un enchufado mantenido tras un descenso vergonzoso, dice abiertamente y sin ruborizarse que no tiene ni idea de cuando estará el equipo preparado para ganar; se despide a un director deportivo en mitad de un mercado para traer a otro que pinta menos que un peluquero sin tijeras; nos devuelven a un jugador que se iba a traspasar porque está en baja forma… y todo esto son sólo unos pocos ejemplos. También es cierto que, como dijo David Espinar, el Real Valladolid tiene más seguidores en redes sociales que la Fiorentina, el Werder Bremen y el Celtic de Glasgow así que todos a la Plaza Zorrilla que quien no celebra es porque no quiere.
Este es el peor momento que he vivido como aficionado del Real Valladolid. Por culpa de los que venían a profesionalizar el club, a llevarnos a la Champions y a dejar un legado en la ciudad hemos tocado fondo. Y lo peor es que eso no significa que no podamos seguir cayendo.
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