Setas ilustradas

La Universidad de Valladolid estableció hace cuatro años en el campus palentino de La Yutera la Cátedra de Micología. Según su director, Juan Andrés Oria de Rueda, se quiso impulsar el estudio de los hongos en la provincia, acercándolos al ciudadano y divulgando un conocimiento práctico. Más allá de la vertiente culinaria de las setas, pretenden que la gente esté informada del patrimonio natural que representan, su condición de recurso económico para numerosos enclaves o el valor saludable de los hongos medicinales.

El experto sostiene que la amplia superficie del entorno de la Montaña Palentina y la menor concentración de recolectores lo convierten en un lugar atractivo. A fin de rentabilizar el tirón de la micología, esgrime la posibilidad de descubrir los puntos de interés de la comarca, al tiempo que se practica este hobby. El cobro por extraer hongos en determinados lugares lo encuadra, de hecho, en la intención de poner freno a la recolección masiva con intereses mercantiles, promoviendo un desarrollo sostenible de los ejemplares.

Destacan las angulas de monte (Cantharellus lutescens) y las trompetas (Cantharellus tubaeformis), a finales de otoño, y la seta de marzo, a medida que asoma la primavera. Con el cambio de estación, brotan en los pastizales los perrechicos, conocidos como blanquillas en la zona, y, más tarde, los rebozuelos. Un dato curioso es que en verano muchos aficionados consultan en los servicios meteorológicos los puntos que han registrado tormentas para aprovechar los golpes de hongos que acontecen días después, y así recoger ejemplares de Amanita caesarea y Boletus aereus, edulis y reticulatus.

Además del trabajo que desarrolla la universidad, existe una importante actividad asociativa que ayuda a promover la pasión por la micología. El colectivo Regius edita un boletín bianual con una gran vertiente divulgativa que incluye imágenes al microscopio de los hongos. También alcanzaron un acuerdo con negocios de la ciudad de Palencia para proyectar en unas pantallas parte de su colección fotográfica.

Su actividad está muy enfocada en crear afición entre los más pequeños, a quienes alertan, en primer lugar, sobre los hongos venenosos, e imparten charlas en la capital y los pueblos, donde aspiran a combinar sus conocimientos técnicos y los años de experiencia de los recolectores veteranos. Asimismo, planifican varias salidas, como la de Lebanza, que permite a las distintas generaciones intercambiar impresiones sobre el terreno.