El Padre Ángel pide en Palencia más diálogo y amor para mejorar el mundo
El creador de Mensajeros de la Paz conversa en La Salle con los alumnos de Bachillerato, dentro de la actividad de innovación y comunicación del centro
Rememora a su maestro Leandro y los regalices con los que les premiaban en clase al hacer las tareas bien. Reconoce que le quedó letra de médico, a pesar de no serlo, y que cree que el motivo es que siempre ha sido muy nervioso. Decenas de alumnos de La Salle le escuchaban este viernes en silencio, con los ojos fijos en el escenario donde estaba el Padre Ángel García, el fundador de Mensajeros de la Paz en 1962, entidad que ya trabaja en 75 países. Recién llegado del Líbano, donde había estado con el Papa León XIV, acudió al centro palentino para conversar con los alumnos de Bachillerato sobre la importancia del diálogo.
La IX Gala I+C, sobre la innovación y la comunicación, tuvo este viernes un invitado de lujo, de los que gusta escuchar horas y horas. «Hoy es un día muy especial, tenía muchas ganas de venir aquí. Sigo siendo el mismo niño que, con 7 años, iba al colegio de La Salle en Asturias», afirmaba ante los alumnos palentinos.
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La innovación y el compromiso del Padre Ángel llegó con la emblemática Iglesia de San Antón en Madrid, abierta 24 horas del día, símbolo de hospitalidad y refugio. «Nadie mejor que él representa el lema de este curso de La Salle, que es 'De compromiso en compromiso'», explicó el director del centro de Palencia, Juan Antonio Rojo.
Subrayó la falta de comunicación (uno de los temas que se trataban en la jornada) en el mundo. «Los gobernantes internacionales y nacionales tienen que aprender a escuchar. Estaría bien que ellos escuchasen sobre todo el clamor de que no es posible que sea cierto que haya guerras, que no sea cierto que haya muertes. Mientras el mundo no sea capaz de escuchar y no seamos capaces de que estos líderes internacionales nos escuchen o se escuchen entre sí, no habrá paz en el mundo», reclamó.
Sus palabras no se quedaron en los problemas bélicos que azotan el mundo y se fue a lo particular, a lo que se puede aprender en un aula, en un patio de colegio o en cada casa. «El mundo está falto de amor y de cariño. Este mundo está falto de gente que bese y que abrace. Nos preocupamos mucho de que haya farolas, de que haya belenes, de que haya aves, pero no nos hemos preocupado de que la gente se quiera, y eso se aprende en casa y en los colegios», subrayó.
Otro mal que azota al mundo, sin pistolas ni ataques, es la soledad no deseada. «La cura de la soledad es la compañía y el amor. Lo que hoy necesita este mundo es que nos queramos y que nos dejemos querer. Hay muchas comunidades vecinales que no se conocen entre ellos y hay muchos hombres y mujeres que no se dan los buenos días o las buenas noches», añadió.
Tras la entrevista inicial al Padre Ángel por parte de los estudiantes, los alumnos que habían realizado las charlas mejor valoradas de Bachillerato expusieron en directo sus propuestas ante el resto de compañeros, docentes y familiares.
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