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LAURA LINACERO
Palencia
Jueves, 14 de octubre 2021, 07:11
La ficción y la realidad se entremezclan en una comedia donde el paso del tiempo se impone como nexo. Una obra de teatro que divaga ... entre el disfrute de la vida y de la soledad a través de las historias de dos amigos que vivirán con dos completas desconocidas las sacudidas vitales que llevan a la madurez. Definida por Juanjo Artero como «el vino perfecto para empezar la vuelta a la normalidad», se estrena una obra de teatro que trae de nuevo a Palencia al actor. En esta ocasión, como Andrés, un actor fracasado que hará de una despedida de soltero una oportunidad para afrontar la segunda mitad de su vida. Convencido de haber vivido muchas vidas, el actor destapa los secretos de su éxito profesional que inició con tan solo 14 años en la serie 'Verano Azul'. Junto a Patxi Freytez, Ana Villa y Miriam Cabeza, protagoniza la versión teatral de la novela 'Entre Copas', que se estrena hoy jueves, a las 20:30 horas en el Principal.
–En la obra de teatro se plantea el dilema interior por el paso del tiempo, ¿es una preocupación innata en el ser humano?
–Es normal preocuparse por ello. En concreto, los cuatro personajes de la obra están en un momento de cambio viviendo lo que creen que es la última oportunidad. Yo creo que es inevitable, incluso desde niño empiezas a ser consciente de ese crecimiento y ese camino se produce también cuando eres adulto. Observas ese paso del tiempo y lo asumes… Otra cosa es que te martirices por ello, peor es no cumplir años que ver cómo evolucionas.
–Hay veces que nos comportamos como si la vida se acabara a partir de una edad y ahí comienzan las crisis existenciales, ¿es un error vivir poniendo como meta unos años?
–La vida es el camino que llevas hasta llegar al final, diríamos eso de 'caminante no hay camino, se hace camino al andar'. Lo importante es disfrutar de ese recorrido y aunque eches la vista atrás, tienes que tener puesto el foco en el futuro. Nunca es tarde para nada porque cada edad tiene distintos deseos, miedos y prioridades. Por ejemplo, cuando eres joven y te dicen que la salud es lo más importante, no te lo tomas en serio, luego empiezas a ver esa importancia.
–La juventud perdida es otro de los grandes puntos que se abordan en 'Entre Copas'. Con una vida profesional que inició de forma tan temprana, ¿ha tenido alguna vez esa sensación?
–Que va, yo tengo la sensación de haber vivido todas las etapas de mi vida. Cuando comencé, tenía 14 años, y lo recuerdo como una etapa muy bonita de la que aprendí muchísimo. No he sido un niño que le hayan arrebatado esa juventud por trabajar como hemos escuchado a veces. Yo pedí a mis padres que me dejaran hacer esa serie porque ya quería ser actor y creo que no les fallé. Me gusta sacar jugo a la vida, y eso es algo que he hecho siempre e incluso esta profesión me ha permitido exprimirlo al máximo.
–Durante su carrera como actor ha tenido picos de mayor fama y otros momentos algo más tranquilos. ¿En esas etapas le han sacudido las crisis existenciales?
–Obviamente hay ciertos momentos de angustia, y ahora le diría a ese yo preocupado que todo llega, que tienes que vivir tu momento, aunque eso lo aprendes con el tiempo. Al principio de mi carrera echaba de menos el equipo, los rodajes que de repente se cortan... No pensaba tanto en el futuro profesional, sino que tenía esa ansiedad por seguir haciendo cosas. Aunque es verdad que la tranquilidad también es muy buena para vivir asentado, y es algo que aprendes a base de fracasos y con la experiencia.
–Ahora después de tantos años, ¿sigue manteniendo esa ilusión por iniciar proyectos nuevos?
–Hace tiempo que ya me conformo, aunque un nuevo estreno es siempre una ilusión, como una nueva vida. Sobre todo, en los proyectos largos como 'El comisario', donde ves crecer a tus compañeros, algunos que entraron siendo niños y se casaron, forman parte de una etapa muy importante que luego echas de menos, aunque aparezcan nuevas ilusiones. Sin embargo, doy gracias a la vida por mi profesión y aunque no tengo ni mucho menos la sensación de haberlo hecho todo, sí que estoy agradecido por haber podido disfrutar tantos años de ello. Pero ya me conformo, a pesar de todo lo que me queda... espero.
–Un recorrido largo que ha impactado en distintos públicos. Las generaciones algo más veteranas le recuerdan por 'Verano Azul', y la gente más joven por su papel como capitán en 'El Barco', ¿Son sensaciones distintas?
–Sí, claro, aunque con ciertas similitudes a pesar de los años. 'Verano Azul' era una serie familiar pero que volvía especialmente locos a los adolescentes y a los niños. 'El Comisario', era un público más adulto y cuando volví con 'El Barco' era de nuevo un público adolescente que ya se me había olvidado. Ahora en 'Servir y Proteger' se asemeja un poco a un rango más mayor, que es precisamente el que suele asistir a los teatros. De eso se trata, de ir trabajando y no pensar que tienes nada hecho. Aunque es cierto que después de tantos años se vive con más serenidad porque conoces a ese público y aprendes a dejarte guiar por él.
–En el teatro es más fácil impregnarte de la respuesta del público y jugar con ello, ¿no es así?
–El teatro es magia y sabes que lo que está pasando en ese momento es para ti, y cuando acaba ya está, con todo lo que conlleva. El teatro es muy agradecido y sobre todo en comedia, que el ambiente es más susceptible a ello, en la tragedia resulta más complicado.
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