Luis Piedrahita. El Norte

Luis Piedrahita | humorista y mago

«Ojalá hubiera muchas más 'Palencias' esparcidas por el mundo»

Es uno de los rostros más populares de la televisión, pero también uno de los humoristas más reconocidos de las últimas dos décadas

Jose Rojo

Palencia

Lunes, 1 de septiembre 2025, 09:55

El polifacético Luis Piedrahita (humorista, escritor, mago, guionista, director de cine, colaborador de radio y televisión…) regresa un año más a su querida Palencia de ... la mano del teatro Ortega. Esta vez, en la festividad del patrón –2 de septiembre– con dos sesiones (18:00 y 21:00 horas) para presentar su nuevo espectáculo: 'Apocalípticamente correcto'. «Un monólogo de mucha risa. El más divertido que he hecho hasta la fecha. Y no lo digo yo, lo dice también mi madre. Es un humor tan fino y tan blanco que casi podría esnifarse», como así lo describe este coruñés (1977), uno de los primeros monologuistas que triunfó en nuestro país desde su debut en un teatro, hace ya veintiséis años.

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–Es uno de los asiduos de la programación que teje la gerencia del Teatro Ortega durante las fiestas de San Antolín. ¿Ha forjado con la familia Margareto una relación que va más allá de lo estrictamente profesional?

–Palencia en fiestas es una maravilla. Son ya varios años de tradición visitando los Ortega, a San Antolín y a los Margareto. Recuerdo la primera vez que fui a comer con los Margareto, cómo olvidar aquel menú. De primero: menestra de palomitas de maíz, de segundo: palomitas de maíz en escabeche con pisto de palomitas de maíz y de postre: helado de palomitas de maíz. ¡Quién no iba a querer volver!

–¿Las actuaciones en Palencia le han permitido conocer la ciudad y disfrutar de San Antolín?

–En esta ocasión traigo un espectáculo completamente nuevo, con humor y un poquito de magia, así que no voy a tener mucho tiempo para visitar la ciudad. Sin embargo, siempre intento dar un paseo por mi Palencia querida y verla sonreír. Palencia, en fiestas, es una ciudad que sonríe y, luego, cuando se mete en el teatro, es una ciudad que carcajea.

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–¿Cómo le reciben los palentinos?

–Estupendamente bien. Ojalá hubiera muchas más 'Palencias' esparcidas por el mundo: dos en Canadá, cuatro en la India, tres en Italia, cuatro en Brasil, una en el Vaticano –ésta iba a tener que ser una Palencia pequeñita porque el Estado Vaticano no es muy grande, pero yo creo que estarían encantados–. Tendrían que existir 'Palencias' por todo el mundo; ¡hay que compartir! Tenéis mucha suerte, pero es un poco egoísta que la única Palencia que haya en el mundo esté aquí, en Palencia.

–¿La reacción de los espectadores varía mucho de unas provincias o regiones a otras?

–No cambio el show de una ciudad a otra y la reacción suele ser muy parecida, aunque aún no lo tengo muy medido ya que, como te he dicho, éste es un show completamente nuevo. De todos modos, estoy seguro de que la reacción de los palentinos será como la de otros años: sincera, generosa y exigente.

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–¿Y le ha sorprendido la respuesta de los asistentes a sus shows en sus exitosas giras por Latinoamérica?

–En Hispanoamérica sí que he tenido que cambiar algunas partes del show. No mucho, sólo algunas palabras para que se entienda lo que uno quiere decir. Ya sabes que allí hay palabras que no se pueden decir. En Argentina no puedes 'coger un taxi' sin que la gente te mire raro o ir a un casting a ver si te 'cogen'. Le han cogido manía a la palabra 'coger'.

–Recala este año en Palencia con 'Apocalípticamente correcto'. ¿De qué va este espectáculo?

–Es un monólogo de mucha risa. El más divertido que he hecho hasta la fecha. Y no lo digo yo, lo dice también mi madre. Es un humor tan fino y tan blanco que casi podría esnifarse. Es un monólogo rebozado con la harina fina del ingenio, el pan rallado de la ironía y un huevo de conocimiento. Pero ya sé que decir todo eso y no decir nada es muy parecido. Sí me preguntas de qué va el show, te diré que 'Apocalípticamente correcto' es un show que habla de los dos motores que nos mueven a hacer cosas; el miedo y la esperanza.

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–¿Hasta dónde llega su incorrección en su día a día?

–Poco. En mi opinión, la incorrección está sobrevalorada. Antes sí tenía cierto valor, ahora es de horteras. Para mí, ahora mismo, la auténtica transgresión es la belleza. Es con lo que nadie se atreve. La belleza es lo realmente difícil, es el gran misterio. Eso de insultar, atacar, destruir… no tiene ningún mérito. Solo te diré que 'Apocalípticamente correcto' es un show tan trasgresor que por mucho que lo intenta no consigue ofender a nadie.

–A tenor de sus diversas escénicas, ¿su creatividad le permite dormir a pierna suelta?

–Es lo que mejor hago: dormir a pierna suelta, pero de eso no habla nadie.

–Usted se proclamó ganador del primer concurso de monólogos de 'El club de la comedia, hace veintiséis años. ¿Cómo lleva este título y cuánto ha cambiado desde entonces?

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–Han cambiado muchas cosas. Para que te hagas una idea, la grabación de esa actuación la tengo en VHS y el premio me lo pagaron en pesetas. Han cambiado muchas cosas, sobre todo yo. Sigo intentando hacer cada día mejor el humor que más me gusta: el humor de la imaginación, el humor cercano a la poesía… Son veintiséis años removiendo el mismo chocolate, pero ha pasado tanto tiempo que el que lo remueve ya es otro.

–¿Quién le hace reír?

–Muchas cosas. Sobre todo, las que no pretenden hacer reír.

–También atesora el premio al evento de ilusionismo más relevante del mundo, el denominado 'Nobel de la Magia', que le concedió la Academia de las Artes Mágicas de Hollywood en 2017. ¿Los magos nunca aparcan el oficio?

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–La magia es un arte bellísimo que permite hacer posible lo imposible. ¿Cómo va uno a aparcar ese oficio? Sería como tener una máquina para hacer feliz a la gente y apagarla. En este show hago solo un juego de magia, pero es uno de mis juegos favoritos. Es un momento memorable dentro del show.

–Después de labrarse una ovacionada trayectoria, supongo que ya no será un soñador en el ámbito laboral… ¿O le queda algo pendiente por hacer ?

–Como te decía antes, son ya veintiséis años removiendo el mismo chocolate. Mi única aspiración es moverlo cada año un poquito mejor. Espero que San Antolín y tlos palentinos sean testigos de ello.

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