En una cañada, sin ropa y junto a un clavo

El lugar del hallazgo fue la cuneta izquierda del camino denominado Galindo, que linda con la tierra de labor ubicada en el paraje El Moral, en una parcela del polígono de Villada, y el hombre, cuando vio que era una calavera, empezó a escarbar con una navaja y asomaron la mandíbula y unos dientes, por lo que llamó a la Guardia Civil.

Hasta el lugar se trasladaron componentes del Equipo de Laboratorio de Criminalística de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Palencia, así como del Equipo Territorial de Cervera de Pisuerga, que tomaron declaración al hombre y se entrevistaron con el alcalde de Villada, Manuel Gañán.

El regidor les refirió que en el plano más antiguo que se conserva en el Ayuntamiento, del año 1931, por la zona del hallazgo discurría una cañada denominada en el plano 'cañada de ganado', si bien con la concentración parcelaria efectuada en 1988, esta desapareció. También señaló que, por la tradición oral popular, se conoce que por esta zona habría habido una villa, si bien no hay datos documentales sobre ello, y que por la zona de Villamuza (paraje cercano al lugar del hallazgo) y la zona cercana al río de la localidad, se han realizado trabajos arqueológicos.

En su informe remitido al Juzgado de Instrucción Número 3 de Palencia, la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil explica que no se ha determinado ni la edad ni el sexo del cuerpo esqueletizado encontrado, que mide 1,50 metros desde la parte superior del cráneo a la zona determinada como talón del pie. También que no portaba ningún objeto ni vestía ropa alguna, y que cerca del cráneo se halló un clavo de pequeñas dimensiones que presentaba «color verde y quebradizo».

«No se han encontrado en el lugar prendas, tejidos o fibras; calzado o partes del mismo; botones, hebillas o cualquier efecto metálico, de plástico o de otro material que pudiera provenir de prendas de vestir; anillos, pulsera ni cualquier efecto personal; prótesis, y partes o trozos de madera provenientes de un ataúd o caja», precisa el informe de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Palencia.

El cuerpo se hallaba en el lateral o pendiente adyacente a la tierra de labor, a 0,55 metros de la parte más profunda de la cuneta o drenaje, y sin realizarse ningún trabajo afloró de la tierra parte del cráneo, los huesos cúbito y radio de ambos antebrazos y la tibia de la pierna derecha. Asimismo, al lado del camino había depositados varios fragmentos de huesos del cráneo. La tierra situada por encima y por debajo del cuerpo presentan las misma características, «incluso de compactación», añade el informe.

El cuerpo estaba totalmente horizontal en posición de decúbito supino, con la cabeza orientada hacia el oeste y los pies, al este, y la mandíbula apoyada en la columna vertebral. El brazo izquierdo (húmero), paralelo al tronco, y los antebrazos (cúbito y radio), cruzados sobre el abdomen. La mano derecha (carpo, metacarpo, falanges), colocada a la altura de la cadera izquierda (pelvis) y la pierna izquierda (fémur, tibia, tarso y metatarso), extendida, sin flexiones.

No se observó a la retirada del esqueleto ninguna fractura en la bóveda del cráneo, y con los trabajos de desenterramiento se pudo comprobar la gran fragilidad de los huesos, algunos de los cuales se fragmentaban al ser retirados, razón por la que el forense supone que son más antiguos que los que pudieran corresponder a María López, pero serán los exámenes del genoma del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil los que determinen si son o no los de la nonagenaria.