Los camioneros de Palencia homenajearán este sábado a su patrón, San Cristóbal
La tradicional misa, el desfile de camiones y el homenaje a los jubilados marcan un fin de semana de encuentro y reivindicación para un sector esencial
Los camiones desfilarán por San Cristobal, aunque cada vez cueste más arrancarlos. No por averías ni falta de ganas, sino porque los tacógrafos digitales y ... las estrictas normativas sobre tiempos de descanso han convertido en dilema lo que antes era fiesta. «Si sacas el camión, por muy simbólico que sea, ya estás rompiendo el descanso», lamenta Óscar Baños, presidente de la Asociación de Empresas de Transporte de Palencia (Aempatra). Y eso puede costar caro, sobre todo si el lunes toca cruzar la frontera y explicarle a un gendarme que el contador marcaba fiesta patronal.
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Aun así, el sector resiste. Y este sábado, como cada año, los transportistas de la provincia rendirán homenaje a su patrón con los actos tradicionales: misa en Campos Góticos, desfile por las calles de la ciudad y un sencillo vino español para los asociados. Un espacio para verse las caras, compartir conversación sin volante de por medio y brindar por lo mucho que todavía queda por recorrer.
«Es un día para contarnos un poco, echarnos unas palabras y ver el vaso medio lleno», resume Baños, consciente de que San Cristóbal es casi el único momento del año en que el sector puede detenerse sin que eso suponga una amenaza al negocio.
El domingo será el turno de los más veteranos. Se celebrará una comida y el homenaje a profesionales que han pasado más de media vida en la carretera. Se les entregaran unas placas de reconocimiento, en un gesto sencillo pero cargado de simbolismo. «Creemos que es algo bonito y que hay que seguir manteniendo», asegura Baños. Porque en un gremio en el que cada vez cuesta más encontrar quien quiera subirse a la cabina, mirar hacia atrás y reconocer a quienes se bajan definitivamente del camión tiene un valor especial.
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La celebración llega en un momento especialmente delicado. La falta de relevo generacional, los altos costes operativos, el estancamiento en la electrificación de vehículos pesados y una normativa cada vez más exigente hacen que el oficio pierda atractivo para los jóvenes. Aun así, como insiste Baños, «el transporte no se va a parar, porque somos los que movemos absolutamente todo. Pero hay que mimar a los conductores, o un día se notará la falta».
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