La vejez, comprensión de la vida
El tiempo que conduce a la vejez desde la juventud está entretejido de diversas secuencias de planos, en los que solamente cambian los rostros de la vida, oxigenada por los ciclos de la muerte
La vejez liquida la salud y familiariza la mente con la muerte, pero condición inevitable de la vejez es acomodarse al olvido; tanto al ajeno ... como al propio. El cerebro desnuda la vejez y ésta huye de aquél bajo la égida caprichosa de la memoria y el imperio del olvido .Es la debilidad de la voluntad la que reblandece el cerebro; leer menos, pensar menos, hablar o callar sin sentido, gritar sin razones. Mientras tanto, aquí seguimos esperando la última ola, el definitivo rayo de luz, el postrero aliento. Aquí seguimos esperando la última o primera oscuridad.
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El tiempo que conduce a la vejez desde la juventud está entretejido de diversas secuencias de planos, en los que solamente cambian los rostros de la vida, oxigenada por los ciclos de la muerte. La bella juventud no puede ser pasto de ninguna filosofía vitalista o escéptica, el esplendor declina al ser analizado e interpretado. Sólo vivirlo y observar su vida lo eterniza. El joven no conoce el miedo al futuro puesto que no existe, y si fuera ya un presente disfrazado, prefiere a éste.
A la edad avanzada el humano debe despreciar el miedo, la ancianidad no es un estado peligroso, un riesgo de vida, es la comprensión exacta de lo que es. Suele creerse que el cerebro no nos deja pensar en la vejez, pero tal vez no sea cierto, solo se niega a pensar en cosas que ya fueron infinitamente pensadas.
Cuidar a los ancianos no es un acto de conmiseración, solo un acto de fe en la vida.
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