Centro de acogida a inmigrantes de Pozuelo. Tania Sieira

Algún día se preguntarán qué nos pasó

Nada hay más contagioso que la locura

Tomás Val

Valladolid

Jueves, 4 de septiembre 2025, 07:39

Baudelaire, en 'Las flores del mal', nos dice que el odio es un borracho en el fondo de la taberna que constantemente renueva su sed ... con la bebida. Y en esas andamos los europeos, los americanos, los españoles, alimentando una sed insaciable que nos dejará el paladar lleno de sal y el alma llena de mierda . Oigo por todos los lados que hay que echar al emigrante, cazarle, expulsarle, eliminarle… No olvidemos, creo que fue Aristóteles, que el odio exige la desaparición física del objeto odiado. Cuando odiamos, queremos la muerte del antagonista. Ojalá pase mucho tiempo hasta que algún loco mate a un chaval de un centro de acogida, a un emigrante, a un pobre.

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Nada hay más contagioso que la locura. Lo vimos en los años treinta y lo vemos ahora en EE UU. Decimos que Trump está loco sin llegar a la conclusión de que sus ochenta millones de votantes también lo están. Alemania, Austria, Japón, muchos italianos, se volvieron locos y cooperaron con el genocidio de Hitler. En toda Europa, en España, crecen los partidos de ultraderecha, los nuevos nazis que llaman a la caza de Menas, al hundimiento de barcos de ayuda, al cierre de centros de menores, a la protección armada de las fronteras. Veremos locuras, participaremos de locuras, el mundo se irá a la mierda por un tiempo y las generaciones futuras se preguntarán qué nos pasó, qué absurda sed nos llevó al fondo de la taberna para consumir infamia tras infamia, rencor tras rencor. Qué les pasó a los alemanes; qué les pasa a los yanquis, a los argentinos, a nosotros… ¿Qué le pasa al señor Feijóo, que levanta la mano para pedir nuevas rondas de rencor?

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