Aspecto actual de la cuenta de Twitter de Donald Trump.

'Silenciar presidente', clic

«Los dueños de la palabra son empresas opacas que deciden quién tiene derecho a publicar qué cosas»

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 10 de enero 2021, 07:34

Cuatro años de bocachanclismo tuitero se cerraron de golpe con dos pulsaciones de teclado. Twitter y Facebook, en un alarde de hipocresía, silenciaron escandalizadísimos la ... cuenta de Donald Trump, al que le quedan dos ratos como presidente de Estados Unidos. Ahora. De haber querido, podían haberlo hecho antes, pero es muy duro enfrentarse al presidente de una potencia mundial aunque seas una multinacional que escruta las interioridades de miles de millones de personas a través de sus aplicaciones. Y además con todos los permisos concedidos por los propios vigilados, atacados por la pereza de no leer las condiciones de uso y porque «qué van a querer de mí estos tíos, si yo no soy nadie».

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«Ataque a la libertad de expresión», clamaron algunos rápidamente.

Y esa, precisamente, es la cuestión.

Twitter, como Facebook, como Google, como todas las aplicaciones que han absorbido o creado durante estos años, son empresas privadas. Su monopolio sobre nuestras rutinas es tan grande que les hemos otorgado un poder desmesurado. ¿El mejor ejemplo? Trump 'el temible' de pronto se ha quedado mudo. Ahora, si quiere seguir con su discurso atronador, tendrá que publicar su propio blog, o una web, o recurrir a los medios de comunicación tradicionales, que no están muy por la labor tras 'lo' del Capitolio.

Los dueños de la palabra son empresas opacas que, además de jugar con nuestros datos, deciden quién tiene derecho a publicar qué cosas. No soy pro-Trump y me indignan los bulos y la facilidad con que se propagan. Pero se me atraganta que aquellos que se han beneficiado de los tumultos que arrastraba el loco de la Casa Blanca se hagan pasar ahora por guardianes de la pureza.

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