Una semana después de las elecciones
La carta del director ·
«Parece claro que tendremos un gobierno de coalición entre PP y Vox en el Colegio de la Asunción. A no tardar»Una semana después de las elecciones autonómicas en Castilla y León, y sobre todo después de que el reactor nuclear de Génova explotara y ... esparciera material político radiactivo en todo el Partido Popular por el choque entre Pablo Casado y Díaz Ayuso, parece claro que tendremos un gobierno de coalición entre PP y Vox en el Colegio de la Asunción. A no tardar.
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Lo expresa con claridad y sencillez Santiago Abascal en la entrevista que ha concedido a este diario y hoy publicamos: el PP puede gobernar con Vox o con el PSOE porque ellos, los procuradores de Juan García Gallardo, descartan la abstención. Por tanto, antes del 10 de marzo, cuando se constituyan Las Cortes y deba elegirse una Mesa de Gobierno y pactar una Presidencia, Mañueco ya deberá haber decidido si se apoya en el PSOE o en Vox. Y con qué margen de maniobra. Porque la tercera vía es la repetición de elecciones, tan envenenada ahora mismo que el jueves la rechazaba de plano el propio Mañueco: imposible. Sería un suicidio. A nadie se le escapa, después de la masacre vivida esta semana en el seno de la formación azul, que un regreso a las urnas en julio comprometería seriamente la ajustada victoria que a duras penas, con 50.000 votos menos que en 2019, obtuvieron los populares el pasado 13 de febrero.
Por tanto, lo que tendría que acelerarse es la dinámica de negociación entre PP y Vox para que pronto pueda formarse un gobierno –que los verdes reclaman con menos consejerías, por cierto– que antes de verano presente unos nuevos presupuestos regionales. Resuelto además que Mañueco solo podrá asociarse con Vox en términos semejantes a como lo hizo con Ciudadanos en 2019, salvo que Abascal nos haya mentido en la entrevista y al final ceda –cosa harto improbable– a ese deseado pero imposible gobierno en solitario del presidente en funciones, la incógnita va a ser cómo conviven verdes y azules bajo un mismo paraguas de gestión y acuerdos. Ahí estará Mañueco, heredero del «izquierdista» Juan Vicente Herrera, como lo tildan desde Vox, firmando y defendiendo políticas procedentes de la derecha de su derecha. Y ahí tendrá que aguantar Vox recibiendo el chaparrón de la crítica pública o social cada vez que la actuación de sus altos cargos pise callos, rompa alguna cosa o cometa errores. Todos los cometemos. Gestionar funcionarios, presupuestos y otras cuestiones administrativas exige paciencia y templanza. Y apartarse de posturas radicales. Mi pronóstico es que Vox calmará su ardor y, sin duda, se moderará.
Porque por delante queda un año hasta las elecciones municipales. Incluso puede que en medio Pedro Sánchez adelante las generales. Casado y Ayuso lo están pidiendo a gritos… Esa agenda electoral estará protagonizando necesariamente el horizonte estratégico de las principales fuerzas políticas de la comunidad. De una parte, PP, PSOEy Vox han comprobado hasta qué punto el poder político de esta comunidad se asienta en lo que representan ámbitos municipalistas, capitalinos y provinciales. Y de otra, el adelanto electoral del 13 de febrero ha desacoplado los ritmos y tiempos políticos y con ello nuestra dirigencia va a despistarse mucho más que antes. Porque a partir de ahora, si no piensan en unas urnas, pensarán en otras o en otras... Además para Vox es vital llegar a mayo del 2023 habiendo demostrado que no es una amenaza para la normalidad democrática, social, económica o empresarial de la comunidad, que su derechismo rampante puede ser exagerado en ocasiones, efectista, simbólico o rupturista, pero digerible. Si lo logra, y además lo hace compartiendo Ejecutivo autonómico con su principal adversario, codo con codo en el Consejo de Gobierno, lo cual será también inédito en Castilla y León, quizás alcance a pilotar alguna diputación o ciudades importantes. O quién sabe si más...
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Este gobierno regional será tremendamente estable. Durará cuatro años, a no ser que se desate la tercera guerra mundial o nos invada una comunidad alienígena. Mañueco ha quedado escarmentado del adelanto electoral. Y en fin, no será fácil que Vox cuente con socios en una moción de censura. Cuatro años.
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